Cuando George Gram diseñó en 1741 el reloj que desde hace casi un cuarto de milenio guía las horas de los algecireños poco podía imaginar el largo devenir que esperaba a su maquinaria perfecta de 3.972 piezas. El reloj construido en 1771 y que preside el campanario de la iglesia de La Palma desde 1804 ha visto cambiar y crecer la ciudad desde sus manillas y como vecino señero de Algeciras el año pasado recibió por primera vez un homenaje festivo que se repite en este 2019 a punto de entrar en sus terceros años veinte, los del siglo XXI. Unas campanadas adelantadas han servido para hacerlo de nuevo protagonista y acercar su historia a los más pequeños de Algeciras, la generación que tendrá que garantizar su perfecto estado en los años venideros dando relevo al relojero mayor, José Luis Pavón.

Gominolas, cuadernos para colorear y postales han sido los instrumentos empleados para dar a conocer a un habitante que la ciudad ha mantenido en un segundo plano durante las últimas décadas, una situación muy distinta a la de aquel momento en el que se instaló, cuando los algecireños no tenían relojes y era el de la iglesia de La Palma el que marcaba el ritmo de la ciudad. Tan era así que el reloj tiene un mecanismo bastante singular: toca las horas dos veces, con una separación de 70 segundos. La primera, para dar la hora como cualquier otro; la segunda la confirma, por si algún despistado no había captado las primeras campanadas.

Hoy la Asociación de Emprendedores del Patrimonio Algecireño (AEPA 2015) es su principal valedora, la que gestiona visitas, difunde su historia y ha organizado las campanadas infantiles celebradas este mediodía, con la colaboración del Ayuntamiento de Algeciras y la la Asociación de Comerciantes Algeciras Centro Comercial Abierto.

Este año, explica el presidente de AEPA, Antonio Gil, se ha planteado no solo como un homenaje al reloj, sino también a la Plaza Alta, a Paco de Lucía y a los niños, "que son el futuro de la ciudad". La música del genio ha sido una de las protagonistas del evento, sonando como preludio de las campanadas con las que los más pequeños han tomado sus gominolas a mediodía. Después han llegado las actuaciones musicales para completar la mañana festiva.

Es una especie de ensayo de lo que AEPA quiere que se convierta en homenaje diario a Paco de Lucía: que cada mediodía su soleá Plaza Alta suene junto a las campanadas. La opción más factible es que un equipo de sonido reproduzca la música junto a las doce campanadas del segundo turno, ya que no se plantean cambiar un mecanismo que a pesar de sus casi 250 años funciona perfectamente. Mejor tras la profunda restauración a la que fue sometido en 1998, cuando fueron desmontadas y limpiadas cada una de las casi 4.000 piezas originales. 

Por ahora, el proyecto está sobre la mesa de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía y del Obispado de Cádiz. Este tiene que aprobarlo al ser el titular de la iglesia; el visto bueno de Cultura es imprescindible al tratarse de un Bien de Interés Cultural. El apoyo del Ayuntamiento ya lo tienen. Y desde AEPA son optimistas: quizás en la próxima década el vecino más conocido de Algeciras y uno de los más antiguos unan sus sones cada día en la Plaza Alta.