El Algeciras, toda una vida ligada a la Feria

El Algeciras CF y la Feria Real mantienen una estrecha relación desde tiempos inmemoriables. La historia del primer equipo de la ciudad durante su gran fiesta está repleta de capítulos para el recuerdo, especialmente las celebraciones, aunque también hay lágrimas de tristeza. Y anécdotas, muchas anécdotas en la centenaria vida del cuadro albirrojo.

Los algecireños se impregnan de Feria desde hoy hasta el próximo domingo. Casi todo pasa a un segundo plano, incluso el fútbol. Salvo, por supuesto, los casos en los que el Algeciras ha llegado a este día tan señalado con su futuro en juego.

Los albirrojos coleccionan grandes gestas con la Feria como testigo. Uno de los triunfos más recordados por los algeciristas más añejos es el primer ascenso logrado sobre el terreno de juego a Segunda división. Fue en 1963. El Algeciras, dirigido por Parriquini y en el que militaban mitos del algecirismo como los hermanos León, Pepe Tapia, Martín Esperanza o Periquito, tuvo que superar una durísima fase de ascenso en la que primero tuvo que vencer, en eliminatorias a doble partido, al Lugo y al Ciudadela de Menorca. En el último duelo, los algeciristas se enfrentaron al Atlético Baleares, al que ganaron en casa por 3-1 pero con el que perdieron en Mallorca por 2-0. Así que se tuvo que disputar un duelo de desempate en el campo de Vallejo en Valencia en el que los albirrojos vencieron por 2-1 y sellaron el ascenso. Fue el 19 de junio de 1963 y Algeciras estaba inmersa en plena Feria. Ese ascenso fue muy especial y un grupo de aficionados esperó al autobús del Algeciras en la playa de la Chullera para escoltar a los jugadores hasta la ciudad. A la altura de Palmones se sumaron más aficionados, que siguieron a la comitiva hasta el recinto ferial, por aquel entonces ubicado alrededor de la plaza de toros de La Perseverancia, donde se prolongó la fiesta.

No fue hasta 1974 cuando el Algeciras y la Feria cruzaron de nuevo sus caminos en otro día célebre. Entonces fue un ascenso a Tercera tras varias campañas en una Regional muy competitiva, ya que aún no existía la Segunda B. El equipo albirrojo se paseó en el grupo de Andalucía Occidental, pero para ascender tuvo que enfrentarse a un Recreativo Granada muy duro que lo dejó en la cuneta. Aún quedaba un último cartucho, una repesca ante el Barbastro. En el Mirador, el conjunto entrenado por Andrés Mateo se impuso por 3-1, y en la vuelta, en la localidad aragonesa tras un viaje en avión y varias horas de autobús, el resultado fue de 0-0. Ese partido de vuelta se disputó el primer domingo de Feria Real, el 16 de junio, pero la expedición, que volvió de madrugada, se dirigió directamente al recinto ferial, donde celebró con miles de algecireños.

Tuvieron que pasar varios años para que el club algecirista pudiese celebrar sus éxitos en plena Feria. La entidad vivió otro ascenso en esa década de los setenta (1977/78 a Segunda) y en los 80 (1982/83 de nuevo a Segunda y 1987/88 a Segunda B), pero ninguno de ellos coincidió con la Feria Real, ya que la temporada finalizó por el mes de mayo. El ascenso de la campaña 1994/95 no coincidió por poco con la fiesta mayor de Algeciras. El duelo ante el Villanueva, que finalizó con un 4-0 y supuso el salto de categoría en el duelo en el que Julio Cabello colgaba las botas, se disputó en el Mirador el domingo anterior al comienzo de la Feria, pero durante la celebración de la misma aficionados y jugadores celebraron la reciente vuelta a Tercera división tras dos años difíciles en Regional.

Curioso fue otro duelo importante en la historia albirroja. El 28 de junio de 1998, último domingo de Feria, el Algeciras recibía al Hellín, ante el que le valía un empate para subir a Segunda B. Once mil almas se dieron cita en el viejo estadio, pero no pudieron celebrar el ascenso a pesar de que el marcador reflejaba un 1-1 debido a que el encuentro se suspendió porque, tras una tangana, los jugadores albaceteños se sentían en peligro y enfilaron el camino hacia los vestuarios. El duelo se reanudó el 11 de julio a puerta cerrada y con más de 6.000 aficionados en los aledaños del estadio. Fue entonces cuando se celebró el ascenso tras un partido épico. Por fin en el año 2000 el Algeciras CF tuvo algo que celebrar en su Feria. El equipo albirrojo, de la mano del recordado Quico Álvarez, selló el ascenso el 25 de junio, Domingo Rociero, tras imponerse al Maracena por 1-0. Fue una campaña brillante en la que finalizó en primera posición del grupo X y en el que dejó en la cuneta en la liguilla, además de al conjunto granadino, al Don Benito y al Torpedo de Cebolla.

La celebración más multitudinaria de los últimos años tuvo lugar, sin duda, el 21 de junio de 2003, primer sábado de Feria Real, día que el Algeciras consiguió el ascenso a Segunda división tras 20 años de ausencia. Los albirrojos realizaron una campaña magnífica de la mano del añorado José Luis Montes y en la liguilla certificaron el salto de categoría tras empatar a cero en el Nuevo Mirador ante el Athletic B en la penúltima jornada de la fase de ascenso. La plantilla partió desde el La Menacha hasta el recinto ferial en un autobús descapotable y fue recibida en los alrededores de la fuente del Milenio como auténticos héroes. Esas imágenes, al menos parecidas, volvieron a repetirse el 24 de junio de 2007. Era último domingo de Feria y el Algeciras logró el ascenso a Segunda B tras empatar a uno con el Toledo en el Nuevo Mirador. Los algecireños se habían traído del Salto del Caballo un valioso 0-1 y con esa igualada saldaban una cuenta pendiente con la escuadra toledana. La afición esperó a su equipo también en el escenario de la celebración de los últimos éxitos del algecirismo y se dio un baño en el agua de la fuente y de multitudes.

La pasada temporada los albirrojos volvieron a protagonizar un ascenso a la categoría de bronce pero se produjo a primeros de junio, el día 2 con una goleada ante el Tropezón, dos semanas antes de una Feria que de todas formas se hizo partícipe de la algarabía albirroja.

En 2012, la Feria Real brindó un particular y cariñoso homenaje al club por un centenario con una reseña en su portada principal y guiños en las fachadas de algunas casetas, una de ellas con un escudo algecirista que ahora luce con orgullo en el Nuevo Mirador.