Muchos asocian el segundo mes del año con la celebración del día de los enamorados en recuerdo de San Valentín; otros con los carnavales originados en honor del Dios romano del vino llamado Baco; pero para quienes debido a la edad vivimos liberados de sueños y deseos, y acostumbrados a la soledad huimos de las aglomeraciones , a la hora de elegir una efeméride del mes en el que los romanos celebraban la fiesta anual de la Purificación a la que llamaban Feria, elegimos como la más relevante de febrero a la conocida como “el día de la marmota”.

Su origen proviene de una fiesta religiosa denominada el “Día de la Candelaria” en la que los fieles cristianos portaban velas a las iglesias para bendecirlas y así tener protegidos sus hogares durante el invierno. Con el paso de los años, la conmemoración fue asociándose con el pronóstico meteorológico y en Alemania se introdujo un erizo, el cual en función de su sombra vaticinaría cuando terminaría el invierno. Convertido el festejo en una tradición, los colonos alemanes la llevaron a Norteamérica, donde al no haber erizos los sustituyeron por marmotas. El mecanismo es simple. Cada 2 de febrero si la marmota al ver su sombra regresa al agujero donde ha permanecido hibernando son seis semanas más de invierno. Si por el contrario no la ve, vendrá la primavera. Hay diferentes estados y localidades que celebran con gran algarabía esta tradición y cada uno tiene su propia mascota, aunque la más celebrada y en cierta medida la considerada como la oficial es Phil, la marmota de Punxsutawney en Pensilvania.

Phil se hizo muy popular por un largometraje rodado en1993 titulado El Día de la Marmota, que protagonizó un Bill Murray que quedaba atrapado en el tiempo.

Ahora que regresa Trump; que en suelo europeo vuelve a haber una guerra; que árabes e israelíes se enfrentan como en los peores tiempos del siglo pasado; que la izquierda y la derecha españolas recuperan argumentos desfasados en busca de incentivar la crispación y los enfrentamientos; celebrar El Día de la Marmota parece más adecuado a los tiempos que corren, que brindar ingenuamente por las ilusiones que ofrece el amor. Porque este año salvo sorpresa mayúscula, Phil preferirá quedarse a resguardo en su madriguera ante las sombras que le esperan fuera.