La pregunta que todos te hacen es “¿y por qué te dedicas a esto?”; y mi respuesta siempre es la misma: ninguna. Son tantos motivos y tan pocos a la vez, que ni siquiera sabría cómo empezar a explicarlo.
Al contrario que el resto de mis compañeras mi encuentro con la montaña no se produjo desde la escalada sino desde muy niña a través del esquí. Mi infancia y adolescencia transcurrió encima de unos esquís por estaciones de España y de media Europa.
Una cosa llevó a la otra y, gracias al esquí alpino conocí el esquí de travesía; éste ha sido una puerta que ha abierto otras actividades en el medio de la montaña.
La motivación, las inquietudes, la curiosidad y, principalmente, las ganas de aprender son el motor para viajar y plantearte actividades deportivas como las del proyecto “Mujer Andalucía 2009”.
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