Los sentimientos y emociones son difíciles de esconder, a no ser que el individuo en cuestión sea un témpano de hielo. Esta entrada viene al hilo de la fotografía -magnífica por cierto- que el fotógrafo personal de Putin hizo a Macron y que irremediablemente está dando la vuelta al mundo. En esa instantánea se ve al presidente francés saltándose el protocolo que se debe mantener en el palco de un estadio deportivo cuando marca su equipo, actuando como cualquier hincha de a pie gritando por sus colores. El fotograma también recoge al presidente ruso junto a Infantino, presidente de la FIFA, que se mantienen sentados viendo el lance del partido. También se aprecia como Kolind Grabar, vestida con la camiseta de la selección croata, se lleva las manos a la cabeza. Reacciones a flor de piel. Simple y llanamente. ¿Es malo que un alto mandatario se sienta tan feliz y lo demuestre viendo ganar a su selección nacional? Lo tengo claro: admirable y humano.

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