Es hora de volver

La milenaria ciudad de Algeciras, con tanta pasión como cariño, toma de la mano a su club de fútbol, mucho más joven pero centenario, para decirle: vamos, es hora de volver. Volver a un lugar mejor y más adecuado con lo que es, volver a Segunda división B.

El largo y tortuoso camino de la competición cobra hoy sentido y, tras dejar atrás tantos obstáculos, sólo quedan por delante el CD Tropezón, un 1-0 que remontar y 90 minutos. ¿Qué impedimento supone eso para una entidad que ha salido victoriosa a su mayor crisis económica, un descenso administrativo, crueles intenciones, mala suerte y a la mismísima desaparición en los últimos seis años? ¿Qué muro se presume impenetrable para unos soldados que luchan armados con la garganta y el alma de más de seis mil especiales? Algeciras y el Algeciras CF quieren, necesitan y se merecen un ascenso.

El Nuevo Mirador estará lleno. La fiebre albirroja se ha ido desatando progresivamente esta semana y ya ningún algecireño es indiferente a lo que está en juego. Las calles, los bares, los edificios, el estadio, las playas, las redes sociales se tiñen de un ambiente diferente, pasa algo, el equipo de la ciudad está ante una cita histórica. La ciudad misma lo está porque, quieran o no, el fútbol es parte de la sociedad y, por suerte o por desgracia, importante.

La afición juega este partido, lo lleva jugando desde después del encuentro de ida cuando se volcaron con los suyos a pesar de la injusta derrota en tierras cántabras. Ha sido una semana muy larga para los algeciristas, que no han parado de autoanimarse, motivarse con vídeos de antiguos ascensos, carteles, caravanas, banderas. Todo eso se intensificará horas antes del Algeciras-Tropezón, aunque no de forma oficial, todos están convocados entre las 14:00 y las 15:00 horas para meter el primer gol recibiendo como héroes a los suyos, que llegarán en bus, y metiendo el susto en el cuerpo a los otros. Habrá más en el calentamiento y más tarde cuando ambos conjuntos salten al campo para jugar, primero lo hará el visitante y luego el local. Todo eso es útil en partidos así.

La plantilla entrenó ayer por última vez antes del duelo definitivo y más importante de los últimos seis años sobre el tapete del estadio municipal algecireño, que lucirá un verde de gala para la ocasión, como gusta al equipo y a los aficionados algeciristas y en contraste con lo que se encontraron en el Nuevo Malecón de Torrelavega. La de ayer fue, sin duda, una sesión diferente, con buen ambiente como siempre pero con nervios lógicos, con la impaciencia de querer jugar ya el encuentro por muchos soñados durante años o durante toda una vida de futbolista.

Atrás quedó el encuentro de ida, eso sí, revisado durante la semana. Un partido en el que el Algeciras mereció más ante un Tropezón que vio como se estrellaban dos balones en los palos de su portería y que fue desbordado en la primera parte antes de ganar metros y empatar en la única jugada trenzada de peligro de los taniegos. El equipo gobernado por Manolo Sanlúcar busca la remontada en su campo y ante los suyos. Nadie duda, entre otras cosas porque lo ha hecho durante la temporada, que saldrá a ganar desde el minuto uno de partido. Eso sí, y coinciden todos, sin pausa pero sin prisa. No hay que volverse loco, y aunque marcar pronto es emplatar el ascenso ya se ha visto esta temporada que las prisas pueden atragantar un partido. La nave rojiblanca tiene que navegar constante pero serena, confiada en sí misma y con el viento que insufla su público. De los diecinueve resultados que se han dado en el Nuevo Mirador este curso, ocho darían el ascenso a los albirrojos el domingo y dos llevarían a la prórroga. De la segunda vuelta valen seis.

Todos preparados, Miguel es la única excepción después de estar el tramo final de la competición fuera de juego por una lesión. Una lástima porque nadie es imprescindible y es un delantero para la ocasión. El equipo titular será diferente al del partido de Cantabria. Hoy necesita velocidad ante un equipo que puede acusar excesivamente las dimensiones del campo y el calor. Iván, David Narváez, Llaves... ganan protagonismo y tienen opciones de recuperar el once. No hay que descartar la pareja Pedro-Llaves, aunque a Sanlúcar le gusta colocar en casa al atacante jerezano. Las combinaciones son muchas y todas incluyen a hombres ansiosos por subir, que es lo importante.

"Hay que jugar con el corazón en una mano y el escudo en la otra y dejarnos la vida en el campo pero con la cabeza fría". Fue el mensaje de Manolo Sanlúcar, que dijo haber soñado con este partido como los algeciristas sueñan muy fuerte con ascender esta tarde. Si no lo consiguen, habrá otra última oportunidad pero de eso nadie quiere ni hablar, hoy sólo se habla de volver a ser grandes.