Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Los conciertos y fiestas musicales en las playas de Tarifa no se detienen, aunque algunos de esos eventos carezcan de autorización. A lo largo de todo el verano, distintos chiringuitos ubicados dentro del Parque Natural del Estrecho han seguido programando actuaciones de grupos, sesiones de DJ y otros actos multitudinarios en primera línea de playa, una práctica que se realiza al margen de la normativa ambiental que protege este enclave único.
El problema no es nuevo: pese a las continuas quejas, la situación se repite año tras año. En 2025, la asociación Agaden-Ecologistas en Acción ha remitido hasta cinco escritos formales (24 de junio, 14 y 26 de julio, 22 y 27 de agosto) a todas las instituciones competentes —Ayuntamiento de Tarifa, Delegación Territorial de Medio Ambiente, Seprona, Policía Autonómica y Dirección del Parque Natural del Estrecho— sin obtener apenas respuesta. “De cinco escritos, Ayuntamiento y Delegación no han contestado a ninguno. Solo el Parque Natural ha respondido de manera parcial”, lamenta la organización.
El director del Parque Natural del Estrecho reconoce que este verano no se ha tramitado ninguna autorización para conciertos en chiringuitos
En su contestación, el director del Parque Natural del Estrecho reconoce que no se ha tramitado ninguna autorización para conciertos en chiringuitos. Además, admite que se ha trasladado a la Delegación Territorial la necesidad de un Plan de Inspección y que, incluso, se ha solicitado colaboración de agentes de Medio Ambiente y Policía Autonómica para vigilar estos eventos, que se suman a las visitas eventuales de la Policía Local tarifeña.
No obstante, el propio Parque deja constancia de que el Ayuntamiento de Tarifa debía convocar una reunión con empresarios y administraciones para buscar soluciones, algo que —a fecha de mayo— seguía pendiente sin respuesta municipal. Para los ecologistas, este retraso es una muestra más de la falta de voluntad política para ordenar la actividad y hacer cumplir la normativa.
La Delegación Territorial de Sostenibilidad y Medio Ambiente en Cádiz, a preguntas de esta redacción, contestó por escrito que viene realizando "un seguimiento continuado de la actividad en el Parque Natural del Estrecho, con el fin de garantizar el cumplimiento de la normativa vigente y preservar los valores ambientales de este espacio protegido".
"Durante la presente temporada estival se han llevado a cabo actuaciones de inspección y control en diversos establecimientos, en el marco de nuestras competencias, así como labores de coordinación con otras administraciones y fuerzas de seguridad para dar una respuesta adecuada a las incidencias detectadas", añade, además de asegurar que cada temporada aplica "medidas de carácter preventivo" y refuerza "la vigilancia y el control en periodos de mayor afluencia". No obstante, no informa sobre el número de inspecciones realizadas, de expedientes abiertos o de sanciones impuestas.
Los colectivos ecologistas advierten que los conciertos generan contaminación acústica y lumínica, acumulación de residuos y alteración de la fauna en un espacio que goza de múltiples figuras de protección: Red Natura 2000, Reserva de la Biosfera, ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y Parque Natural.
"Cada verano parte de la costa de Tarifa se convierte en una discoteca al aire libre, al estilo de Ibiza”, denuncia la organización ecologista Agaden
En especial, señalan el caso del chorlitejo patinegro, un ave en peligro de extinción que cría en la misma franja de litoral donde se concentran los chiringuitos y que se ve directamente afectada por el ruido, la luz y la presencia masiva de personas en los arenales de Los Lances, Valdevaqueros y Bolonia. “Es un hábitat incompatible con conciertos al aire libre”, insisten.
A ello se suman otros riesgos, como los incendios forestales o los problemas de seguridad vial debido a la aglomeración de vehículos en los accesos desde la N-340.
Agaden recuerda que los conciertos y fiestas vulnerarían diversas normativas autonómicas, municipales y estatales, entre ellas la Ordenanza Municipal de Protección contra la Contaminación Acústica de Tarifa, la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad y el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural del Estrecho.
“Estamos hablando de un espacio protegido donde la conservación debe prevalecer sobre cualquier otra actividad. Sin embargo, cada verano, parte de la costa se convierte en una discoteca al aire libre, al estilo de Ibiza”, denuncia la organización.
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Los conservacionistas no cuestionan la actividad de los chiringuitos como servicio de playa, pero sí reclaman un marco legal claro que impida los excesos. “No estamos en contra de su actividad, pero exigimos que respeten las normas”, subrayan.
Por ello, instan a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de Tarifa a actuar de forma inmediata, no solo con inspecciones puntuales, sino con una regulación estable y acuerdos firmes con los empresarios. “Es hora de poner orden y garantizar que este parque natural no pierda los valores por los que fue declarado protegido”.
Mientras tanto, y pese a los anuncios de planes de vigilancia, los conciertos siguen convocándose en redes sociales. Una situación que, para Agaden, pone en evidencia el desfase entre las palabras de las administraciones y la realidad a pie de playa.
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