La piscina municipal de Tarifa, cerrada por la intoxicación de una decena de trabajadores tras un fallo en el control de humedad
El personal presenta síntomas como irritación ocular y dolor de garganta desde finales de abril. El Ayuntamiento investiga el caso, plantea la compra de una nueva máquina y aún no pone fecha de reapertura
La piscina municipal de Tarifa sufre una pérdida de agua que el gobierno achaca a la falta de mantenimiento
Una avería en el sistema de deshumidificación de la piscina municipal de Tarifa ha provocado la intoxicación de prácticamente toda la plantilla y mantiene cerradas las instalaciones desde el pasado 26 de abril. Más de tres semanas después, el recinto permanece clausurado, sin fecha prevista de reapertura, mientras algunos trabajadores continúan con síntomas y bajo tratamiento médico.
El problema comenzó a detectarse el viernes 25 de abril. Según ha explicado a Europa SurCelia Rico, tercer Teniente de Alcalde, delegada de Deportes y portavoz de Nuevos Aires Tarifa, fue ese día cuando el coordinador de la piscina municipal le comunicó que los niveles de humedad en el vaso cubierto de la instalación se encontraban anormalmente elevados. La causa: una avería en la máquina encargada de controlar el nivel de humedad ambiental, un equipo que, según Rico, lleva funcionando más de 25 años con un mantenimiento "prácticamente nulo".
La situación no era solo técnica. Junto a los datos ambientales, el personal alertó de síntomas compatibles con una intoxicación por cloro en suspensión. “Me informaron de que sufrían irritación en los ojos, carraspera, sequedad en la garganta…”, relata la edil, quien asegura que los efectos afectaron “a prácticamente toda la plantilla, unas diez personas”.
La empresa responsable del mantenimiento, Domofrío, ya había advertido durante la semana del 21 al 25 de abril de una pérdida en la deshumificadora, lo que agravó la situación. El sábado 26 se decidió cerrar la piscina de forma indefinida, trasladando la información a los usuarios mediante un mensaje de texto en sus teléfonos móviles. En él se explicaba que el recinto se clausuraba de forma temporal “por una avería en el sistema de renovación de aire” y se pedían disculpas por las molestias, apuntando a una resolución rápida. Sin embargo, el problema ha resultado ser más complejo de lo esperado.
Sin fecha de reapertura
A día de hoy, 19 de mayo, la piscina, ubicada en el paseo marítimo de la localidad, continúa cerrada. Rico detalla que se están realizando pruebas para estabilizar el funcionamiento de la máquina averiada: “Se está introduciendo gas poco a poco y se monitorizan constantemente los niveles por parte del servicio de prevención”. Según la última medición realizada el pasado viernes 16 de mayo, los valores eran ya óptimos, aunque desde el Ayuntamiento no se atreven aún a marcar en el calendario un día de reapertura.
“Hasta que no tengamos la certeza absoluta de que los niveles son seguros para el personal, la piscina no volverá a abrir”, asegura la teniente de alcalde, quien también informa de la apertura de un expediente informativo por parte del Consistorio para esclarecer los hechos.
Además, el equipo de gobierno ha solicitado una modificación presupuestaria que se debatirá en el próximo pleno, previsto para el 28 de mayo, con el objetivo de adquirir una nueva máquina de control ambiental que permita evitar situaciones similares en el futuro.
Malestar en la plantilla y entre los usuarios
Más de tres semanas después del cierre, parte del personal sigue presentando síntomas. Algunos trabajadores, según ha confirmado la mutua médica, continúan con medicación para tratar la irritación ocular, los problemas respiratorios y el exceso de mucosidad derivados del incidente.
Este tipo de exposición no es menor. Estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertan de que niveles elevados de humedad en espacios cerrados pueden provocar —además de molestias puntuales— un aumento del riesgo de enfermedades respiratorias, alergias, afecciones dérmicas e incluso agravar patologías óseas y reumáticas.
Al descontento del personal se suma el malestar creciente entre los usuarios habituales, que ven en este cierre un nuevo episodio de una larga lista de interrupciones del servicio. El año pasado, la piscina municipal ya había sufrido otro cierre prolongado por una pérdida de agua, igualmente atribuida a la falta de mantenimiento acumulada en los últimos 25 años, según han reconocido los actuales responsables municipales.
Además, en determinados fines de semana, la piscina ha tenido que cerrar sus puertas por la ausencia de personal suficiente para garantizar su funcionamiento, una situación que ha generado múltiples quejas vecinales y el enfado de numerosos usuarios que acuden regularmente a la instalación tanto para entrenamientos como para terapias físicas.
Los partidos de la oposición, especialmente Adelante Tarifa, han cuestionado la gestión de la piscina y han pedido al equipo de gobierno explicaciones sobre las medidas adoptadas para evitar la repetición de estos fallos. También han reclamado mayor transparencia en la comunicación con los ciudadanos, muchos de los cuales se han enterado de las incidencias solo por los mensajes breves de aviso.
El cierre afecta a decenas de personas inscritas en el uso regular de la piscina. El precio público para acceder a la instalación es de 26 euros mensuales, aunque también se ofertan bonos de 10 sesiones por 40 euros y entradas sueltas a 6 euros. Muchos usuarios denuncian la falta de alternativas deportivas municipales y reclaman compensaciones o reembolsos por el tiempo sin servicio.
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