España investiga el uso de drones para el contrabando de tabaco en Gibraltar tras los incidentes en el aeropuerto
Aduanas admite que el fenómeno no es nuevo y que trabaja con otros cuerpos para atajar una amenaza que se ha intensificado en el último año
La entrada de aparatos en el aeropuerto trastocan el tráfico aéreo en la colonia
Varios drones paralizan el aeropuerto de Gibraltar durante la noche y obligan a desviar un avión militar
España activa sus resortes de control y análisis ante la creciente oleada de drones que, durante el pasado fin de semana, paralizaron varias operaciones en el aeropuerto de Gibraltar y que estarían siendo utilizados para el contrabando de tabaco. Fuentes de Aduanas consultadas por Europa Sur confirman que "el problema no es nuevo" ya que "se dan casos esporádicos a pequeña escala", aunque reconocen que su evolución reciente ha encendido todas las alarmas. "Es un fenómeno que estamos analizando, valorando posibles estrategias a seguir en conjunto con diferentes organismos implicados en foros de coordinación en materia de seguridad aérea", apuntan estas mismas fuentes.
Es decir, las autoridades españolas admiten que la actividad de los drones en la zona del aeropuerto ya estaba detectada, pero subrayan que ahora se trabaja "conjuntamente" con otros cuerpos -presumiblemente Guardia Civil, Policía Nacional y las autoridades gibraltareñas- para afrontar un desafío que empieza a tener impacto directo en la seguridad aérea.
Fuentes de la Policía Nacional detallan a este periódico que las organizaciones criminales han incorporado los drones como herramienta habitual para el contrabando de tabaco entre Gibraltar y La Línea de la Concepción. Según explican, en el lado gibraltareño se cargan las aeronaves y se envían directamente al municipio linense, lo que permite a los grupos implicados evitar tanto el paso por la Verja como las antiguas rutas marítimas —antes se empleaban pequeñas embarcaciones o gomas de apenas dos metros—. Los policías subrayan que se trata de un sistema "barato, eficaz y especialmente difícil de rastrear", ya que identificar al piloto resulta casi imposible.
Gibraltar eleva la presión diplomática
El Gobierno de Gibraltar también mueve ficha tras los incidentes ocurridos el pasado 22 y 23 de noviembre en su terminal, donde una sucesión de avistamientos de drones obligó a retrasar un vuelo comercial y a desviar a Portugal una aeronave militar británica que ya iniciaba su maniobra de aproximación. El ministro de Medio Ambiente y Educación, John Cortés, en representación del Ministro Principal, trasladó la preocupación del Ejecutivo llanito al Secretario de Estado del Ministerio de Defensa del Reino Unido, Lord Coaker, durante un encuentro celebrado esta semana en la Oficina de Asuntos Exteriores, Commonwealth y Desarrollo en Londres.
Según una breve nota difundida por el propio Gobierno, Cortés abordó con Coaker “los problemas que está teniendo el aeropuerto de Gibraltar con los drones” al término de la reunión del Consejo Ministerial Conjunto. En la cita también agradeció al Ministro para Europa, Stephen Doughty, su copresidencia del Consejo y el “continuo apoyo” a Gibraltar.
No obstante, el Ejecutivo gibraltareño no ha precisado qué medidas concretas se pondrán en marcha para frenar una amenaza que, lejos de remitir, parece intensificarse.
Un fin de semana crítico: siete avistamientos en minutos
El encuentro en Londres llega apenas unos días después del episodio del sábado 22, una noche marcada por la tensión en la que hasta siete avistamientos de drones fueron detectados en cuestión de minutos en el entorno inmediato de la pista.
A las 20:48, personal de la RAF Gibraltar identificó un primer dron que obligó a un avión militar británico a mantenerse en espera durante su aproximación. Pero la situación se complicó rápidamente: otros seis avistamientos hicieron que el piloto del vuelo RRR1259, procedente de Northolt, abortara la maniobra y optara por un desvío preventivo a Faro (Portugal). El incidente tuvo efectos en cascada. El vuelo de Easyjet con destino a Manchester, programado para las 21:25, quedó retenido hasta que las fuerzas militares determinaron que el aeródromo era seguro poco después de las diez de la noche. Solo entonces pudo despegar sin más contratiempos.
El domingo también se retrasaron vuelos comerciales, lo que confirma que la crisis se prolongó durante todo el fin de semana.
Una amenaza que se repite
Los episodios no son aislados. En los últimos meses, vuelos comerciales también han sufrido retrasos por incursiones de drones y en enero otra operación comercial procedente de Bristol se vio igualmente afectada. La legislación gibraltareña es clara: pilotar un dron sin permiso del director de Aviación Civil es delito. Sin embargo, las autoridades llanitas sospechan que algunas aeronaves podrían estar vinculadas a redes de contrabando que operan desde el lado español, donde el uso de drones de largo alcance se ha sofisticado notablemente. Algo que ahora han confirmado las autoridades españolas a consultas de este periódico.
La Guardia Civil desarticuló este mismo mes de noviembre una organización que transportaba hachís a través del Estrecho mediante drones de ala fija en una operación coordinada con la Gendarmería Real de Marruecos y Europol. En ella fueron arrestadas nueve personas y se incautaron 18 drones. Los detenidos eran mayoritariamente ciudadanos de Europa del Este, procedentes de zonas afectadas por conflictos armados, y contaban con una alta cualificación para manipular y adaptar aeronaves no tripuladas.
El Gobierno de Fabian Picardo ha abierto investigaciones, ya que los drones fueron observados en dos días consecutivos —sábado y domingo 22 y 23 de noviembre— y siempre en las inmediaciones de la pista. Las autoridades británicas, gibraltareñas y la Royal Gibraltar Police han evitado dar detalles mientras las pesquisas siguen abiertas, aunque admiten que el asunto se está tomando “extremadamente en serio”, según ha publicado Gibraltar Chronicle.
Los responsables de la gestión del aeródromo ya han advertido que ajustarán las operaciones de vuelo “cuando sea necesario” si se detecta cualquier riesgo para la seguridad de los pasajeros.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido también ha insistido en que trabaja conjuntamente con el Gobierno de Gibraltar y la Policía para investigar a los operadores ilegales y garantizar un uso seguro y legal de los drones. Un portavoz del Ejecutivo gibraltareño confirmó al Chronicle que “se están tomando medidas para prevenir este tipo de interferencia en las operaciones aéreas”, aunque sin puntualizar cuáles. La Royal Gibraltar Police tampoco ha ofrecido una respuesta formal a las preguntas planteadas por los medios de la colonia.
Finalmente, las Fuerzas Británicas en el Peñón han señalado que sus capacidades, tácticas y protocolos se revisan de forma continua para mantener seguras sus instalaciones.
Preocupación de escala europea
La proliferación de drones en torno a instalaciones militares no es exclusiva del Peñón. Bases británicas utilizadas por fuerzas estadounidenses han registrado incidentes recientes, y varios países europeos se han enfrentado a interrupciones de vuelos vinculadas a aeronaves no tripuladas, algunas rodeadas de especulaciones sobre la posible implicación rusa en operaciones de interferencia.
Ante este escenario, el Reino Unido ha decidido reforzar su postura. En octubre, el secretario de Defensa, John Healey, anunció nuevas facultades para que los militares puedan derribar drones que se acerquen a bases en territorio británico, medidas que se incluirán en el próximo Armed Forces Bill.
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