Los comerciantes del centro, hartos de la falta de limpieza y seguridad

Los comerciantes de calles céntricas como Duque de Tetuán, López de Ayala, Jardines y Flores están cansados de pedir limpieza, mantenimiento, vigilancia y control por parte del Ayuntamiento de La Línea. Tanto que son ellos mismos los que tienen que cubrir estos servicios ante la dejadez municipal.

Los autónomos se sienten "desprotegidos" y "cansados". Propietarios de negocios y empleados de esas zonas solicitan que se mejore el estado de las aceras y calles, que aumente la presencia policial y se limpie con más asiduidad. Aseguran que han pedido a empleados municipales que barran sus puertas y no lo han conseguido. Explican que los sábados y festivos, como fue el caso de este pasado en pleno puente, los restos de cristales, bebidas, comida y colillas pueblan la vía y la acera. "Encontramos muchas mañanas la puerta de nuestros negocios como un botellón. Parece que se turnan por toda la calle y si no es a base de lejía no podemos tener los negocios decentes. Amanece todo pringoso y con vasos rotos, incluso las persianas dobladas. La policía debería controlar la zona y el Ayuntamiento, saber que debe limpiar más y mejor", relatan los comerciantes de las calles Duque y Lopez de Ayala.

"Tenemos el cristal del escaparate roto de un botellazo, compruébenlo", se queja uno de los empleados de unas oficinas mientras señala la luna. Otro establecimiento ha optado por poner una cancela en la escalera de acceso para evitar que usen la entrada del local como terraza. "Amanece todo pegajoso, con resto de vasos y botellas", indica el propietario. "Pagar es nuestro deber pero también tenemos derechos y eso parece olvidado. Nosotros organizamos nuestros turnos de limpieza y encima sufrimos la rotura de persianas, meadas de los perros en nuestras puertas. Pedimos control y efectividad de la administración local", continúa. "Ya estamos acostumbrados a limpiar cada día excrementos y pipís de animales. Las calles están de pena:boquetes que cualquier mañana dan un disgusto a un cliente, un proveedor o un transportista", añaden los comerciantes de las calles Flores y Jardines.