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Rafael Castaño
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fútbol
Cuando el checo Antonin Panenka batió al meta Sepp Maier, con una peculiar manera de lanzar el penalti decisivo durante la final de la Eurocopa de 1976, poco podía imaginar que se estaba convirtiendo en parte de la historia del fútbol, una revolucionaria y sutil manera de lanzar una pena máxima que ha hecho más o menos fortuna.
Ayer se cumplieron 35 años de aquella acción. Panenka se jugó la Eurocopa para su país (Checoslovaquia) de una manera que nadie esperaba, tampoco Maier, batido por un toque sutil por el centro de la portería, justo cuando ya había decidido lanzarse hacia la izquierda de su portería. El único que tenía conocimiento de este arte era el portero suplente de los checos, que compartía habitación con Panenka. El delantero le confesó la noche antes del partido que si se llegaba a los penaltis y él era el último en lanzar se arriesgaría.
El bigotudo ariete del Bohemians se había convertido en un innovador. Cansado de que el meta de su equipo, Zdenek Hruska, le adivinara sus intenciones a la hora de enfrentarse al penalti, Panenka ideó una manera, algo sorprendente, y que, con mejor o peor suerte, una legión de atrevidos imitadores la han seguido a partir de entonces.
Panenka lo explica en una entrevista publicada en la revista especializada que lleva su nombre (www.panenka.org) y que aprovechando la efeméride verá la luz. "Solía quedarme con el portero después del entrenamiento y hacíamos pequeñas apuestas en las tandas de penaltis (cervezas, chocolate...). El meta era bastante bueno y casi siempre me ganaba", explicó.
Hasta que una noche Panenka, dándole vueltas al asunto, encontró la forma de engañar a Hruska. "Pensé en ese tiro centrado y flojo, que sorprendería al portero ya vencido a un lado". La sangre fría de Antonin Panenka es el momento que eligió para llevar a la práctica su revolucionaria idea. Era la final de la Eurocopa de 1976, acababa de fallar el anterior penalti de la tanda el alemán Uli Hoeness y si marcaba, la gloria sería para él.
Dice que no se arrepiente. "Siempre he entendido el fútbol como una manera de divertirme", aseguró. "No veo quién los tira, sino cómo se comportan los porteros. Y tal y cómo se tiran, creo que mi método sería exitoso en un 90 por ciento".
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