Orígenes de la reserva de biosfera del Mediterráneo: veinte años no son nada (y III)
El próximo año la RBIM cumplirá su vigésimo aniversario. Les tocará a los órganos científicos de la UNESCO ponerse en marcha para realizar una nueva evaluación decenal, que nos ilustre sobre el estado de salud ambiental y económico de este singular espacio protegido
Orígenes de la reserva de biosfera del Mediterráneo: veinte años no son nada (II)
Para dar forma final al proyecto de la reserva de biosfera intervinieron, por el lado andaluz, la recién creada Dirección General de Espacios Naturales Protegidos, al frente de la cual se encontraba el profesor Hermelindo Castro, así como el Comité Andaluz de Reservas de Biosfera, presidido por el catedrático Juan Manuel Suárez Japón. Este Comité fue una iniciativa pionera de la comunidad autónoma, creado en 1999 para impulsar la coordinación entre las reservas andaluzas y, a su vez, con UNESCO. Hoy, casi treinta años después, este órgano sigue activo y cumpliendo sus objetivos en pro del mejor funcionamiento de las reservas de biosfera andaluzas.
Por la parte marroquí fue el Alto Comisariado de Aguas, Bosques y Lucha contra la Desertificación el órgano encargado de articular la propuesta para el norte de Marruecos. En el año 2003 las dos partes suscribieron en Rabat una declaración que daba oficialidad al hasta entonces buen propósito de crear una reserva de biosfera compartida, afianzando la viabilidad del proyecto. El trabajo conjunto realizado desde entonces permitió configurar una propuesta de reserva de biosfera mucho más extensa que la inicialmente prevista. De esta manera se tuvieron en cuenta otros elementos transfronterizos, como los alcornocales y los pinsapares, lo que llevó a incorporar nuevos espacios protegidos.
Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo es el nombre oficial, que se resume en las siglas RBIM. Fue declarada por la UNESCO en octubre de 2006. Su superficie es de 907.185 hectáreas, casi la mitad en Andalucía y la otra mitad en Marruecos, siendo unas 18.000 hectáreas la superficie marina. Aportan territorio 108 municipios, 63 en Andalucía y 45 en el país vecino, cuya población total es de más de medio millón de habitantes. En España se extiende por las provincias de Cádiz y Málaga, mientras que Chefchaouen, Larache, Ouzzane, Tánger y Tetuán son las provincias marroquíes.
La parte andaluza comprende cuatro parques naturales (Estrecho, Alcornocales, Grazalema y Sierra de las Nieves), otros cuatro parajes y 8 monumentos naturales. Como circunstancia curiosa, esta reserva de biosfera incluye otras dos en su interior, declaradas con anterioridad: las de Sierra de Grazalema y Sierra de las Nieves; esta última ya goza de reconocimiento como parque nacional. Muchos de estos espacios disfrutan de protección europea, al haber sido declarados Zonas de Especial Protección de Aves (sus siglas, ZEPA) y Zonas Especiales de Conservación (ZEC), figuras no siempre bien apreciadas y conocidas, pero de relevancia europea, con lo que esto supone en aspectos como la vigilancia y la financiación.
Por su parte, en las provincias marroquíes la reserva de biosfera comprende un parque nacional (Talasemttane) y seis sitios de interés biológico y ecológico.
La legislación española ha reconocido, a partir de 2007, a las reservas de biosfera como áreas protegidas por instrumentos internacionales. Son, pues, una de las modalidades de espacios naturales protegidos, de las más destacadas. Además, se reconoce también legalmente a los espacios naturales transfronterizos, formados por áreas adyacentes de carácter terrestre o marítimo. De todo ello nuestra reserva de biosfera fue precursora. En cuanto a su característica de unir territorios de dos continentes, es algo que la hace única en el planeta, articulándose a través del Estrecho de Gibraltar, una de las calles mayores del mundo, en muchos sentidos.
La RBIM fue sometida a su primera evaluación decenal al cumplir los 10 años de existencia, en 2016. El comité mixto de coordinación que la rige demostró haber hecho sus deberes, a pesar de la complejidad que supone reunir a dos países para gestionar una figura común, vecinos sí, pero de diferentes culturas administrativas. Este Comité, donde se sientan representantes españoles y marroquíes, no ha dejado de reunirse desde la fecha de declaración.
Observó la UNESCO un importante fortalecimiento como reserva intercontinental, así como un satisfactorio cumplimiento de las funciones a que obliga su declaración, como son la planificación, gestión, educación o comunicación. Solo la participación ciudadana aparecía como aspecto mejorable. La experiencia prolongada y útil de Andalucía en materia de órganos de participación de sus espacios protegidos no tenía suficiente correlato al otro lado del Estrecho.
Existe también un sistema oficial de indicadores de seguimiento por parte de la UNESCO. En la última revisión, correspondiente a 2022, la RBIM obtenía 85,21 puntos sobre 100, lo que refleja una calificación excelente, según el comité español responsable de estos indicadores.
El próximo año la RBIM cumplirá su vigésimo aniversario. Les tocará a los órganos científicos de la UNESCO ponerse en marcha para realizar una nueva evaluación decenal, que nos ilustre sobre el estado de salud ambiental y económico de este singular espacio protegido. Se tendrá en cuenta la renovada estrategia que se aprobará en el Congreso Mundial, que va a tener lugar este mes en la ciudad china de Hangzhou, para dar forma al futuro de esta red mundial, de la que nuestra reserva de biosfera forma parte destacada. Ha dejado atrás la infancia, los pelillos de la adolescencia y ahora se dispone a encarar una etapa de madurez.
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