La Línea, 144 años como municipio
a través del tiempo
La mayor parte de la población de La Línea, que dependía de San Roque, solicitó su escisión del Ayuntamiento sanroqueño, que fue aprobada el 17 de enero de 1870
HOY, 17 de enero, se conmemoran 144 años de la aprobación del acuerdo en el que la Diputación Provincial de Cádiz resolvió que se segregara La Línea del distrito municipal de San Roque para formar un nuevo Ayuntamiento. Eso fue el 17 de enero de 1870 . Lo que no admitió el organismo provincial fue el nombre inicial que se le quería poner dar al nuevo distrito, Línea de la Victoria, al entender que sería inconveniente y hasta ridícula semejante denominación.
Este reconocimiento se otorgó al municipio una vez examinada la solicitud entablada por doscientos seis vecinos de la Línea, adhiriéndose a ella más tarde otros ciento veinticuatro. Así, fueron trescientos treinta los recurrentes. El número de vecinos de la porción que se intentaba segregar no excedía de los cuatrocientos veintiséis.
Para demostrar la conveniencia y justicia de la segregación, exponen los interesados que la población de la Línea era el doble de la que exigía la ley como circunstancia precisa para acordar semejantes medidas; que constaba de ciento treinta y seis casas de mampostería perfectamente edificadas y de ciento cincuenta huertos, los cuales, después de satisfacer las necesidades de la localidad, dejaban un sobrante que, tras ser llevado a Gibraltar, constituía una especulación de prodigiosos resultados. También esgrimían que el asentamiento contaba con arcas pescadoras, canteras, caleras y fabricas de ladrillos, que ocupaban muchos brazos y daban lugar a una ventajosa exportación. También señalaban que existían en aquel punto una plaza de mercado, tiendas e industrias de muchos géneros, lo que le permitían subsistir independientemente. Alegaban, del mismo modo, que mientras San Roque absorbía los recursos de la Línea, la tenía completamente abandonada, pues a pesar de mediar más de una legua entre ambas localidades no había en La Línea una escuela de niñas, médico, ni matrona; ni se atendía al empedrado de las calles, a su alumbrado, limpieza y ornato, por lo que los vecinos tenían que acudir por sí mismos a cubrir algunas de estas atenciones.
Estos 300 vecinos que solicitaron que La Línea fuese un municipio independiente, manifestaron que cuenta el asentamiento contaba con recursos propios para sostenerse con menos gravamen del que por aquel entonces sufrían sus vecinos y que se le podía aplicar uno más proporcionado para su población. Algunos de estos recurrentes presentaron después un proyecto de presupuesto municipal para el nuevo distrito, en el que calculando los gastos e ingresos que le pueden corresponder presentaron un déficit de ochocientos setenta y un escudos, que se cubre dejando un sobrante de seiscientos veintinueve con la aplicación de un arbitrio establecido anteriormente.
El Ayuntamiento de San Roque se opuso a la segregación por varias razones. "Se hayan agrupadas a la Línea los caseríos de la Tunara, Espigón, Huertos y Huertas; y la mayor parte de los habitantes no han de calificarse de vecinos porque son transeúntes, y los que no se hallan en este caso están a merced de la autoridad militar, facultada para expulsarlos; de manera que constituyen una población flotante y sin estabilidad, que nunca alcanza el derecho seguro y fijo de vecindad", refleja el acta de segregación firmada en 1870.
"Contribuyen aquellos habitantes a sus cargas municipales con novecientos veintiséis escudos y quinientas cuarenta y seis milésimas para cargo sobre la contribución territorial, y doscientos cincuenta y seis escudos y trescientas ochenta y ocho milésimas sobre la industrial, sumas muy escasas", según el Ayuntamiento sanroqueño por entonces.
Las alegaciones del Consistorio matriz continúan: "El espacio que ocupa la Línea es muy reducido y se encuentra dentro de la zona militar de mar y tierra; los propietarios de huertas y edificios están obligados a destruir las fincas y a devolver los terrenos según lo exijan las circunstancias o el Gobierno lo ordene. El caserío, con tales condiciones construido, constituye la riqueza principal de aquella porción, que no cuenta con otras fincas, inscripciones, derechos, créditos, pastor ni aprovechamientos o usos públicos".
El gobierno sanroqueño de entonces destaca que La Línea no contaba por aquellos años con "fábricas, ni industria, ni agricultura. La vida en aquella localidad es precaria y depende de la prosperidad de la colonia, a cuyo fuego de cañón está sometida, y de manejos nada aceptables. Allí, según asegura la municipalidad, las personas acostumbran a la infancia a ciertos excesos que constituyen delitos, y no se puede calcular el formato que estos tomarían cuando los habitantes quedaran entregados así mismos".
Como comodidades de la villa asentada junto al peñón, San Roque enumeraba varias: "La casa de Beneficencia admite a sus enfermos; tienen una escuela gratuita de primera enseñanza, la Alcaldía de barrio está dotada con un escribiente, se ha creado una plaza de médico titular con residencia fija en aquel punto, y en periodos de epidemia se han facilitados a éste cuantos socorros pudieran desearse".
La Diputación de Cádiz unió al expediente de segregación, entre otros, un oficio de la Sección de Estadística en el que se manifestaba, entre otras cosas que La Línea "es cantón militar de alguna importancia, cuenta aproximadamente 426 vecinos y en este concepto tiene más población que varios ayuntamientos de la provincia y que más de 4.000 de toda la nación; que la relación entre sus habitantes que saben leer y escribir, aunque desalentadora, es más satisfactoria que la ofrecida por varias localidades que se citan, que aquel es un lugar de recreo situado en la frontera de Gibraltar para la gente acaudalada de esta plaza y de San Roque; y tiene una escuela pública de niños, una ermita, cementerio, posadas, oficinas de Hacienda para el cobro del impuesto del pase a Gibraltar, nueve calles, dos plazas, tres cuarteles con pabellones, un establecimiento de salazón con varias dependencias, cuatro cafés, tres billares, doce tabernas, tres barberías, siete zapaterías, una fonda, ocho tiendas de comestibles y ropas, dos de sastre, dos fabricas de ladrillos, una alfarería, varias canteras y mas de doscientas huertas y huertos".
Así, se dio lectura de esta orden de 17 enero del año 1870, por la que Su Alteza el Regente del Reino -en aquel momento el militar y político nacido en la Isla de León, Francisco Serrano y Domínguez- conformándose con lo informado por el Consejo de Estado, se había dignado aprobar el acuerdo de la Diputación, accediendo a la petición de los vecinos de la Línea de Gibraltar en la que solicitaban la segregación de la misma del término de San Roque para constituir un Ayuntamiento, por lo que sus vecinos disfrutarían de todos los derechos, usos y aprovechamientos comunes que corresponden a este término, que se delimitaba en la Orden como comprendido entre el río Cachón de Jimena hasta el arroyo de Guadalquitón, por la Huerta del Rango, formando ángulo a la Pedrera, cuyo territorio tenía una superficie aproximadamente de media legua de ancho por dos y media de largo. Este fue el término que finalmente le fue concedido a la nueva población independiente.
A partir de ese momento se inició un proceso que desembocó apenas seis meses después, el 20 de julio de 1870, con la celebración del pleno extraordinario en el que fue constituido de manera provisional el primer Ayuntamiento. La alcaldía correspondió a Lutgardo López Muñoz, uno los linenses que encabezó aquel movimiento que acabó en la segregación junto a personas como Luis Ramírez Galuzo, otro de los artífices de que La Línea se separara de San Roque y que también llegó a ser alcalde en 1872.
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