Un mensaje a primera hora del domingo aparece en el teléfono móvil. Te dice que esta semana has usado el dispositivo un 41% menos que la semana pasada. No está mal pero la curiosidad mata al gato y no puedo evitar abrir el mensaje. En el mismo aparece toda clase de estadísticas que te dice desde el tiempo que has estado mirando el teléfono, las veces que lo has usado y en qué aplicaciones, con un récord absoluto del tiempo en el whatsapp. Qué feliz eran nuestras vidas cuando no teníamos el irrefrenable deseo de echarle un ojo a ese aparato con el que nos comunicamos muchas más veces que con el que tenemos al lado. Me alegro de que te lleguen esas estadísticas. Es una manera cruda y directa de darte un sopapo en la cara y ver la realidad que uno siempre niega, que pasamos demasiado tiempo con los sentidos puestos en esa pantalla. Cada vez que lo miro, hoy mucho menos, me siento culpable.

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