Artificios y estratagemas

Nada en la escenografía de un evento electoral se produce sin estar sesudamente programado

Dice una máxima popular, que “hay gente p’ató” (permítaseme la grafía). Lo más probable es que fuera Rafael Gómez Ortega Gallito quien la pronunció; dícese que al serle presentado José Ortega y Gasset aludiendo a su condición de filósofo. Eran de la misma edad y vivieron la misma época. Lo de filósofo (Ortega era catedrático de Metafísica) le sonaría al gran torero sevillano tan a trasmano, que provocó en él una de esas salidas que se quedan en la leyenda. No tan probable es que, como dicen algunos, la frase se deba al legendario diestro cordobés Rafael Guerra Bejarano Guerrita, que tenía veintiún años cuando nació Ortega, e imposible que su autor fuera su paisano, Rafael Molina Sánchez Lagartijo, que murió cuando Ortega tenía diecisiete años. Tal vez se derive la confusión, de que esas grandísimas figuras de la tauromaquia tenían el mismo nombre de pila.

Ninguno de estos tres destacados del anecdotario taurino, conoció las tropelías –a saber qué dirían de ellas– de ese infausto personaje llamado José Félix Tezanos, que se doctoró en Sociología bajo la sabia dirección del ilustre catedrático linense Salustiano del Campo. Jamás sería de esperar tan desencajado vasallo de tan buen señor. El CIS, ya completamente desacreditado y de fiabilidad nula, no es más que un instrumento al servicio de la persona de Pedro Sánchez y de sus acólitos. No resulta fácil deducir qué beneficio electoral podría extraerse de esa torpe manipulación de la intención de voto, que hace pensar en el cinismo servil de sus autores, pero seguramente se trata de una de las componentes de la estrategia que el núcleo duro de la legión de asesores de Sánchez, ha diseñado para fortalecer sus aspiraciones de poder. La fecha de la convocatoria es otro recurso estratégico. Sánchez es consciente de su impopularidad. Ha de serlo por las constantes muestras de rechazo que recibe en sus apariciones públicas no controladas. Sólo convocando elecciones en el ejercicio de tareas ligadas a la presidencia de la Unión Europea, pueden disimularse sus ausencias en la campaña. Mucho le perjudicarían los abucheos. Especular sobre que la inconveniente ubicación de los comicios, incide sobre todo en el votante de derechas, carece de sentido. Mientras que el enfado por las incomodidades que supone, son causa de reacciones negativas trasversales. Nada en la escenografía de un evento electoral, se produce sin estar sesudamente programado.

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