Nazis y comunistas

Es como si el Frente Popular acechara, a modo de demonio que espera su oportunidad

La ocurrencia de Amparo Rubiales, uno de los floreros del PSOE, de llamar judío nazi a Elías Bendodo, tiene su aquél, no crean. Bendodo, un auténtico profesional de la política, criado, crecido y formado en el Partido Popular, con toda su experiencia generada en la militancia activa desde la adolescencia, nació en Málaga y pertenece a una familia sefardí procedente de Larache, uno de los refugios de los judíos que fueron expulsados de su tierra, España –Sefarad–, al término del siglo XV. Las reacciones contra el pueblo judío han sido variadas y numerosas desde que la historia empezó a escribirse, pero ninguna, desde luego, de las características y dimensión de la emprendida por el nazismo en 1933. El Partido que lideró Adolf Hitler, se llamaba Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. La palabra nazismo procede de la simplificación contractiva de la expresión nationalsozialismus. De modo que los nazis se inspiraron en el obrerismo y en el socialismo para generar la que junto al comunismo ha sido la corriente ideológica más sangrienta que han visto los siglos. Seguramente fueron derivando hacia una suerte de fascismo, pero su llegada al poder se produjo en el seno y a través de un sistema democrático.

Por eso decía que los adjetivos, nazi y judío, puestos en boca de una vieja socialista, marxista ella desde su tierna juventud, te agitan las entendederas. Nazi es una expresión compatible con obrero y con socialista, sin embargo judío es una palabra que se asocia precisamente a víctima cuando se pronuncia la palabra nazi. Pero es que además, el marxismo, en la práctica leninista, se diferencia escasamente del nazismo. En ambos supuestos las esencias están, en definitiva, en el dominio del pensamiento único y en el sometimiento férreo a la oligarquía dominante. ¿Cómo es posible, pues, que a la Rubiales se le haya ocurrido tamaño dislate? Mal deben de andar las cosas en el plano ideológico de los hooligans del PSOE, para que se tengan estas ocurrencias. El socialismo, no lo olvidemos, tiene sus raíces en el marxismo, así que su evolución puede no haber sido asimilada del todo por los nostálgicos del PSOE de cuna y guardería. Tal vez por ello le ha ido siempre tan mal a este partido cuando se ha puesto a gobernar con formaciones comunistas o supuestamente comunistas. Es como si el Frente Popular estuviera ahí acechando, a modo de demonio que espera su oportunidad. Confiemos en que no se la den nunca.

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