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La UIMP coloca a Alejandría como símbolo de la unión entre culturas

La directora de Relaciones Internacionales de la Biblioteca alejandrina da a conocer las líneas de trabajo de la nueva institución · Inaugurado el Encuentro Internacional sobre la Alianza de Civilizaciones

Antonio Monclús, a la derecha, presenta a la directora de la Biblioteca de Alejandría.
I. I. Triay / E. Blanco / La Línea

25 de septiembre 2009 - 01:00

Solidaridad, igualdad, libertad, paz y diálogo. Estos fueron los términos utilizados ayer en el encuentro internacional celebrado en la sede campogibraltareña de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) bajo el título El diálogo de las culturas mediterráneas árabe-cristiana-judía en el marco de la Alianza de Civilizaciones. Desde la biblioteca de Alejandría a la actualidad.

La apertura del encuentro corrió a cargo de Hagar Islambouly, directora de Relaciones Internacionales de la Biblioteca de Alejandría que recordó la importancia de esta institución en el pasado y explicó a los asistentes cuál es su proyección de futuro.

Islambouly destacó que durante 1.000 años, Alejandría fue una de las ciudades más importantes e influyentes del Mediterráneo. "La Biblioteca fue un gran legado", afirmó la ponente, que recordó que su construcción arrancó en el 288 antes de Cristo. La directora explicó que ya entonces era también un centro de investigación y una academia. "Alejandría se construyó sobre el conocimiento, al contrario que Atenas y Roma, su triunfo se basó en la conquista de las mentes que llevó a dinastías de académicos a navegar en un mar de libros en la mayor biblioteca del mundo y el mayor museo de antigüedades".

Hagar Islambouly destacó que en sus estantes se apilaban 700.000 rollos que hoy equivaldrían a más de 100.000 libros impresos y afirmó que aunque la Biblioteca fue destruida hace 600 años "su espíritu continúa inspirando a científicos y académicos en todo el mundo". La directora resaltó que ahora "ha vuelto a la vida de nuevo en una ciudad decidida a reclamar su orgullosa tradición cosmopolita y a recuperar su posición como perla del Mediterráneo".

Los objetivos marcados son que la nueva Biblioteca de Alejandría sea "una ventana del mundo a Egipto y de Egipto al mundo, un instrumento para afrontar el desafío digital y un centro de diálogo entre personas y civilizaciones". Para hace efectiva esta visión, Islambouly explicó que se ha creado una legislación única, la Ley número 1 de 2001, que convierte a la Biblioteca de Alejandría en una persona jurídica autónoma que depende directamente del presidente de Egipto.

La instalación cuenta no sólo con la biblioteca con hasta seis áreas de especialización, sino que además se ha reservado un espacio para exposiciones, hay un centro de investigación, un planetario, tres museos y una sala de conferencias.

La ponencia de Islambouly estuvo precedida un vídeo de Federico Mayor Zaragoza, director de la Fundación Cultura de Paz, quién resaltó su satisfacción por que árabes, cristianos y judíos "se reúnan en este marco mediterráneo para ver qué ha sucedido desde la Biblioteca de Alejandría hasta nuestro días".

Mayor Zaragoza señaló los grandes retos que tiene por delante la humanidad, como el hambre, la pobreza y la superioridad del hombre sobre la mujer, pues sigue tomando el 90% de las decisiones. Añadió que el Mediterráneo debe ser punto de encuentro para el cambio "porque del pasado hay muchas cosas que conservar pero sobre todo tenemos que aprender a inventar el futuro que las generaciones venideras se merecen. Ese debe ser el reto".

El acto de presentación tuvo lugar en el Teatro La Velada y al mismo asistió el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón; el presidente de la Diputación Provincial de Cádiz, Francisco González Cabaña; el concejal de Empleo y Juventud, Alejandro Sánchez; la vicepresidenta de la Fundación Dos Orillas, Paola Moreno; el rector de la UIMP, Salvador Ordóñez; y el director de la sede en el Campo de Gibraltar, Antonio Monclús.

Para López Garzón este encuentro contribuye a fomentar el diálogo cultural transmitiendo a los ciudadanos un "mensaje positivo que nos permita concebir la diversidad como una oportunidad y no como una amenaza", mientras que Monclús destacó "que otro camino es posible, donde la Biblioteca de Alejandría sea un símbolo para todos".

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