Además, afrontamos como comarca grandes retos colectivos que exigen de unidad entre los ayuntamientos a la hora de alzar la voz de forma mucho más eficaz de lo que hasta ahora se ha venido haciendo. Entre esas demandas figuran medidas para afrontar las posibles consecuencias negativas de un más que probable Brexit duro a partir del 31 de octubre. La firma de los memorandos entre España y Reino Unido garantizan en términos generales unas buenas relaciones de buena vecindad con Gibraltar, pero la salida del Peñón de la UE tendrá un impacto -tanto en la propia colonia británica, donde trabajan grosso modo unos diez mil españoles, como en su zona de influencia- sin que a estas alturas se hayan tomado medidas económicas o sociales por parte de las administraciones central y autonómica. A este respecto, la situación de las infraestructuras, particularmente, de la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla y del desdoble de la carretera Algeciras-Vejer, es el paragdima de la marginación que padece el Campo de Gibraltar. Será imposible acelerar el desarrollo de la comarca para sacarla del pozo del paro si carecemos que los medios necesarios para ello, particularmente de unas infraestructuras de transporte adecuadas.