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Del mangazo, al abrazo

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Siete años después de que fuese bautizado como 'el árbitro del mangazo' por este periódico el sevillano Enrique Figueroa Vázquez, ahora uno de los máximos responsables del colectivo en toda Andalucía, se sienta a analizar con el autor de la crónica aquel Balona-Cádiz y otros muchos aspectos del fútbol que no suelen trascender a la opinión pública

Figueroa Vázquez expulsa a Francis en el Balona-Cádiz de 2011.
Rubén Almagro La Línea

05 de julio 2015 - 05:02

Veintiuno de diciembre de 2008. Balona y Cádiz empatan a dos en el Municipal en un partido más que polémico. El sevillano Enrique Jesús Figueroa Vázquez concede el empate a uno de los amarillos en claro fuera de juego y expulsa a Copi por lo que entiende que es fingir una caída fuera del área. El autor de la crónica de este periódico, el mismo que de este artículo, le dedica frases como "Hizo todo lo que pudo para que la Balompédica no ganase" o "en el 22' llegó la primera canallada de Enrique Jesús Figueroa Vázquez. Un árbitro que tiene todala pinta de saber inclinarse ante la burguesía hasta donde haga falta. Es importante saber a quién se agrada". En 2012 y 2013 el Comité volvió a designar a este mismo trencilla para el duelo entre estos dos mismos equipos, con la consiguiente polémica. Entonces este periódico se refirió a él como 'el árbitro del mangazo'. Un buen amigo común de ambos, el responsable del servicio de prensa de la Federación Andaluza, Rafa Jiménez, insiste en tender un puente para que ambos tengan una conversación. Siete años después de aquel ya famoso arbitraje, árbitro e informador se sientan a una mesa y mantienen una más que cordial conversación. Como lo que son, por encima de todo, gente que ama el fútbol. Aquella conversación informal es la génesis de una entrevista que ayuda a conocer mucho mejor el mundo del arbitraje y lo que deberían ser las relaciones entre estos dos colectivos.

-Buenas tardes, 'árbitro del mangazo'

-… anda que empezamos bien.

-A fin de cuentas aquello fue lo que unió nuestros destinos.

-Sí, sí, todavía quedan rescoldos de aquello en internet. Fueron fuertes los comentarios de ese ya famoso artículo.

-Leyéndolo ahora con el paso del tiempo, es fácil llegar a la conclusión de que usted es mejor persona que el que pregunta. Yo seguramente no me hubiese sentado con un tipo que escribiese eso de mí.

-Fui juzgado muy duro sin conocerme. Y de vez en cuando alguien me lo recuerda.

-¿Se acuerda usted de aquel partido?

-Sí, sí perfectamente.

-¿Ha tenido oportunidad de verlo después? Porque reconozco, sin tapujos, que me extralimité en algún comentario, pero lo que no admite debate es de que Enrique marcó en fuera de juego.

-No puedo opinar porque no los vi. Son jugadas que suelen pasar y en la que además los árbitros nos fiamos de nuestros asistentes, que para eso los llevamos. Otras veces sí he comprobado que algún árbitro asistente ha errado…

-… y en ese caso ¿se le reprende?

-Evidentemente. Cuando hablamos de algo flagrante, obvio, se le pregunta en qué pensaba en ese momento.

-¿Usted no se acuerda de esa jugada para nada?

-No, de ésa no.

-Eso se lo dirá usted a todos.

-[al fin sonríe] No, en serio, si lo hubiese visto y llevase usted razón, lo admitiría. Se han dado casos. En un buen árbitro debe prevalecer la humildad y nosotros nos equivocamos igual que el jugador, el técnico… o el periodista. Forma parte de esto.

-De la otra jugada que dio que hablar. La expulsión de Copi por caerse fuera del área ¿sí se acuerda?

-Ésa sí la tengo clara. Porque la vi yo y se queda clavada en la retina. Para mí se lanzó al suelo simulando una falta y el reglamento dice que eso es libre indirecto y tarjeta. Que en este caso era la segunda.

