El primer ministro británico, David Cameron, mantuvo ayer una ronda de diálogo con los líderes de las instituciones europeas en Bruselas para acercar posturas sobre sus propuestas de reforma, aunque no será hasta el lunes cuando esté sobre la mesa un borrador concreto para facilitar un acuerdo. Se espera que el diálogo entre Londres y Bruselas sea intenso en los próximos días hasta el Consejo Europeo, en el que los Veintiocho esperan llegar a un acuerdo, que podría acelerar la convocatoria de referéndum de permanencia del Reino Unido a la UE, prometido por Cameron, y en el que participarán los ciudadanos de Gibraltar.

El líder conservador se ha comprometido a celebrar esa consulta antes del fin de 2017. Se baraja que, de tener éxito en febrero, se elegirá el 23 de junio.

Las reuniones han sido "difíciles" pero "constructivas", según apuntaron fuentes comunitarias, y han estado centradas en el pilar más controvertido de las exigencias del Reino Unido, el relativo a la inmigración, sobre el que se especula la posibilidad de activar un "freno de emergencia" para situaciones extremas.

Las peticiones de Londres para mitigar la carga del flujo de inmigrantes europeos sobre su sistema social podrían saciarse con un mecanismo de emergencia por el que, si el país demuestra que su sistema social está bajo una carga imposible de asumir, podría activar ese freno.

Queda por ver si la Comisión Europea (CE) tendría que autorizar el sistema o si deberían ser los líderes en el Consejo Europeo o los ministros los que decidan si es aceptable y por cuánto tiempo.

Tras la reunión de Cameron con el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, no hubo declaraciones a los medios y el Ejecutivo comunitario evitó comentar informaciones sobre propuestas que aún no se han materializado.

Desde el Parlamento Europeo (PE), su presidente, Martin Schulz, dijo a los medios que "es posible" encontrar un compromiso que permita a Reino Unido protegerse mejor contra el abuso del sistema y abogó para que esté disponible para todos los Estados miembros.

"Un compromiso será posible porque lo que piden va también en el interés de todos los demás", subrayó Schulz.

Sin embargo, consideró "prematuro" sacar conclusiones por ahora y admitió que "cierto suspense" se mantendrá hasta el lunes, cuando se espera que esté encima de la mesa el texto definitivo, sobre el que habrá que trabajar de aquí al próximo Consejo Europeo del 18 y 19 de febrero.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, mantendrá un encuentro con Cameron mañana en Downing Street del que espera poder traer una propuesta concreta que remitir a los líderes de los demás 27 Estados miembros el lunes.

Lo que sí dejó claro Schulz, y coincide con la visión general de Bruselas, es que todo acuerdo tiene que garantizar la "compatibilidad" de las propuestas británicas, que serán analizadas "caso por caso", con las reglas europeas, y que hay que discernir "lo que concierne puramente" a los derechos nacionales.

"La libre circulación concierne a todos los Estados miembros, en eso no puede haber diferencias", subrayó, aunque confió en que el Reino Unido "no espera que la UE sacrifique valores fundamentales". Tras la reunión con Juncker, Cameron calificó de "interesantes" las respuestas de Bruselas a sus peticiones de reforma en materia de inmigración, aunque dijo que aún queda "un largo camino por recorrer" en la negociación y las propuestas "no son suficientemente fuertes".

Entre las peticiones de Londres figura la de que los ciudadanos de otros países de la UE que lleguen al país deban vivir ahí y pagar impuestos durante cuatro años antes de poder optar a beneficios en el trabajo o a una vivienda social.

Cameron completará su ronda de contactos con un viaje a Hamburgo (Alemania) el próximo 12 de febrero, donde se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel.

Las propuestas de Londres para reformar la UE están conformadas por cuatro pilares, que además de la inmigración incluyen asuntos como el mercado único, la competitividad y la integración europea.