La huelga en Cepsa arrancó ayer con poco seguimiento por parte de los trabajadores. La parada, motivada para reivindicar el desbloqueo de la negociación del convenio colectivo, estuvo marcada por los servicios mínimos concedidos por el Ministerio de Industria. Esto provocó que no fueran muchos los trabajadores que la secundaran, ya que estaban imposibilitados por tener la obligación de trabajar.

Desde el comité de empresa se destacó que la jornada transcurrió sin problemas. Si bien, durante la mañana sí se dio un malentendido entre empresa y trabajadores al tener diferentes interpretaciones en cuanto a la carga de las unidades. Sin embargo, se llegó a un acuerdo entre las partes, por lo que se tratará de cumplir lo marcado por Industria.

Ante esta situación, se estudian acciones para reclamar por lo fijado. Consideran que son unos servicios mínimos "abusivos", que tan sólo permiten bajar la carga de manera simbólica en las plantas principales. De este modo, se quejaron de que Industria les impida el derecho a la huelga, por lo que se estudian otras medidas de protesta, como manifestaciones durante los días de la parada.

Se le une a esta situación, según explicó el comité, que de todos los trabajadores de la petroquímica, 500 estaban obligados a seguir en su actividad, según la orden dictada por Industria, lo que es una muestra evidente de las causas de la participación "escasa".

La huelga afecta a 900 trabajadores en la refinería Gibraltar-San Roque de la comarca, aunque son más de 2.000 los empleados, sumando a las plantillas de Madrid y Tenerife, que también protestan para el desbloqueo de la negociación del convenio. Hasta el próximo día 28 de febrero se mantendrán en huelga los trabajadores, a no ser que se dé un giro de acontecimientos o se llegue a un acuerdo entre dirección y comité para cerrar el convenio.