-En la final de la Copa de este año Aduriz se lanzó claramente a la piscina en los primeros compases del partido en el borde del área. Velasco Carballo se limitó a hacerle un gesto de que se levantase, que no colaba. ¿Será que es más fácil expulsar a Copi que amonestar a Aduriz? ¿O que usted es mejor árbitro que él?

-No hombre, no. Es que cada árbitro aplica la justicia en un momento concreto y en unas circunstancias concretas. Pero por ejemplo yo en un Marbella-Cádiz en el que el Cádiz se estaba jugando entrar en liguilla le expulsé a tres jugadores, dos de ellos nada más terminar el partido. Y creo que fue incluso aquella misma temporada. Para mí es igual de difícil expulsar a un jugador de un equipo o de otro.

-¿Comprende usted que con cosas como las que sucedieron en el Cádiz-Hércules de la fase de ascenso haya mucha gente a la que le cueste creer en la honradez del estamento arbitral?

-Yo no puedo hablar de ese partido, porque fui el informador arbitral. Y me parece que su comentario es muy injusto con el colegiado. Pero comprenda que no podemos abundar en este tema. Pero yo sí creo en la honradez de todos los árbitros y creo que la mayoría de la gente piensa como yo. Nosotros también nos jugamos el ascenso y los descensos y tenemos que estar pendiente de lo que piensan los informadores arbitrales, no la prensa.

-Pues a usted le molestaba aquello del 'mangazo'.

-No es que me diese coraje, es que me parecía injusto. Y me llegaba por terceros, yo nunca lo había leído.

-¿Y no hubiese sido bueno, y no me circunscribo solo a este caso, que todo esto lo hubiese podido explicar entonces?

-Hay dos problemas. Uno que se hubiese vuelto a hablar del tema y dos, y no digo que sea su caso, que se corre el riesgo de que las palabras se tergiversen y sea peor el remedio que la enfermedad.

-Pues se está usted expresando con plena libertad.

-Sin duda.

-No deja de ser curioso que después de todo lo que estamos hablando usted se llevó una camiseta de la Balona en su último partido del Municipal. En el que por cierto su actuación fue muy bien valorada por este redactor, lo que aprovecho para deslizar que demuestra que no había ninguna persecución.

-Es que yo a la Balona le tengo mucho cariño, porque la he arbitrado muchas veces. Y como a la Balona a otros muchos equipos. Y ahora que desempeño otra tarea en el mundo arbitral (la función de informador para valorar las actuaciones de los árbitros) me encuentro mucha gente que me aprecia. Y tengo camisetas de muchos clubes que me las fueron regalando en el año de mi despedida y era evidente que ya nadie buscaba beneficios. Es que existía aprecio. Yo mismo tengo buena relación con el presidente y el gerente de la Balompédica y su delegado es una persona maravillosa. Incluso he cuajado una buena relación con jugadores de muchos equipos.

-No creo que le sirva de mucho, porque parece que no, pero han pasado ya unos años. Pero visto con el paso del tiempo, admito que en el fragor de la batalla se me fue la mano y que me duele especialmente porque sé que pude hacerle daño a quien ha demostrado ser una muy buena persona.

-Pues sí, sí que sirve. Y se lo agradezco.

-Otra cosa es que sigo pensando que el gol de Enrique llegó precedido de fuera de juego y que Copi con una regañeta tenía suficiente. Pero eso no tiene nada que ver.

-(Ahora se ríe abiertamente) Igual un día nos sentamos a ver el partido juntos y hasta le doy la razón. Lo único que le puedo garantizar es que esos errores, si es que existieron, y otros muchos que pude cometer hasta más importantes, fueron fruto del desacierto, no de ningún interés en beneficiar a un equipo o a otro. No existió mala fe.

-Bueno y después de toda esta charla, no me queda otra que darle las gracias y tenderle la mano. ¿Me la acepta?

-Por supuesto que sí. (La estrecha fuertemente) Tenemos un buen amigo en común que desde el primer momento ha tratado de que nos conozcamos y me alegro de que haya llegado ese momento. Creo que esta conversación es buena para ambos, pero también para el fútbol.

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