Los culpables

Hemos pasado del problema vasco, al catalán y ahora estamos en el español

A lo largo de su historia, España se ha caracterizado por haberse disparado en los pies en repetidas ocasiones. Pocos países tienen en su interior un gen tan autodestructivo, y sin embargo la nación de Cervantes, Quevedo, Velázquez, Picasso o Gaudí se mantiene firme y continúa siendo uno de los mejores lugares del mundo donde vivir en paz y democracia. Escribo esto tras escuchar a la presidenta de la Comunidad de Madrid definiendo la situación actual como la instauración de una dictadura; mientras asociaciones de jueces, empresarios y hasta presentadores de programas de entretenimiento se muestran entre preocupados y avergonzados por los acuerdos alcanzados con los partidos nacionalistas. El espectáculo además de mostrar a políticos como Esperanza Aguirre, Ayuso o Aznar comportándose como auténticos expertos en la kale borroka; y a analistas y comunicadores predicando libremente que vivimos en un régimen sin libertad; es el ejemplo dramático de que las dos Españas lejos de acercar posturas, caminan cada vez más por senderos que se bifurcan. Y esto es lo peor de todo.

A mí la amnistía me molesta profundamente. Porque no hace justicia con quienes incumplieron las leyes y malversaron fondos de todos para quitarnos algo que es tan nuestro como de ellos. Me disgusta que quienes continúan sin variar ni un milímetro sus amenazas de volver a hacerlo, ni muestran señal alguna de arrepentimiento, salgan reforzados. Pero me pregunto cuál es la otra alternativa. ¿Dejamos varados en Waterloo a la mitad de la población catalana? ¿Intentamos resolver el conflicto o se lo damos en herencia a nuestros descendientes? ¿Dinamitamos los puentes o los construimos? Los grandes culpables de que la marca España sea cada vez menor y menos querida en Cataluña (y en Euskadi) son los sucesivos gobiernos del PSOE y el PP que han dimitido a la hora de defender que una España plural, diversa y unida, nos conviene a todos por igual. Tenían una oportunidad de oro tras las últimas elecciones para haber pactado entre ellos, pero han hecho lo contrario echándose en cara sus apoyos en vez de acordar sus muchas coincidencias. Todo lo que está ocurriendo es un desastre. Hemos pasado del problema vasco , al catalán y ahora estamos en el español. Los culpables son quienes representando al 80% de todos nosotros, han puesto nuestro futuro común en manos de quienes menos interesados están en que lo hagamos juntos y en paz. Demasiados enarbolando sus heridas y muy pocos intentando curarlas. Otro disparo al pie. No nos matará, pero duele y mucho.

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