El armador del Rúa Mar culpa al patrón muerto del hundimiento y niega que hubiera cargado hachís
Pedro Samuel Maza asegura que no formó una organización criminal con El Pantoja, declarado en rebeldía y que era vecino de toda la vida de su pareja
El principal acusado afirma que los dobles fondos de sus barcos eran para esconder atunes pescados ilegalmente
Más de cuatro horas de escuchas y grabaciones de la Policía Nacional señalan al armador del Rúa Mar
El armador del Rúa Mar, Pedro Samuel Maza, ha depositado la responsabilidad de todas las decisiones que llevaron al trágico hundimiento del pesquero el 23 de enero de 2020 en el patrón, su tío Antonio Javier Maza, fallecido en aquel naufragio junto a cinco tripulantes, después de, supuestamente, embarcar un alijo de hachís de Marruecos. Lo ha hecho durante su esperada declaración en la novena sesión del juicio en la sede de Algeciras de la Audiencia Provincial, en el que se enfrenta a 114 años de prisión por homicidio, tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales, estafa y delitos laborales, además de multas e indemnizaciones millonarias.
La Fiscalía ha elevado a definitivo su escrito de calificación por lo que pide el armador del barco 114 años de prisión y penas de entre seis y 19 años para el resto de acusados. No obstante, en el caso de que la Sala valorase que no existe un delito de homicidio en grado doloso, ha incluido la posibilidad de que se tipifique como delito de homicidio por imprudencia y de omisión del deber de socorro.
Pedro Samuel Maza se ha defendido uno por uno de todos los cargos de los que se le acusan mientras respondía sólo a preguntas de su abogado y del resto de la defensa. Sobre aquella noche ha manifestado que el Rúa Mar partió "sólo para pescar, igual que siempre". Cuando su tío lo llamó por teléfono para contarle que la embarcación se había averiado, le pregunto si le hacía falta remolque y este, según ha relatado ante el tribunal, le respondió que no era necesario. "Me dijo que iban a intentar la reparación (...) y que si él no me llamaba más era porque había solucionado el problema". No volvió a telefonear.
La embarcación había sufrido la rotura del cable del embrague y, según el armador, llevaba de repuesto. Además, dentro viajaba otro tío suyo, Ángel, que era "un mecánico cualificado" que podía haberlo arreglado. Nunca le pidió "auxilio, socorro ni ayuda". "Era solamente una avería normal que puede tener cualquier barco", ha continuado. El patrón "en ningún momento mostró preocupación" y tampoco le comentó "ningún otro imprevisto". Pedro Samuel Maza afirma que era habitual en cualquiera de sus pesqueros que, tras salir de cualquier puerto, perdieran la comunicación y no la recuperaran hasta más de dos días después. Nunca sintió, por tanto, que existiera algún "peligro".
El Rúa Mar permaneció un largo periodo de tiempo en un punto concreto del estrecho, según la Policía Nacional esperando a que embarcaran un cargamento de hachís. El armador afirma que el hecho de que estuviera parado es "normal": "Los barcos llegan y se apostan en un sitio porque ahí es donde hacen las labores de pesca. Se pueden tirar un día y dos en el mismo sitio calando y haciendo la zona". El patrón del Rúa Mar no activó la señal de alarma VHF que hubiera alertado a cualquier buque que estuviera en un perímetro de 25 a 30 millas.
La Policía Nacional detectó meses atrás que el Rúa Mar estaba en el varadero de Algeciras, bajo un toldo, sometiéndose supuestamente a cambios en su estructura para abrir un doble fondo en el que esconder los alijos de droga. Pedro Samuel Maza afirma que estaba haciendo "reparaciones de la cubierta" y estaba cubierto para proteger del sol a los calafates. La mampara de separación que algunos de sus barcos tenían entre el motor y la bodega era para ocultar los atunes pescados de forma ilegal, no hachís.
Pedro Samuel Maza afirma que no se dedica al narcotráfico. Que fue trabajador en el puerto, concretamente de la asociación de armadores, desde 1998 hasta que el 14 de julio de 2020 entró en prisión tras aceptar una condena por tráfico de drogas en Barbate. Fue haciendo fletamentos de barcos de pesca hasta que su empresa compró el primero en propiedad, el Geluán. El Felipe Maruja, también sorprendido por las Fuerzas de Seguridad con hachís, asegura que lo había vendido un mes antes.
La Policía Nacional detectó que manejaba grandes cantidades de dinero en efectivo. Él defiende que es porque en una época de bonanza económica (entre 2003 y 2015), cuando la pesca "no tenía tantas restricciones" como ahora, podía facturar hasta 400.000 euros por embarcación y el 40% de ese dinero no se declaraba a Hacienda. Se cobraba en billetes. Sin factura. Él fue haciendo pagos y reinvirtiendo hasta que se convirtió en un importante empresario pesquero.
Pedro Samuel Maza afirma que nunca se ha organizado para cometer delito alguno con Jesús Heredia, El Pantoja, al que conoce porque era el vecino de arriba de toda la vida en la vivienda que sus suegros tenían en el Saladillo. Así lo ha confirmado la pareja del armador, que se ha situado al margen de toda su actividad. Ha sido la única acusada que ha aceptado preguntas de la Fiscalía y los abogados de las familias para mostrar su "desconocimiento" de todo lo que le preguntaron. Se enfrenta a 19 años de cárcel por pertenencia a grupo criminal, delitos contra la salud pública y blanqueo de capitales. El Pantoja es uno de los seis acusados, pero no se presentó al juicio, por lo que fue declarado en rebeldía. Las penas de prisión para A.M.R. y M.B.G., supuestamente encargados de dirigir y coordinar las descargas, es de 13 años. El primero se acogió a su derecho a no declarar. El segundo respondió a la defensa para declararse no culpable. También lo hizo J.J.H.O., supuestamente encargado de los almacenes pesqueros de Maza, para el que la Fiscalía pide 6 años.
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