Historias de Algeciras

Decente sepultura (y III)

  • El gran reto para Algeciras en cuanto a visibilizar las libertades de pensamiento sería la construcción del Cementerio Civil

El Ayuntamiento aprobó la compra de terrenos para los librepensadores fallecidos.

El Ayuntamiento aprobó la compra de terrenos para los librepensadores fallecidos.

El ejercicio de libertad de pensamiento en aquella lejana Algeciras no era empresa fácil. Algunas mentes progresistas para la época pusieron en marcha proyectos como la Colonia Armenta, constituida y promovida por el líder del movimiento positivista en nuestra ciudad, Antonio Armenta; siendo el lugar escogido para ubicar la citada colonia, el conocido y bonito paraje de El Bujeo, colindante con el término municipal de Tarifa (Tapia Ledesma, M. Cap. XI. La utopía algecireña. Historias de Algeciras VI. Ed. Imagenta, 2020).

Aquella Algeciras de Armenta, al igual que el resto de España, había de enfrentarse a una sociedad compleja en la que predominaban ejemplos como el que sigue: “Comandancia General del Campo de Gibraltar. Estado Mayor. Sr. Director. de orden del Señor Coronel encargado del mando prevengo á V. de nuevo tenga muy en cuenta no publicar en el periódico de su Dirección noticias relacionadas con las campañas de Cuba y Filipinas, ni ninguna otra que se refiera á este asunto, aunque sean copiadas de otros periódicos; y le recuerdo, que antes de que vean la luz pública […], deben enviar la prueba á esta Comandancia General, como se le tiene ordenado. El Comandante Jefe de Estado Mayor. Manuel Quintero”.

Por tanto, no es de extrañar que el proyecto de Armenta concluyese: “En representación de la Sociedad y Colonia Armenta establecida en Algeciras […] como Presidente y Secretario respectivamente de la misma, dando cumplimiento al Artº 9 de los Estatutos, que recoge: “Al Directorio corresponde cumplir el presente reglamento procurando realizar los fines de la institución […] se compondrá de Presidente, Vice presidente, Tesorero, Vocales y Secretario, cuyos caros entran desempeñando respectivamente los firmantes: Armenta, Morejón, Broto, Pagüe, Andrés, Sánchez y Cabezas. El Presidente, Tesorero y Secretario de común acuerdo asumen la representación de la Sociedad [...] que a la Sociedad y Colonia Armenta corresponde en pleno dominio un rancho que antes fue venta [...] que la referida Sociedad Colonia Armenta representada por su Presidente y Secretario, ha convenido la venta del expresado inmueble á Don Francisco Broto y Durán, para lo cual han obtenido previamente de la referida Sociedad el oportuno acuerdo según resulta de la certificación expedida por el Secretario de dicha Sociedad visada por el Presidente de la misma [...]. Y llevándolo á debido efecto formalizan dicha venta los Señores Antonio Armenta y Díaz y Don Rafael Pagüe y Colino en su cualidad de Presidente y Secretario de la Sociedad y Colonia Armenta, usando de la autorización que les está conferida según la certificación inserta: venden al otro compareciente Don Francisco Broto y Durán, el Rancho nombrado del Bugeo”. Y allí finalizó el sueño utópico de Armenta y los suyos. Pero el gran reto para nuestra ciudad, en cuanto a visibilizar las libertades de pensamiento, consecuente con la “encorsetada” Constitución de 1876, heredera de la “liberal y progresista” de 1869, sería la construcción del Cementerio Civil.

