Instrucción judicial

La tragedia del helicóptero Argos VIII de Vigilancia Aduanera

  • 'Europa Sur' reconstruye con los atestados el accidente que costó la vida al observador de Aduanas José Luis Domínguez Iborra, el pasado 11 de julio

  • Familiares del funcionario solicitan al juzgado nuevos informes para la instrucción de la causa y la imputación del piloto

Descarga en el Puerto de Algeciras del 'Argos VIII' del SVA, en julio de 2021.

Descarga en el Puerto de Algeciras del 'Argos VIII' del SVA, en julio de 2021. / Erasmo Fenoy

Argos VIII. Sevilla radar. ¿Me recibe?”. Es la 1:48 de la madrugada del domingo 11 de julio de 2021. El operador de la torre de control insiste hasta en cinco ocasiones la llamada por radio al helicóptero de Aduanas. La aeronave había iniciado minutos atrás la persecución de una lancha en apoyo de la patrullera Águila IV en aguas del Mar de Alborán y acaba de desaparecer de la pantalla del radar.

A los cinco minutos suena el teléfono. Un controlador aéreo de Málaga pregunta al compañero de Sevilla si localiza al Eurocopter. “Me ha desaparecido. Lo estoy llamando y no me coge. ¿Te ha dicho algo a ti?”, responde el controlador de Sevilla.

La conversación dura menos de un minuto. Suficiente para que ambos operadores lleguen a la conclusión de que algo grave le sucede a la patrulla aérea del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) de Algeciras. Aún no lo saben, pero el helicóptero Argos VIII se acaba de estrellar en el mar y permanece sumergido bocarriba con fatídicas consecuencias para uno de sus tres ocupantes.

El observador del SVA José Luis Domínguez Iborra fallece por ahogamiento apenas una hora después del siniestro. Los intentos de reanimación de sus compañeros en una agónica travesía a toda máquina de vuelta a tierra resultan en vano y el funcionario pierde la vida poco después de atracar en el Puerto de Sotogrande.

La transcripción de la comunicación entre los controladores aéreos, que continúa con un cruce de llamadas entre Aduanas y los controladores hasta constatar el fatal desenlace, forma parte del amplio expediente de diligencias previas del siniestro. Un documento al que ha tenido acceso Europa Sur y que permite reconstruir prácticamente minuto a minuto lo ocurrido aquella madrugada del pasado verano. La causa judicial se encuentra aún abierta y en fase de instrucción.

El último patrullaje del EC-JDQ

Buena parte de las actuaciones del SVA, cuerpo de seguridad encargado de la represión del contrabando y el narcotráfico, el blanqueo de capitales y el fraude fiscal en España, se realizan en alta mar con patrulleras como la Águila II y una flota de helicópteros que tienen en Algeciras una de las cuatro bases aéreas junto con las de Vigo, Almería y San Javier.

José Luis Domínguez Iborra, de 62 años y a apenas unos días de cumplir los 63 cuando falleció, atesoraba una amplia experiencia con varios millares de horas de vuelo como observador del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA). Las funciones de un observador consisten, básicamente, en guiar al piloto y copiloto gracias a la visión de las cámaras térmicas y otros instrumentos de navegación. Una función vital para orientarse en la oscuridad de la noche en alta mar, la misma que utilizan los narcotraficantes para recorrer el Estrecho de Gibraltar cargados de fardos de droga o tabaco.

José Luis Domínguez Iborra, el observador fallecido en el accidente. José Luis Domínguez Iborra, el observador fallecido en el accidente.

José Luis Domínguez Iborra, el observador fallecido en el accidente.

Las últimas horas de vida de Iborra se desarrollan como una jornada rutinaria más. Falta poco para la medianoche del 11 de julio. Esa madrugada, Iborra se dispone a patrullar a bordo del Argos VIII, un Eurocopter del SVA con matrícula EC-JDQ. Le acompañan a los mandos dos empleados de la compañía Elliance Helicopter Global Services, encargada del pilotaje de la flota aérea de Aduanas.

El vuelo se emprende en torno a la medianoche, con una interrupción y vuelta a la base de Algeciras por un mal contacto en la pantalla de la cámara térmica. Una incidencia que queda resuelta en minutos, según consta en las diligencias, de forma que los tres ocupantes del helicóptero retoman la patrulla sobre la 1:00. 

