Estampas de la Historia del Campo de Gibraltar

Las puertas de Algeciras medieval (siglos XII-XIV)

Grabado inglés de principios del siglo XVIII. Con la letra A, la torre marítima; con la B, la Coracha; con la C, la Puerta de la Coracha y con la D, el foso defensivo.

Grabado inglés de principios del siglo XVIII. Con la letra A, la torre marítima; con la B, la Coracha; con la C, la Puerta de la Coracha y con la D, el foso defensivo.

En la Edad Media las puertas de ingreso a las ciudades tenían, como principal cometido, comunicar a sus moradores con el campo exterior y permitir la entrada controlada de forasteros. Una segunda e importante función era la de servir de aduana (pago del portazgo) en la que se apostaban los funcionarios del almotacén encargados de controlar a la gente foránea e inspeccionar las mercancías que los mercaderes portaran, cobrando el impuesto correspondiente. Pero, al mismo tiempo, las puertas de ingreso a las ciudades representaban los puntos más débiles de los recintos defensivos y había que dotarlas de recursos (puertas de aparato) para hacer desistir al enemigo de atacarlas, como barbacanas, fosos, pasadizos acodados, patios interiores o vanos muy estrechos y desenfilados.

Algunas puertas dejaron de ejercer esas funciones al haber sido absorbidas por la expansión urbana, convertidas en meros vanos de comunicación entre barrios interiores o arrabales. Muchas de ellas eran demolidas, junto con el muro en el que se hallaban abiertas, para poder facilitar la relación entre los moradores de dichos barrios y arrabales.

Cuando se trataba de puertas principales y muy transitadas, susceptibles de ser invadidas o atacadas por el enemigo con arietes o prendiéndoles fuego, disponían de buhederas, matacanes o torres albarranas próximas. Nunca faltaba un cuerpo de guardias armados permanente. Todas las puertas de ingreso a las ciudades y, sobre todo, a las fortalezas aisladas, el alguacil las cerraba al llegar la noche y las volvía a abrir al amanecer.

¿Y cuáles eran las puertas que se abrían en el doble recinto defensivo de la Algeciras medieval, uno situado al norte y el otro al sur, y sus características?

En el recinto norte de la ciudad que había sido fundada por los árabes-bereberes en el año 712 se localizaban las siguientes puertas de ingreso desde la zona extramuros: la conocida como puerta de Tarifa (Bab Tarafa); la puerta de Jerez (Bab Sherish) y la puerta del Fonsario o Cementerio (Bab al-Maqabir). Además existían dos puertas que, por sus características y funciones, no pueden ser consideradas de ingreso a la ciudad. Una de ellas era la puerta de la Coracha (Bab Qawraya) y la otra la puerta del Arsenal o de las Atarazanas (Bab Dar al-sina’a).

En el recinto sur, construido por el emir de los meriníes, Abu Yusuf Yaqub, entre los años 1280 y 1285, se localizaban la Bab al-Madina, puerta que comunicaba ambas villas por medio de un puente sobre el río de la Miel y cuya rampa de acceso, desde la orilla meridional del río, se conserva en el conocido como "Patio del Coral"; la puerta de Jerez -mencionada varias veces en la Crónica del rey Alfonso XI- y la puerta de Tarifa, abierta en el ángulo suroeste de la muralla. Es probable que existiera una tercera puerta situada en el tramo de la muralla que miraba al sur, cuyos restos han sido localizados por los arqueólogos en el transcurso de una excavación realizada hace unos años. De las puertas de Tarifa y de Jerez aún no se han hallado vestigios, aunque están bien señaladas en los planos de la ciudad levantados, a principios del siglo XVIII, por el ingeniero militar Jorge Próspero de Verboom.

Las puertas del recinto norte

a.- Puerta de Tarifa (Bab Tarafa): 

Torre de planta rectangular en cuyo interior se abría la puerta de Tarifa de ingreso recto. Vista parcial del Plano de Algeciras realizado en 1736 por el ingeniero Ignacio Sala (Archivo General de Simancas) Torre de planta rectangular en cuyo interior se abría la puerta de Tarifa de ingreso recto. Vista parcial del Plano de Algeciras realizado en 1736 por el ingeniero Ignacio Sala (Archivo General de Simancas)

Torre de planta rectangular en cuyo interior se abría la puerta de Tarifa de ingreso recto. Vista parcial del Plano de Algeciras realizado en 1736 por el ingeniero Ignacio Sala (Archivo General de Simancas)

Se abría en el flanco suroccidental de la ciudad, frente al puente que cruzaba el río de la Miel, donde hoy se halla la plaza Juan de Lima. En ella se iniciaba el "arrecife" que conducía a la vecina ciudad de Tarifa. El estar situada en zona llana y ser de ingreso recto -según los planos de J. P. de Verboom- la convertían en uno de los puntos flacos de la cerca, de ahí que Alfonso XI llevara a cabo en su entorno algunas acciones ofensivas durante la campaña de 1342 a 1344. Se la menciona en la Crónica de este rey con ocasión de una "celada" que pusieron los cristianos a los de la ciudad en sus proximidades: (Et mandó el Rey que comenzase la pelea con los Moros... ante la puerta que dicen de Tarifa). Al-Himyari, en el silgo XIV, la llama Bab Hamza. Debe ser la puerta que fue parcial o totalmente reformada en 1315 por el emir Abu Sa‘id, según refiere el cronista Ibn Abi Zar’. Esta remodelación debió convertirla en un verdadero arco de triunfo de ingreso recto, con unas dimensiones de 26 x 17 metros, situado entre las dos villas, frente al puente y en una de las zonas más transitadas de la ciudad. Se la menciona, también, en los Miráculos Romançados, escritos por Pero Marín en 1283, cuando narra la huida del cautivo Domingo Bono diciendo que "vinieron a la puerta de Tarifa y la hallaron abierta". También cuando, en su huida, Domingo de Soria y otros cristianos "vinieron a la puerta de Tarifa... y salieron por ella contra la mar". Carecemos, hasta el momento, de evidencias arqueológicas de este ingreso.

b.- Puerta de Jerez (Bab Sherish): 

Torre de planta cuadrada en cuyo interior se hallaba la puerta de Jerez. (Archivo General de Simancas). Torre de planta cuadrada en cuyo interior se hallaba la puerta de Jerez. (Archivo General de Simancas).

Torre de planta cuadrada en cuyo interior se hallaba la puerta de Jerez. (Archivo General de Simancas).

Se hallaba situada en lo más elevado de la escarpadura que presentaba el recinto defensivo en su flanco oeste (confluencia de las actuales calles Ruiz Zorrilla y Alférez García del Valle), donde la muralla hacía un quiebro en dirección norte. Se abría en el seno de un enorme bastión de planta cuadrada cuyo muro oriental compartía con la muralla y el occidental con la barrera o antemuro. Sus dimensiones eran de unos 23 metros de lado. Probablemente el ingreso se articulaba mediante un pasadizo acodado similar al existente en la puerta de la alcazaba de Gibraltar. No sabemos si existía antes del siglo XII, aunque es probable que cuando el ceutí al-Idrisi escribió que "Algeciras tiene tres puertas" se estuviera refiriendo a las de Tarifa, del Fonsario y de Jerez. La Crónica de Alfonso XI la cita a propósito de una "celada" que pusieron los cristianos a los musulmanes. Escribe el cronista alfonsino que (los cristianos) "fueron luego a la puerta de la ciudad que decían los Moros de Xerez". En otro pasaje de la Crónica podemos leer que "los Moros de la villa vieja salieron por la puerta que dicen de Xerez". Y en otro cuando refiere que (los Moros) "les tiraban muchas saetas de la barrera y de la torre que estaba encima de la puerta" (de Jerez). También se la menciona en los Miráculos Romançados cuando el cautivo Aparicio de Marzales "vino a la puerta que dicen de Xerez, y salió por ella". Tampoco se tienen, hasta el momento, evidencias arqueológicas de este ingreso.

c.- Puerta del Fonsario o del Cementerio (Bab al-Maqabir): 

Puerta del Fonsario o del Cementerio, situada en el flanco norte de la ciudad. Con una flecha se señala el estrecho vano para acceder a ella. Puerta del Fonsario o del Cementerio, situada en el flanco norte de la ciudad. Con  una flecha se señala el estrecho vano para acceder a ella.

