Aprovechamiento gastronómico de las bodegas

Este campo puede ser muy interesante tanto para promocionar el vino como para dar usos a estos espacios

Los edificios que acogen a las bodegas de la provincia de Cádiz son monumentos por si solos, aparte de su uso bodeguero. El otro día asistí a una original cena organizada por las bodegas Barbadillo en sus instalaciones de Sanlúcar. Habían organizado una cena en colaboración con el restaurante Tribeca, uno de los pioneros en la alta cocina de Sevilla y liderado por los hermanos Guardiola, unos profesionales, que además de hacer muy bien lo que es comé, son unos grandes enamorados de la provincia de Cádiz y de los jereces.

La bodega adaptó para la ocasión el jardín San Guillermo, un patio situado en el interior de sus instalaciones. El encuentro tuvo lugar por la noche y acicalaron el espacio con unas luces como de feria, muy discretas y unas cuantas mesas para que se alojaran los comensales. Bastaron unos pocos detalles para contemplar la belleza de ese espacio prácticamente escondido y que solo se ve si se visita el museo de Barbdillo o en algunos actos que organiza la firma sanluqueña.

La actuación, entre plato y copa, de una pequeña orquesta de cuerda, que iba amenizando la noche convirtió el encuentro en algo delicioso. Me parece una gran idea esto de aprovechar los cascos de las bodegas no sólo para que reposen los vinos. Son espacios de una gran belleza y que pueden ser aprovechados para ocasiones como esta. Eso de combinar estos espacios con la alta cocina, es una idea magnifica.

Ya son varias las bodegas que están apostando por estas cosas. Además de Barbadillo, me viene también a la cabeza las magníficas combinaciones que hace González Byass en el Tio Pepe Festival o la feliz idea de esta bodega también de poner en otro espacio sin uso de sus instalaciones un restaurante también de alta cocina como Pedro Nolasco. También han optado por esto de combinar gastronomía y vino, la bodega Hidalgo de Sanlúcar, con su restaurante Entrebotas, una preciosidad o la tapería Fundador situada también en otro casco, con un precioso patio en Jerez.

En Chiclana la bodega de Manuel Aragón lleva ya muchos años con una coqueta taberna en sus instalaciones de la calle Olivo donde se puede disfrutar de una de esas parejas gloriosas de Cádiz: el moscatel y la butifarra. Es también digno de elogio lo que hace la cooperativa Católico Agrícola de Chipiona que también aloja a varios establecimientos en sus instalaciones de la avenida de Regla.

Considero que este campo puede ser muy interesante tanto para promocionar el vino como para dar usos imaginativos a espacios que pueden tener más aprovechamiento. Enhorabuena a todas estas firmas por hacerlo.

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