SOS Rinconcillo
Tribuna de opinión
El autor defiende que los ciudadanos no tienen que estar lanzando un SOS para el desarrollo de proyectos como los diques para la playa algecireña, como si de un favor se tratase
La naturaleza es un bien muy preciado para todo ciudadano. De hecho, la RAE la define como “principio generador del desarrollo armónico y la plenitud de cada ser”. Y en Algeciras contamos con algún que otro entorno natural privilegiado que nos hace únicos, como la playa de El Rinconcillo. En estos momentos, su subsistencia está amenazada por una sencilla razón: la falta de arena.
Durante muchos años, los usuarios de la playa -entre los que me incluyo- esperamos una solución que pasa por la construcción de unos diques de contención y un proyecto de regeneración del arenal. Sin embargo, la pérdida de arena sigue sin frenarse ante el basculamiento que sufre la playa, reiterado en el tiempo. Tampoco debe olvidarse el delicado enclave que tiene, colindante con un gigante como el Puerto de Algeciras. Esta circunstancia explica la existencia de otro factor de riesgo que puede no contribuir a la regeneración, como es el crecimiento económico y la generación de riqueza en torno al Puerto y sus necesidades logísticas.
Me parece muy loable la labor que viene ejerciendo en los últimos años la plataforma Salvemos El Rinconcillo, sobre todo porque con sus protestas está despertando de la tradicional zozobra y conformismo habitual a los algecireños y destacando la importancia de este espacio natural por su valor y extensión, llegando hasta la marisma del río Palmones.
Aunque la ciudadanía está despertando del letargo, la pelota está en el tejado de las instituciones que nos representan, en especial de la Demarcación de Costas, organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Desde el sentido común y la lógica, entiendo que en España hay muchos problemas relacionados con la naturaleza que nos están azotando, con los incendios ocupando la mayoría de las portadas de los medios de comunicación en esta época estival. Pero, la tierra que me vio nacer y el Campo de Gibraltar en su conjunto no merecen ser de forma continua la cenicienta del cuento. En definitiva, los ciudadanos de esta tierra no tienen que estar lanzando un SOS para el desarrollo de las tareas esenciales y el mantenimiento de los servicios públicos, como si de un favor se tratase.
Incluso la propia frase de las camisetas de la plataforma lo explica: “Playa El Rinconcillo, la mejor del mundo”. Sin duda alguna, El Rinconcillo es la mejor playa del mundo por muchas razones que escapan de las evidencias técnicas y objetivas. Esta playa significa para muchos un espacio de familia con letras mayúsculas y un lugar de momentos memorables, destacando la romería marítima celebrada hace unos días o el rodaje de películas como El Relicario, con el maestro Miguelín como protagonista y Carmen Sevilla.
Con anterioridad, Algeciras ya perdió la playa de Los Ladrillos, que ya forma parte del recuerdo y la memoria. Obviamente, hay muchos aspectos y factores que deben ser preservados porque son importantes para todos (como la economía), pero El Rinconcillo es aún uno de esos tesoros de nuestra ciudad. ¿Los algecireños estamos dispuestos a perderla? Mañana puede ser tarde. Sed felices.
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