El Plan General de Ordenación Urbana de Algeciras se aprobó a principios de este siglo, concretamente en julio de 2001, y preveía la ejecución del suelo urbanizable programado que se planeaba, en el plazo de ocho años desde entonces. En caso de no cumplirse tal previsión, lo cual pudiera entenderse lógico, se fijaba la necesidad de revisar el PGOU aunque fuera parcialmente, cada cuatro años, a fin de redefinir a la vista de los avances y circunstancias, los hitos urbanísticos para el desarrollo armónico de la ciudad.

Es fundamental para observar el cumplimiento de los objetivos marcados, el llamado Programa de Actuación del PGOU, que fija el modo y secuencia adecuado para la consecución del modelo territorial propuesto. Es la prueba del algodón del buen hacer urbanístico en lo documental. Aunque a simple vista ya se observa lo desastroso del actuar de los distintos gobiernos municipales en esta materia, durante décadas, y así seguimos.

Asimismo, el PGOU establecía un número considerable de unidades de ejecución y la necesidad de aprobación de distintos Planes Especiales para el desarrollo integral e integrador de distintas zonas de la ciudad, como la Sur, o la zona de Servicio Portuario (incluido el Llano Amarillo). Ello permitiría la posterior aprobación de estudios de detalle concretos y la ejecución de las obras urbanizadoras necesarias para hacer una ciudad más amable, accesible, verde, y con una construcción de vivienda y equipamientos, acorde al crecimiento demográfico de la ciudad, y a las nuevas necesidades ciudadanas.

Muy poco de lo programado se ha desarrollado ni en proyectos, ni en la realidad. Por no decir de los planes de asfaltado, de cuidados de acerado, de mejora de la accesibilidad, etc… que solo salen a relucir cuando alguna subvención extraordinaria pueda ser la que permita tales actuaciones, no debidamente incluidas en los presupuestos anuales ordinarios.

Como ejemplo, el PGOU programó la construcción durante los primeros seis años de vigencia del mismo, de múltiples viales de construcción directa, que permitieran mayor fluidez en el Paseo Marítimo, un uso de esparcimiento, deportivo y lúdico del frente litoral, o los de Acceso a la ciudad, en zonas centrales y sur, dotando de grandes avenidas, bulevares, y zonas verdes a espacios degradados, que así siguen a día de hoy.

Pero más de 20 años después seguimos casi igual, sin que se haya desarrollado mucho de lo proyectado en el PGOU, y con la realización de obras no en virtud del planeamiento, sino por fortuna de subvenciones que otras administraciones proporcionan al consistorio, que poco hace con sus propios fondos.

Así, queda lejos la apertura de grandes avenidas donde caminará el hombre libre para construir una sociedad mejor, que diría Allende.

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