Los cines de Algeciras (y II)
observatorio de la trocha | nuestros espacios de recreo y espectáculo
Hasta los años 80 del siglo pasado los cines algecireños vivieron una auténtica edad de oro
Desde entonces fueron sustituidos paulatinamente por salas más modernas en multicines
El cine Delicias, de verano, se encontraba en la avenida Agustín Bálsamo, junto a Florida. Se caracterizaba por su gran amplitud y su magnífica calidad de sonido. De forma rectangular, tenía su fachada orientada hacia la mencionada calle; al fondo, a la derecha se levantaba la gran pantalla, y su fachada opuesta a la principal limitaba con los terrenos de la estación de ferrocarril. En la fachada principal se abrían cuatro puertas: una lateral, por donde se entraba, que daba paso a unos arcos de hiedra; en el centro, tres puertas, la del medio mayor que las laterales, todas de arco de medio punto. Con el paso de los años se tapiaron las dos puertas laterales, de tal manera que solo quedaron dos. Cuando iba a comenzar la proyección de la película, se corrían unas cortinas sobre la tapia de la fachada principal para que la película no fuera vista desde el exterior. Años después se recreció la tapia.
El aroma a jazmín y dama de noche perfumaba el ambiente y era un placer ver la película con el fresco de las noches veraniegas. El inconveniente era que cuando las máquinas del tren practicaban maniobras en la colindante estación férrea, su ruido impedía oír la película, e incluso el humo de las locomotoras de vapor llegaba a entrar en el recinto de proyección, Recuerdo que, con las primeras lluvias de septiembre, los espectadores se refugiaban en el cine Florida, cuyas dos puertas laterales de la derecha se abrían al cine Delicias. Se mantuvo abierto hasta mediados de los años ochenta; ya en su decadencia no asistían apenas espectadores y junto a las tapias del fondo se reunían los drogadictos, una de las causas por la que dejó de asistir el público. En su solar se construyó un gran bloque de pisos.
En cuanto al cine Avenida, es preciso comentar que hubo dos. El primero se construyó en terrenos quitados al parque María Cristina, junto al edifico de los pabellones militares de oficiales, en la actual avenida de las Fuerzas Armadas. Se encontraba en una cota superior a la de la acera de la avenida, por lo tanto, se accedía subiendo unas escaleras. Su fachada principal, en la que se abrían varias puertas, en su lado oeste, de altas tapias algo alabeadas, sostenidas por pilares daba a la citada avenida, y las posteriores, del lado este, al parque. Yo lo conocí ya abandonado en la segunda mitad de los años sesenta.
Tras su cierre, se inauguró el nuevo cine, en la acera opuesta, la oeste, de la avenida, en un solar en el que se estaban construyendo unos bloques de pisos. Se encontraba, por tanto, rodeado de estos bloques de viviendas en sus lados este, avenida de las Fuerzas Armadas, y oeste, calle Gregorio Marañón; mientras que solo había unas tapias en los lados norte y sur. Su puerta principal se hallaba en la avenida de las Fuerzas Armadas, junto al edificio Gallego, donde se encontraba el viceconsulado del Reino Unido. Se cerró ya a mediados de los años ochenta del pasado siglo. Este cine tenía un gran efecto de sonido, además, como era más o menos un patio interior de vecinos, se olían los olores de las cocinas. Una vez clausurado, se construyeron más bloques de pisos en sus lados sur, calle Luis Braille, y en su lado norte, calle Agentes Comerciales, y el cine se convirtió en una sala de bingo, más tarde, en un bazar chino y actualmente en gran parte está ocupado por un supermercado, cuya puerta se encuentra en la calle Luis Braille.
El cine Sevilla se situaba en la calle de su mismo nombre, en la acera oeste, en el lugar donde actualmente se abre la plaza Neda, la cual se construyó en la segunda mitad de los años ochenta, una vez el cine hubo cerrado sus puertas. Estaba este cine rodeado de casitas de una sola planta, muy humildes, las típicas del barrio de San Isidro, que comienza en la calle Sevilla. Esta sala de cine se edificó en el lugar antes ocupado por patios de vecinos.
La fachada se construyó cortando la sucesión de estas casas, y estaba formada por una tapia en la que se abrían tres puertas adinteladas. Unos escalones daban acceso a su interior, perfumado por plantas aromáticas. Era cómodo, entrañable y en los veranos daba mucha vida a la calle Sevilla, convirtiéndola en paseo para los algecireños. Frente a él se situaba el popular bar Calderón, famoso por sus caracoles y callos, servidos en pequeñas mesas de madera extendidas por toda la acera frente al cine.
Otro cine que se hallaba cerca del centro de la ciudad era elAlegría. Se situaba en la calle Domingo Savio, en el lugar donde se construyó a finales de los años ochenta la zona residencial de casas adosadas que lleva por nombre el del desparecido cine. En su fachada se abrían cuatro puertas con arco de medio punto, dos en un extremo y otras dos en el otro. Las tapias posteriores daban al río de la Miel, por donde hoy día trascurre la avenida Aguamarina. Este hecho provocaba que una verdadera plaga de mosquitos lo invadiera, con la consecuente molestia para el público asistente. También se veía alguna que otra rata. Todo esto hacía que no fuera del agrado de los algecireños, de tal manera que cerró sus puertas a finales de los años sesenta.
