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Jimmy Muñoz, enano torero: "¿Qué tamaño hay que tener para ser artista de la tauromaquia?"

El toreo cómico regresa a los ruedos españoles este domingo en Cortes de la Frontera tras una sentencia histórica

El artista de 1,32 metros celebra su vuelta a la arena mientras denuncia que la verdadera burla no viene del público, sino de quienes han querido condenarlos al silencio

Jimmy Muñoz torea una vaquilla durante un espectáculo cómico. / @jimmymunozmedina

Jimmy Muñoz Medina mide 1,32 metros. Lo dice con la misma naturalidad con la que otros hablan de su peso o de sus años: sin impostura. Se coloca frente al espejo antes de vestirse para actuar y, en ese reflejo, no se ve un “enanito torero”, sino un hombre que lleva tres décadas poniendo pan en la mesa con un oficio tan raro como legítimo: hacer reír desde la arena. “Los enanitos somos artistas —dice para Europa Sur—. La gente no se ríe de nosotros, sino de la parodia. Igual que ocurre en el circo con los payasos”.

"Las asociaciones que nos impiden trabajar son las que se mofan de nosotros. Ellos viven de subvenciones, nosotros de nuestro oficio"

Hasta hace dos años, Jimmy recorría pueblos, plazas y ferias. Hasta que, de pronto, todo se vino abajo. La Ley de 2023, que prohibía los espectáculos que considerasen a las personas con discapacidad como objeto de mofa, acabó por dejarle sin contratos, sin trabajo, sin aplausos. “Pero nadie vino a preguntarnos si realmente nos sentíamos humillados”, se queja. En su voz se mezcla la indignación y la ternura. “Las asociaciones que nos impiden trabajar son las que se mofan de nosotros. Ellos viven de subvenciones, nosotros de nuestro oficio”.

La historia dio un giro inesperado el pasado diciembre, cuando el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 5 de Málaga dictó una sentencia histórica: reconoció el derecho de los toreros cómicos a ejercer su profesión. Fue la primera vez que la justicia española se pronunciaba con tanta claridad sobre esta materia. Pilar Guerrero, la abogada del despacho Hércules Abogados que llevó el caso, lo definió como una victoria del Estado de derecho. Jimmy lo explica de otra forma: “Nos cambia la vida. Feliz de volver a actuar ante este público hermoso que nos espera con ansia”.

El regreso

El regreso será este domingo, 24 de agosto, en Cortes de la Frontera, Málaga. La empresa África Taurina ha apostado por rescatar la tradición como plato fuerte de su feria. El empresario Ángel Modesto lo resume con cierta emoción: “Es una familia que tantas veces ha salvado el bolsillo de los empresarios taurinos”.

En esa plaza de 1.100 localidades, ya se han vendido más de 800 entradas. El cartel anuncia la vuelta de un espectáculo casi extinto, pero profundamente arraigado en la memoria de los pueblos: las charlotadas. A mediados del siglo XX eran el pan y la sal de las ferias, un género popular que llevaba niños a las plazas y sembraba futuros aficionados. De ahí salieron, en su parte seria, toreros que luego serían figuras: Antoñete, Ojeda, Espartaco, Ortega Cano, Manzanares.

“Yo empecé en los toros así, de la mano de mi padre y de mi abuelo. Los enanitos eran los que nos metían en la plaza”

El propio Modesto lo confiesa: “Yo empecé así, de la mano de mi padre y de mi abuelo. Los enanitos eran los que nos metían en la plaza”.

Durante mucho tiempo, las charlotadas fueron vistas con condescendencia, como un entretenimiento menor. Pero tenían un valor indiscutible: acercaban la tauromaquia a quienes, de otro modo, jamás habrían pisado un tendido. La risa, esa risa que algunos quisieron confundir con burla, era la puerta de entrada a un universo de luces y sombras.

Jimmy lo explica mejor que nadie: “Nosotros hemos salvado a muchos empresarios para que los números cuadrasen. Siempre hemos sido muy populares”. Y añade una pregunta que se queda flotando en el aire, sin respuesta posible: “¿Qué tamaño hay que tener para ser artista de la tauromaquia?”.

Invisibles

Hay en su relato un poso de amargura. “Hay niños que ahora se aterrorizan cuando nos ven por la calle porque no nos conocen. Nos han hecho invisibles”. Antes estaban en todos los pueblos, en las fiestas, incluso en las películas. Ahora sobreviven en cumpleaños o discotecas. “Pero lo que llevamos en el corazón es la tauromaquia”.

“¿Acaso por ser pequeños pagamos la mitad de la factura de la luz?”

En su denuncia hay una paradoja: mientras los colectivos antitaurinos crecen como setas gracias a subvenciones, ellos han tenido que pelear en solitario por su derecho al trabajo. “¿Acaso por ser pequeños pagamos la mitad de la factura de la luz?”, se pregunta. Su voz se convierte entonces en un eco del artículo 14 de la Constitución: todos iguales ante la ley, sin discriminación por razón de ninguna circunstancia personal o social.

Con 58 años y 26 en España, Jimmy es ecuatoriano de nacimiento. Pero su biografía ya se confunde con la de cualquier torero de aquí: carreteras secundarias, hoteles baratos, plazas de pueblo, tardes de calor. “Hemos luchado con el corazón”, dice. Y cuando lo dice, no es una metáfora. Se aferra al ruedo como quien se aferra a la vida misma.

El futuro, sin embargo, sigue siendo incierto. No todos los ayuntamientos se atreven a programarles. Hace apenas unos días, Villaseca de la Sagra canceló a última hora un espectáculo ya anunciado para el 30 de agosto. “Muy pocas empresas taurinas se atreven mientras sufrimos el acoso de las organizaciones contrarias a la fiesta. Pero esas asociaciones no pueden elegir nuestra profesión”.

La cuadrilla comica 'Diversiones en el Ruedo y sus enanitos toreros', a la que pertenece Jimmy Muñoz. / J. Gómez

El eco de un clásico

El domingo, cuando Jimmy vuelva a pisar la arena de Cortes de la Frontera, no será sólo la risa lo que regrese. Será también la memoria de un género que acompañó a España durante décadas, de los años 30 hasta hace nada, cuando en 2017 se despidió el mítico Bombero Torero. Fue una época en la que aquellos hombres pequeños viajaban a América o incluso a Hong Kong, convertidos en embajadores insólitos de una cultura que mezcla tragedia y farsa, heroísmo y caricatura.

Quizá lo que vuelve este domingo no es solo el toreo cómico, sino una forma de mirar. Una manera de recordar que también desde lo pequeño se puede sostener lo grande.

Y Jimmy, con sus 1,32 metros, lo sabe bien: “Llevamos el pan a nuestros hogares, pagamos nuestros impuestos y nuestras necesidades. Tenemos los mismos derechos que las personas altas. Los enanitos somos artistas. Hemos luchado con el corazón”.

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