Algeciras CF | Primera RFEF

El Algeciras, ante una encrucijada

  • Iván Ania se enfrenta a su momento más delicado como técnico albirrojo por un bache que amenaza con convertirse en crisis

  • El asturiano salvó con éxito el primer conato de incendio tras lo de Cornellà 

El algecirista Mariano, en un gesto de decepción.

El algecirista Mariano, en un gesto de decepción. / Erasmo Fenoy

El Algeciras se encuentra en su momento más delicado de la temporada. Iván Ania supo resolver el primer conato de incendio, el varapalo de Cornellà de la tercera jornada, de la mejor manera posible: con un golpe de autoridad en el Clásico del Campo de Gibraltar y una racha de ocho partidos sin perder. El asturiano necesita ahora algo más que un extintor para sofocar lo que amenaza con convertirse en una crisis después de haber sufrido tres derrotas en las últimas cuatro jornadas, cuatro tropiezos contando con el fracaso de la Copa del Rey.

El palo del pasado domingo ante el Atlético Sanluqueño en el Nuevo Mirador ha desembocado en una situación nueva para Iván Ania, quien hasta el momento había vivido un clima pleno de optimismo y ilusión, alimentado por el buen hacer del equipo en el césped y el impulso de Félix Sancho desde la propiedad. El bajón o la mala racha, como todo el mundo sabía, podía llegar y ha llegado en una última semana cargada de decepciones en Murcia, ante el Unionistas y contra el Atleti. Pero la inercia de los albirrojos viene de más atrás, antes incluso de la plaga de lesionados que dejó en cuadro al plantel para la visita a Madrid.

El Algeciras ha experimentado una bajada de su rendimiento desde Linares (donde cayó lesionado Almenara). Desde la victoria apabullante en Linarejos, los de Ania no han competido de la misma manera, se han ablandado atrás y han empezado a fallar arriba lo que antes no perdonaban. Los tres empates consecutivos ante Betis Deportivo, Alcoyano y Castellón dejaron ver que la máquina no carburaba igual de engrasada y que en el banquillo cada vez hay menos soluciones.

Desde Valdebebas y a excepción del triunfo ante un rácano Nàstic, el Algeciras de Ania ha ido perdiendo ese sello de conjunto serio, peligroso a domicilio y letal en casa cuando pasaba a dominar con un ritmo vertiginoso. Sin ir más lejos, el primer tiempo del domingo ante el Sanluqueño se habría traducido en una goleada si el Algeciras hubiese estado fino, pero no lo está. Quizás tenga que ver con el físico más que con la cabeza.

Que el fútbol tiene mucho de rachas es incuestionable y la Primera RFEF lo demuestra cada semana, pero haría bien el Algeciras en no escudarse solo en la fortuna. Como suele ocurrir en estos casos, el vestuario reclama unidad y un frente común, mientras que la afición se divide entre los más críticos y los que prefieren pasar página sin echar la vista atrás.

Hay un factor que llama la atención en el bache algecirista y es la falta de capacidad de reacción. El Algeciras fue capaz de rehacerse en el comienzo de la temporada en partidos como Barcelona, donde arañó un punto tras empezar perdiendo; en Sevilla, donde respondió rápido al tanto del empate; o ante el Betis Deportivo en el Nuevo Mirador, donde rescató algo de botín tras verse por detrás. Sin embargo, el Algeciras más reciente se cae y no levanta tras recibir un golpe: pasó en Madrid, en Murcia y ante el Sanluqueño. 

Ania achaca esta falta de respuesta a su responsabilidad por, según dijo, no encontrar soluciones desde el banquillo. El asturiano solo hizo dos cambios el domingo ante el Sanluqueño, los dos únicos jugadores de ataque que tenía en la recámara, y uno es un canterano como Campaña. El mensaje al club es alto y claro: no hay más cera de la que arde en una plantilla con varias lesiones de duración desconocida y que a muchos se le antoja corta en ciertas posiciones.

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