El relato más cercano a lo ocurrido a partir de entonces lo aportan el piloto-comandante y el copiloto en sendas testificales ante la unidad de la Policía Judicial de la Guardia Civil. De las diligencias se desprende además que el Eurocopter carece de sistemas de grabación de audio, el posible vídeo se encuentra en una tarjeta que resultó muy dañada por el agua salada y la Agencia Tributaria ratifica en sus informes que tampoco existen equipos registradores de los datos de vuelo (equivalentes a una caja negra). La información sobre la altitud de la aeronave y sus coordenadas se extraen a través del GPS.

El piloto, con 15 años de experiencia al mando de helicópteros Eurocopter, relata que poco después de retomar el vuelo oyen por radio que una de las patrulleras de Aduanas, la Águila IV, se encuentra en una persecución a una lancha (de supuestos narcotraficantes o contrabandistas) y que el equipo se ofrece en apoyo poniendo rumbo hacia la zona, a unas 35 millas al Este de Gibraltar, tomando una altura de 3.500 pies y máxima velocidad.

Testifica como detalle recordar "que había mucha humedad en el ambiente" mientras que todas las maniobras se efectúan en la oscuridad, con la única referencia de la imagen que sirve la cámara térmica que maneja Iborra. Entonces, según el relato del piloto, solicitan a la patrullera que active las luces azules para guiarles e inician el descenso hasta unos 100 pies, aproximadamente 30 metros. Desde la Águila IV les apuntan por radio que la lancha no se les iba a escapar por velocidad, pero sí que estaba "caracoleando" (haciendo maniobras evasivas). 

El piloto agrega en su testimonio que pretendían seguir el procedimiento habitual para estresar a la lancha: encender los focos del helicóptero y seguir la estela de la espuma levantada. En una de las maniobras, en pleno descenso y justo cuando se encienden los focos, el piloto declara ser "deslumbrado por la humedad ambiental quedándose a ciegas" y perder de vista a la patrullera del SVA, por lo que opta por tirar de potencia para salir de la escala de los 100 pies sobre el nivel del mar. La descripción que efectúa del accidente a continución agrega que la nave cogía fuerza, si bien todo se desencadena de forma muy rápida. El helicóptero impacta "con el agua a poca velocidad y enroscándose un poco a la izquierda, pero volcando a derechas por el giro que estaban realizando para seguir a las embarcaciones". Bajo el agua, activa los flotadores para evitar el total hundimiento de la aeronave y sale por su portezuela. 

Es la 1:45, aproximadamente. El testimonio del piloto prosigue con las maniobras de rescate del malogrado observador, que ocupaba el asiento trasero y permanece dentro del Argos VIII, bajo el agua. El piloto activa su chaleco y la radio baliza. Rodea la nave a nado y localiza al copiloto también fuera de la nave, justo cuando la Águila IV llega en auxilio de sus compañeros abandonando la persecución. El piloto declara a continuación que la puerta de Iborra estaba cerrada pero se abre fácilmente y le observan escorado en el lado contrario al de su puesto, aunque logran sacarlo y embarcarlo en la patrullera. Han pasado aproximadamente cinco minutos desde el impacto. 

Una funcionaria del SVA toma imágenes del estado en que llega el helicóptero accidentado. Una funcionaria del SVA toma imágenes del estado en que llega el helicóptero accidentado.

Una funcionaria del SVA toma imágenes del estado en que llega el helicóptero accidentado. / Erasmo Fenoy

A bordo de la Águila IV, mientras se da aviso al puerto más cercano (Sotogrande) comienzan las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Iborra parece responder y expulsa gran cantidad de agua. El reloj deportivo de una compañera les sirve de guía para comprobar que sus pulsaciones se encuentran entre 104 y 109 por minuto. Hay por delante una hora de travesía hasta la costa.