Cuando el anterior siglo XIX comenzaba su última década, el Alcalde Agustín Otero Toribio presidió una primaveral sesión plenaria en la que se acordó, entre otros puntos: “La construcción de un cementerio donde tengan decente sepultura los que mueran fuera de la Religión Católica”. Y para levantar aquel escenario de decencia espiritual, conjuntamente con el síndico Juan Gallero, se elaboró un expediente que necesitó de la aprobación del Excmo. Sr. gobernador de la provincia. Aquel legajo necesitó de fundamentarse con el oportuno informe. Para el cual, tanto Otero Toribio, como Gómez Gallero, se reunieron con el propietario del terreno afectado: “Donde ha de edificarse el cementerio de que se trata”. Tras este primer encuentro, la Corporación Municipal acordó,  según certificado por su Secretario General: “Puestos de acuerdo la representación del Ayuntamiento con la propietaria del terreno que debe adquiriese y que resulta ser: Juana Durante Bernard, con su marido José Rodríguez Marín, 70 y 78 años respectivamente, propietarios y de esta vecindad, como poseedora del Cortijo nombrado Zarza del Moro de este término municipal, dentro de cuya finca se halla enclavado el Cementerio Católico y ha de construirse el de los disidentes se han fijado las dimensiones que este último debe comprender y son 78 m de frente y 35 m de fondo, ó sean un área con 2.730 m2". 

Acta municipal sobre compra terrenos para que los librepensadores reciban decente sepultura. Acta municipal sobre compra terrenos para que los librepensadores reciban decente sepultura.

Acta municipal sobre compra terrenos para que los librepensadores reciban decente sepultura.

Prosiguiendo la referida certificación del municipal Secretario: “La edificación ha de hacerse levantando las paredes que le sirvan de límites dentro del terreno señalado, sin tener otra puerta de comunicación, ni entrada al edificio más que la principal que ha de colocarse en el mismo frente donde se encuentra el Cementerio Católico, en línea recta para evitar más senderos ni caminos que el de paso y entrada al Cementerio que vá a construirse, el cual queda enclavado dentro del Cortijo Zarza del Moro y limítrofe, al sur con el anterior y por los demás vientos con tierras así mismo del cortijo de que queda segregado”. 

Una vez contemplado este punto de carácter particular sobre la futura construcción “para los que mueran fuera de la religión”, se pasó en el municipal informe a la contemplación del terreno desde otra perspectiva más general: “La finca de que procede el terreno que se enajena, la adquirió su propietaria por compra que hizo á Enrique y Leoncia Mendes Flores Vides en 16 de Agosto de 1882, consistiendo en: Cortijo de tierras de labor y pastos nombrado Zarza del Moro ó del Barranco, término de esta Ciudad, de cabida de 200 fanegas, comprende dentro de sus límites un pequeño caserío que nombran Ventorrillo de María Márquez, situado a la margen izquierda de la carretera que vá a Los Barrios; linda todo el predio por el Levante con el Mar; Sur con el arroyo que nombran Granadillo, que sirve de línea divisoria entre esta finca y el Cortijo del Calvario, propiedad de los herederos de Agustín Bálsamo y la Caballería de Bonete, correspondiente al Cortijo de San Bernabé de la testamentaria del Sr. Conde de Luque; Poniente con esta Caballería y suertes de tierras de José Rodríguez Marín; y por el Norte con la suerte conocida de Pardo y arroyo del Acebuchal, que divide esta finca y la de Cristina Gamito Troyano de Oncala”. 

Puntualizando el texto sobre el Cementerio Católico: “Dentro del perímetro de este predio se encuentra el Cementerio público, las torres nombradas Adalides y Almiranta y la caseta de carabineros del punto de Paredones”. Finalizando el documento generado en sede municipal: “La propietaria haciendo uso de licencia marital que le concede su esposo vende al Ayuntamiento de Algeciras los 2.730 m2 de terreno que antes pertenecieron como parte del Cortijo Zarza del Moro, y al precio de 250 pesetas, cuya cantidad recibe en el acto su libranza la Depositaría de la misma Corporación á disposición de la vendedora. Don Antonio González Nouvelles, Secretario del Ilustrísimo Ayuntamiento Constitucional de esta Ciudad. Certifico”. Además de la riqueza de datos geográficos, toponímicos, económicos, etc de la certificación, también viene a demostrar la firmeza aparente con la que el consistorio presidido por Otero Toribio, abordó tan espinoso tema sobre las “decentes sepulturas”. 