Puerta del Fonsario o del Cementerio, situada en el flanco norte de la ciudad. Con una flecha se señala el estrecho vano para acceder a ella.

Era, quizás, la puerta principal y más transitada de la población. Estaba situada en el flanco norte, donde hoy se halla la Avenida Blas Infante y el arranque de la Avenida Capitán Ontañón. Daba al cementerio de la ciudad y en ella se iniciaba el camino que conducía a Gibraltar y Málaga. La Crónica de Alfonso XI la menciona en numerosas ocasiones durante el cerco de la ciudad entre 1342 y 1344 con el nombre castellanizado de Fonsario (cementerio). Dice la Crónica de este monarca que "el rey ordenó que los trabucos tirasen al muro de la villa, que es desde la puerta del Fonsario hasta la mar, y señaladamente que tirasen a la torre de esta puerta". Varias intervenciones arqueológicas realizadas entre los años 1996 y 2007 han logrado exhumar un tramo del recinto norte, parte del foso defensivo y de la barrera y la puerta citada, constituida por una formidable estructura adelantada de calicanto con planta en L. Este inexpugnable ingreso, por haber sufrido grandes desperfectos durante el largo asedio cristiano, fue reconstruido y reforzado, lo que impide conocer cómo era la puerta del Fonsario que menciona la Crónica castellana. La actual está compuesta de dos estructuras: una de ellas adelantada de 21,10 metros en su lado mayor y 20 en el menor -la torre con planta en L-, erigida a caballo de la barrera y rodeada por el foso, que contiene en su interior dos patios a cielo abierto comunicados entre sí, y con la liza, mediante tres estrechos vanos. Los muros tienen una anchura que oscila entre 2,95 metros y 2,50 metros. Esta puerta, formada por dos sectores separados -uno de ellos adelantado-, y la existencia de un complejo aparato defensivo (foso flanqueante, barrera, muro diafragma, espacios a cielo abierto y pasos acodados) la hacen prácticamente inexpugnable y un ingreso único en fechas tan tempranas como es mediados del siglo XIV.

d.- Puerta de la Coracha (Bab Qawraya): 

Con la letra A, los restos de la Coracha; con la B, el pasadizo interior para acceder a la torre del Espolón; con la C, la puerta de la Coracha arruinada y con la D, la muralla urbana (Fotografía realizada en 1908). Con la letra A, los restos de la Coracha; con la B, el pasadizo interior para acceder a la torre del Espolón; con la C, la puerta de la Coracha arruinada y con la D, la muralla urbana (Fotografía realizada en 1908).

Con la letra A, los restos de la Coracha; con la B, el pasadizo interior para acceder a la torre del Espolón; con la C, la puerta de la Coracha arruinada y con la D, la muralla urbana (Fotografía realizada en 1908).

Este vano se abría en la coracha marítima existente en el ángulo nordeste del recinto defensivo. Permitía comunicar la zona extramuros con la playa que recorría todo el flanco marítimo de la ciudad. Las corachas eran muros que, partiendo de la muralla principal, la enlazaban con una torre albarrana o exterior (terrestre o marítima) con la finalidad de defender un punto ciego, un manantial situado extramuros o, como en el caso de Algeciras, cortar el paso a posibles enemigos a través de la playa. La puerta de la Coracha era de ingreso recto y estaba constituida por un arco apuntado que se prolongaba, en bóveda, a través del muro de seis metros de espesor que formaba dicha coracha. En el grabado inglés, de principios del siglo XVIII (que se adjunta) se pueden apreciar las ruinas de esta coracha marítima y la torre, mencionada en la Crónica de Alfonso XI con el nombre de "torre del Espolón", que la remataba mar adentro.

La llamada puerta de las Atarazanas (Bab Dar al-sina’a), que se conservó, aunque colmatada por escombros y tierras, hasta el año 1918, conocida, popularmente, como el "Ojo del Muelle", por sus funciones y sus características tan notables y excepcionales (sólo se conservan puertas similares en Málaga y Salé, en Marruecos) merece un nuevo y extenso capítulo.

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