Cerca ya de Sotogrande, prosigue el piloto-comandante, las pulsaciones de Iborra comienzan a decaer. Son aproximadamente las 2:45. Cuando arriban a Sotogrande, con la vida del observador pendiente de un hilo, la ambulancia todavía no está allí. Según el piloto, a los cinco minutos aparece una con un camillero, sin médico ni enfermero, mientras que cinco minutos después ya llega otro vehículo de emergencias medicalizado que intuba a Iborra y prosigue las maniobras de reanimación, falleciendo después. Son aproximadamente las 3:00 de la madrugada.

El copiloto, con gran expriencia de vuelo para otros servicios, llevaba apenas dos meses en el pilotaje para el SVA. Aporta un relato muy similar de lo sucedido. En comparación con la descripción del piloto, añade que el descenso de 500 a 40 pies (de 150 a 12 metros) y la caída al agua fue muy rápida. El copiloto declara ante la Policía Judicial que estuvo más atento a la instrumentación que a la visual (labor del piloto) en el momento de desencadenarse el accidente. Preguntado expresamente por los investigadores, el copiloto coincide con el piloto en que el mar estaba en calma, si bien él asegura que no observó bancos de niebla. El copiloto no afina las horas de llegada al puerto pero sí sostiene que el intervalo de tiempo entre la llegada de la ambulancia sin médico y la segunda se le hizo "una eternidad".

Vigilancia Aduanera aporta a las diligencias el testimonio de los seis tripulantes del Águila IV, prácticamente idénticos entre sí. En su caso, sitúan el inicio de la persecución marítima de la lancha a las 0:55. El aviso del helicóptero de salida en su apoyo les llega a la 1:25, mientras que inicia el descenso para ayudarles en la persecución es situado a la 1:40. Apenas cinco minutos después, los seis tripulantes observan la pérdida de altura de la aeronave y su impacto contra el mar a las 1:45.

El rescate de Iborra del agua apenas se demora cinco minutos. Los funcionarios de la patrullera coinciden en que el observador emerge ayudado por sus compañeros a la 1:50, inconsciente y sin respiración, lográndose su reanimación a bordo de la Águila IV gracias al masaje cardíaco. 

En aproximadamente 55 minutos, según los seis funcionarios de la embarcación, logran tocar tierra en Sotogrande aunque el esfuerzo resulta en vano. Estos testimonios, por el contrario, no afinan si hubo una o dos ambulancias o demoras entre ellas. 

Ya por la mañana, Salvamento Marítimo se hace cargo del rescate de la aeronave y su traslado al Puerto de Algeciras. Una maniobra en la que interviene el remolcador Clara Campoamor. A su llegada a la ciudad, comienzan las diligencias de investigación con las primeras tomas de indicios y apertura de los atestados.  

Rescate del helicóptero, en la mañana del 11 de julio de 2021. Rescate del helicóptero, en la mañana del 11 de julio de 2021.

Rescate del helicóptero, en la mañana del 11 de julio de 2021. / Salvamento Marítimo

Nuevas diligencias, a la espera

La instrucción de la causa judicial por el accidente sigue su curso en el Juzgado Mixto número 1 de San Roque. Familiares de Domínguez Iborra solicitaron el pasado febrero la práctica de una veintena de diligencias complementarias. Señalan al piloto de la aeronave por una supuesta negligencia durante el vuelo que, insisten, habría resultado determinante en el siniestro del aparato.

La representación letrada de cuatro familiares del observador fallecido solicita que el piloto sea citado a declarar como investigado como "autor penalmente responsable de un delito de imprudencia grave".

También interesan las declaraciones como testigos del copiloto de la aeronave, de distintos compañeros del fallecido o del jefe de la Unidad Combinada de Vigilancia Aduanera en Algeciras.

Los familiares del finado sostienen que había recurrentes quejas de los operadores aéreos por la forma agresiva de pilotar del comandante en patrullajes anteriores al accidente.

Igualmente, solicitan informes complementarios de entidades como la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil o de la Agencia Estatal de Seguridad Aerea sobre las revisiones de los equipos de monitorización del helicóptero.

Por el momento, los familiares esperan que esta solicitud sea resuelta favorablemente por el juzgado instructor y toda la información solicitada engrose el ya de por sí abultado expediente. La instrucción del procedimiento alcanzará su primer año el próximo verano, por lo que cabría entonces la solicitud de una prórroga a instancias de la Fiscalía.

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