Previamente, y según se reseñó en el expediente conformado, el Ayuntamiento algecireño: “En sesión ordinaria de segunda estación celebrada por la expresada Corporación, se acordó entre otros, el particular siguiente: 4º.- Se dio cuenta del siguiente expuesto. Ilustre Ayuntamiento. La Comisión de Hacienda que suscribe ha sido designada por acuerdo de esa Corporación para que previo estudio del proyecto, plano y presupuesto formado por el arquitecto provincial para la construcción de un cementerio donde tengan decente sepultura los que mueran fuera de la Religión Católica, practiquen las oportunas diligencias al objeto de adquirir el terreno que sea necesario y formulen un proyecto de presupuesto extraordinario en que se determinen los recursos con que se ha de atender á dicha obra, toda vez que se carece de consignación en el presupuesto vigente. Terminada la misión que se nos ha confiado, venimos á someterla á la correspondiente consideración de V.S.S. Exponiendo en primer lugar nuestra gestión sobre el terreno que ha de ocupar el nuevo cementerio”. Poniéndose de manifiesto en el desarrollo de dicho punto  lo avanzado que estaba el proyecto. 

En la parte económica del asunto, recoge la referida sesión: “Conforme el vecino don José Rodríguez Marín, dueño de aquel de ceder al municipio el terreno necesario sin tener que acudir á los medios forzosos, aunque legales de la expropiación por el maestro alarife de esta Ciudad, se ha procedido a la medición del que, según el plano del Arquitecto provincial es preciso, resultando que hay 35 m de fondo por 78 m de frente por ser estas las dimensiones indicadas. Por esta cantidad de terreno exige el Sr. Marín 250 pesetas, y asesorada esta comisión por persona competente, considera aceptable dicha proposición”. 

En cuanto a la obtención de los recursos necesarios, se establece: “Difícil ha sido siempre y lo es mucho más hoy, que después de hallarse gravados con todos los medios de producción los que aún no lo están, los tiene el Ayuntamiento en proyecto ó mejor dicho reservados, para el caso en que desgraciadamente fuese invadida esta población por la enfermedad colérica. No queda pues a juicio de esta comisión otro medio legal para obtener el fin que se persigue, que acudir al presupuesto ordinario por virtud de una transformación, debiendo hacerse presente, que esta ha de solicitarse en cantidad suficiente no solo a cubrir las 5.963'83 pesetas que importa la obra del Cementerio, sino también la de 3.073'10 pesetas a que ascienden otras obligaciones creadas por el Ayuntamiento con anterioridad a la formación del presupuesto que nos rige”. Sin duda aquel proyecto de “decente sepultura” significó un gran esfuerzo para el Ayuntamiento de Algeciras de entonces. 

Por último, y nuevamente por el Secretario General: “Igualmente Certifico que en sesión celebrada por la enunciada Corporación en 30 de Enero del corriente año, se trató y acordó entre otros el particular siguiente: 3º.- Debiendo procederse a la compra del terreno donde ha de construirse el Cementerio para los disidentes, el Ayuntamiento acordó autorizar al Señor Alcalde y Regidor Síndico para que en unión del dueño de aquel otorguen la correspondiente escritura, bien entendido que por el expresado terreno no se ha de abonarse más de 250 pesetas que es el valor apreciado y la misma que aparece consignada en el presupuesto por virtud de transferencia autorizada para esta obtención. Concuerda a la letra con los actos correspondientes a que me refiero. Y para que conste visada por el Sr. Alcalde, y de su orden expido la presente […] Vº Bº Muro. Fdo. Antonio González Nouvelles”.

Para entonces, el bastón de Alcalde había cambiado de mano, sucediéndole a Agustín Otero Toribio, Rafael de Muro y Joarizti. Comenzaba una nueva era que tendría su reflejo, tanto en el contexto municipal con la construcción de la nueva Casa Consistorial, como en el resto del término con la llegada del capital británico. Desgraciadamente, como posteriormente se pudo comprobar con el esperpéntico entierro de Rafael Cintado, las mentes, por atávicos pensamientos, aún tardarían varias décadas en incorporarse al nuevo tiempo.  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios