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Día internacional del artista... y de la artista

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Enheduana fue la primera persona en firmar sus escritos, y fue una mujer

En los pasillos de los museos y en los libros de Historia del Arte siguen escaseando los nombres de mujeres artistas

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La fotógrafa Madeleine Penfold, durante la inauguración de su exposición. / E.S.
Isabel Beneroso
- Presidenta Asociación Mujeres Invisibles

Campo de Gibraltar, 26 de octubre 2025 - 10:44

Un día para visibilizar al arte y a artistas. Artistas masculinos y femeninos, si no se nombra no existen, y nosotras las mujeres también participamos del proceso creativo.

Tenemos que reconocer que en pleno siglo XXI, en el mundo, y en concreto en la Historia del Arte, estamos infrarrepresentadas. Solo hay que dar un paseo por las páginas de cualquier libro de Historia, en este caso de Historia del Arte, y escasean las artistas; o andar entre los pasillos de los museos y ver que no cuelgan de sus paredes las grandes artistas. Porque existir, existieron.

El inicio del Arte se data en torno al año 300.000 a.C. con el arte rupestre y la escritura nace entorno al 3.500 a. C. En el primer caso, hace referencia al arte rupestre que se descubre en cuevas. De inmediato, sin ninguna base científica, sin ninguna prueba pero sin ninguna duda que acredite cómo podía desarrollarse aquel tiempo en el interior de las cavernas se dio por supuesto que las autorías de todas aquellas expresiones artísticas estaban realizadas por los hombres.

Maryléne Patau Mathis nos demuestra que “el hombre prehistórico es también una mujer”. La investigación y sus avances científicos van demostrando que la mujer también estaba allí, y participaba de y en la Historia.

No se trata de hacer un sumatorio de artistas, ni de aportaciones, sino de explicar el conjunto con una visión global.

Datamos el nacimiento de la escritura hace unos 3.500 años a de Cristo. En el año 2.286 a.C. en Mesopotamia (Iraq) nació Enheduana, que fue la primera persona en firmar sus escritos, la primera persona poeta de la Historia y fue una mujer.

Y nos podríamos preguntar, ¿es posible nombrar a cinco mujeres artistas del siglo XVIII? ¿Y del XVII? O quizás a ¿cinco mujeres anteriores?

Sin embargo, ellas crearon y transformaron también el arte, a modo de ejemplo, dentro del arte Contemporáneo, antes de Kandinsky, Mondrian o Malevich, nos encontramos a Hilma af Klint precursora del arte abstracto abriendo el camino para el arte no figurativo o Lee Krassner, mujer de Jason Pollock, que utilizaba las técnicas de pintura que luego aplicó Jason. Y otras como Camille Claudel, escultora, que expresaba la subjetividad femenina en un arte dominado casi exclusivamente por hombres. Impresionistas como Mary Cassatt o Berthe Morisot. Surrealistas como Leonora Carrington y Remedio Varo o, cómo no recordar, a la figura fascinante de la Generación del 27 Maruja Mallo, porque en esa Generación también había mujeres. Sofonisba Anguisola o Luisa Roldan ”La Roldana” del Renacimiento. Artemisia Gentileschi que vivió en el Barroco.

Sin embargo, todas estas mujeres tenían algo en común, la fuerza extraordinaria de su creatividad como para transcender a todas estas dificultades y barreras para llegar a nuestros días.

En mis distintos viajes y las consiguientes visitas a museos, he observado de forma reiterada cómo las mujeres no están en los museos, no están en las exposiciones y no se encuentran representadas en la Historia del Arte. Es más, el valor de una obra de arte se reduce cuando la autoría de la obra se atribuye a una mujer.

Es en el Siglo XX cuando comienzan a incorporarse a los museos en calidad de conservadoras, comisarias y directoras, Laurence des Cars se convirtió en 2021 en la primera mujer al frente del Louvre.

Estudios recientes muestran una brecha entre artistas hombres y mujeres. Por ejemplo, en Estados Unidos, un estudio sobre 18 museos concluye que la representación de obras de mujeres es de un 12,6% o el MOMA que se sitúa en torno al 11%. En España las estadísticas no son muy diferente, El Prado abrió camino con su primera exposición monográfica de una pintora Clara Peeters en 2016.

La reivindicación de Guerilla Girls y campañas de visibilización promueven politicas de inclusión y de revalorización de las obras de artes.

No se trata de descolgar de las paredes las grandes obras de artistas masculinos, se trata de incorporar a las paredes las grandes obras de mujeres, se trata del reconocimiento al trabajo pionero a la vez que erradicamos las desigualdades y el valor que se da a quienes crean su obra sin discriminación por razon de sexo. En definitiva a las mujeres se nos debe por parte de la sociedad el reconocimiento como artistas, y como creadoras, es de justicia social.

Mientras se sigue cuestionando por parte de determinadas opciones políticas nuestros derechos, cada vez más amenazados, seguimos comprobando que existe una gran brecha entre la igualdad, entre la justicia y el papel de las mujeres en todos los ámbitos.

Y como dijo Artemisa Gentileschi en 1649, “te voy a mostrar lo que una mujer puede hacer”, su obra es universal y de tal magnitud que rompió todas las brechas en su época y a día de hoy podemos disfrutar de ella en las paredes del Museo del Prado con El nacimiento de San Juan Bautista.

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