El cine Mirador se encontraba en la calle Millán Picazo, en la barriada de la Cuesta del Rayo; se entraba a él por un pasillo entre viviendas, pues carecía de tapias exteriores. Era el cine de verano más humilde de la ciudad. Tras su cierre, pasado un tiempo, en su solar se construyeron unos bloques de pisos y la plaza Millán Picazo; cuyo fondo, de aspecto nada atractivo, se orienta hacia la plaza de la Comarca.
El cine España se encontraba entre las calles Cid Campeador y Santa María Micaela, en la barriada de la Bajadilla. Su puerta principal se abría a un callejón con escaleras que comunica ambas calles. Tenía forma rectangular, con tapias sostenidas por pilastras en la fachada de la calle Cid Campeador, donde se abrían las puertas que daban acceso a su interior. Tras su cierre en los años ochenta del pasado siglo se convirtió en un supermercado, para lo cual se recrecieron sus tapias y se le dotó de una cubierta. Aún conserva la cabina donde se hallaba la maquinaria de proyección de las películas.
Los empresarios de todos estos cines, entre los que se encontraban Soto, Casero, Armijo, Aldana y Gallego, se unieron, de tal manera que las películas iban pasando de uno a otro cine, empezando por el Almanzor y terminando por el Mirador. En invierno solo había cinco: Almanzor, Florida, Casino, Fuente Nueva y Terraza.
Debido a la competencia de la televisión y de las discotecas, a las que acudían los jóvenes, la década de los años ochenta supuso el final de la edad de oro de los cines algecireños con la desaparición de estos cines antiguos, salvo el Florida. La construcción de otras nuevas salas de cine más modernas, como el cine Lis, en la calle Sevilla, y las dos salas de cines Magallanes, en la plaza de la Constitución palió, en parte, la cada vez menor presencia de cines en nuestra ciudad.
El cine Lis se encontraba en un edifico de nueva construcción, cuya fachada se inspira en modelos de la arquitectura tradicional andaluza. Fue construido en 1980, en el espacio de varios patios de vecinos interconectados por un paso central. Era de planta cuadrada y sus paredes estaban enmoquetadas en color verde pistacho. Se entraba por unas amplias puertas que daban acceso a un vestíbulo de regular tamaño; pero adolecía de un gran defecto: carecía de salidas de emergencia, lo cual suponía un grave peligro en caso de un incendio fortuito. Cerrado ya en los años noventa, se convirtió en un restaurante, que también ha sido clausurado.
Los cines Magallanes, también de principios de los años 80, contaban con dos salas no muy grandes y estrechas, a las que se accedía por unas escaleras. Un vestíbulo comunicaba con ambas salas de proyección, una a la izquierda y otra a la derecha. Las puertas secundarias se abrían sobre la terraza del edificio, en cuya parte baja había un bingo. Cerrados a finales de los noventa, se convirtieron en un casino de juegos, y la parte inferior del edificio, en una discoteca.
Las últimas salas de cine de nuestra ciudad fueron los cines Baluarte, de 1996; constaban de dos salas no muy grandes, de estilo totalmente funcional, situados en la plaza Sur de Europa, a la espalda de los altos bloques de pisos de la avenida Virgen del Carmen, por donde discurría la muralla medieval, a la salida de la calle Baluarte, que dio nombre a estas salas de cine; fueron unos cines de efímera existencia. Tras su cierre a principios del presente siglo, se han transformado en una discoteca.
Por esta misma época de los años noventa, se construyeron los multicines Las Palomas, enclavados en la avenida de Europa, en la barriada de San Bernabé, cerca de una gran superficie comercial. Cerrados en el año 2004, Algeciras se quedó sin salas de proyecciones cinematográficas y aquellas personas que deseaban ver una película estaban obligadas a trasladarse al término municipal de Los Barrios, donde en el antiguo Guadacorte se habían inaugurado unos modernos multicines, que atraían a gran número de público de toda la comarca. El primero se llamaba Cine Citté, empresa francesa que fue sustituida por Cinesa, que no pudo resistir la gran crisis económica mundial de 2008 y ésta a su vez fue sustituida por Odeón Multicines.
Al quedarse la comarca sin cines en las poblaciones del arco de la bahía, muy acertadamente, el ayuntamiento de Algeciras rehabilitó como cine el antiguo Florida, que estaba dedicado a teatro y auditorio. Del éxito de la idea dan fe las enormes colas que se formaban a la entrada, nutridas no solo por algecireños, sino también por los demás habitantes de la comarca. Este uso cesó cuando, al atenuarse la crisis, una nueva empresa reactivó los multicines de Guadacorte, la andaluza Cinesa. Esos multicines, situados equidistantemente de las poblaciones de la bahía, suponen un paso adelante en el concepto de una gran ciudad en las costas de la bahía, de las que su avance es una magna área comercial, lúdica y de servicios.
Tras largos años de travesía por el desierto cinematográfico, hoy día nuestra ciudad cuenta con unos modernísimos multicines, dotados de gran comodidad y de última tecnología, abiertos recientemente, en el centro comercial de Puerta de Europa. La cada vez mayor implantación y presencia de internet constituye una seria amenaza para la subsistencia de las salas de cine.
El futuro de las salas de cine es incierto porque los tiempos cambian y cambia la sociedad. Las nuevas tecnologías son su gran enemigo y solo se mantendrán si las salas de proyección cinematográfica ofrecen mayores atractivos y comodidades a los espectadores. Esperemos que nuestra ciudad conserve estos locales para el disfrute de todos los ciudadanos.
Juan Carlos Martín Matilla. Asociación Cultural La Trocha y Sección 2ª del Instituto de Estudios Campogibraltareños.
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