VI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía

Sara Baras: "Paco insistía en que fuera libre"

  • Mezcla de nervios e ilusión en la bailaora por volver a Algeciras, tierra de uno de sus artistas y amigos de referencia

Sara Baras con Ainhoa Arteta el pasado 2 de julio en un concierto benéfico.

Sara Baras con Ainhoa Arteta el pasado 2 de julio en un concierto benéfico. / E.P. (Madrid)

La bailaora Sara Baras (San Fernando, 1971) es la gran estrella del VI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía. Su cita con un público expectante está fijada para este viernes 26 a las 22:15. Será en el escenario del parque María Cristina de Algeciras. Hay un profundo tono de cariño y melancolía en su voz cuando se le adelanta en la conversación telefónica que la llamada para esta entrevista llega desde la tierra de uno de sus ídolos personales y profesionales más queridos y admirados, el hijo de Luzía la portuguesa

Sara Baras trae su espectáculo Sombras. Con él está visitando los principales teatros del mundo. Es así, pese a su enorme sencillez, lo que corresponde a su grandeza como artista de primera fila del baile. Dos décadas de liderazgo la han llevado a ser reconocida, respetada y considerada por los espectadores de los cinco continentes.

- Vuelta a la tierra de Paco de Lucía, la imagino ilusionada por ello

- La verdad es que sí. Paco es el maestro, es lo máximo. Y pensar que puedo bailar en Algeciras otra vez es una mezcla... Estoy entre nerviosa e ilusionada, es mucho de ambas sensaciones. 

-Siempre dice que fue todo un referente para usted y su obra, pero es interesante que comparta qué enseñanzas de él fueron las más importantes.

-Él insistía mucho en el trabajo, pero sin dejar nunca que se perdiera el enfoque del corazón. Del sentimiento. Decía que había que cuidar mucho el equilibrio entre la técnica y lo que sintiéramos en cada momento. Me insistía en que me sintiera libre. Por supuesto sin dejar de aprender ni de crecer técnicamente, pero que todo lo hiciese sintiendo mi propia libertad. Y hay otra cosa muy importante también que no quiero que se me pase, su sentido del humor. Eso siempre estaba presente. Podías estar lo nervioso que estuvieses que sabía perfectamente qué cosa decir o qué broma gastar o qué comentario hacer para que los nervios desapareciesen. Sabía quitarte los nervios. Era un gran observador, sabía mirar. Y sigue ocurriendo, porque recuperas en internet sus entrevistas y te sigue haciendo crecer. Es increíble.

-En su espectáculo actual, Sombras, rinde tributo a un palo del flamenco que estaba muy olvidado, como es la farruca.

-Pues sí, es curioso porque solo lo bailaban los hombres. Lo cierto es que a mí me encanta el baile de los hombres, lo reconozco. Yo quería hacerlo desde el respeto a ellos. Es un palo muy sobrio, elegante, pero de gran riesgo al bailarlo porque es muy puro y auténtico. La verdad es que soñaba con ponerme un pantalón y asumir ese riesgo, donde no había más protagonismo que el de la guitarra y el propio baile aunque luego le hayamos añadido otros instrumentos como el violín o hayan entrado en juego las percusiones. Pero es algo tradicional y a la vez de hoy. Al bailarlo vas con la vida entera, máximo riesgo, ahí no hay trampa ni cartón. No cabe en la farruca eso, cuando en otros bailes sí hay posibilidad de adornarse. En la farruca no, cada silencio y cada cosa cuenta, la guitarra, todo. 

-Ha hablado de adornarse... ¿Cuándo alguien de su profesionalidad se da cuenta de que tratan de darle gato por liebre o cuándo se ve que algo tiene verdadera valía?

- A ver, el arte es muy grande. Pero cuando alguien tiene talento eso se ve a leguas. Casi no hace falta saber ni tener conocimientos para distinguir eso.

- ¿Nos seguimos fiando entonces de la emoción?

- Eso siempre, porque es cuando la emoción está presente cuando se ve que el arte que se está haciendo alcanza un nivel maravilloso. Siempre te fijas en cosas diferentes, pero la clave está en que eso que estás viviendo te clave algo en el corazón. Eso pasa con mucha fuerza en el flamenco, donde el sentimiento debe estar a flor de piel. Estamos hablando de la música en la que eso es más claro porque recoge valores de la vida que hay que expresar. Tú ves a Paco de Lucía o a Camarón y ahí no hay dudas o debate que valgan. Eso es talento. Hay artistas que lo hacen muy bien, pero no te llegan. Es lo que Camarón decía de la transmisión. Se puede transmitir o no transmitir. Y hay quienes cruzan esa línea de magia absoluta. 

- En el Campo de Gibraltar siempre recordamos su actuación en el desaparecido Festival Internacional de Música de Jimena porque fue una noche mágica.

- Ah, qué recuerdo más bonito, sí. Claro que me acuerdo. 

-De aquellos instantes hay una foto suya con Paco de Lucía en la casa convento de La Almoraima, que es su precisamente su imagen de perfil en twitter.

-Es que fueron unos momentos tan felices... Ahí, en esos instantes, él supo que se le había concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Estaba contentísimo y, como repetía, no ya por sí mismo sino por todos los que formamos parte de una u otra forma del flamenco. Eso lo decía constantemente, así quería expresarlo y que quedara para siempre. Es algo inolvidable. 

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