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Un barco de la flota fantasma de Rusia, sospechoso de llevar dos reactores nucleares para Corea del Norte

El 'Ursa Major' fue hundido hace un año frente a Cartagena y las primeras hipótesis apuntaban a una carga destinada a Siria

Ahora, las pesquisas españolas apuntan a piezas para instalaciones nucleares

La UE sanciona a 41 buques de la flota fantasma de Rusia que usa el estrecho de Gibraltar para financiar la guerra de Ucrania

El 'Ursa Major', en foto de archivo. / Marine Traffic

El carguero ruso Ursa Major, hundido en diciembre de 2024 en aguas internacionales -a unas 60 millas náuticas al sur de la costa de Cartagena (Murcia)- sigue generando un año después grandes incógnitas en torno a su naufragio. Un episodio marcado tanto por la sospecha de ser un ataque de guerra híbrida como por las dudas sobre el destino final y la naturaleza de su carga.

El barco formaba parte de la llamada flota fantasma rusa, un conjunto de mercantes civiles que operan frecuentemente al servicio de las fuerzas armadas de Rusia para sus intereses geoestratégicos, ampliamente conocidos por sus constantes pasos por el estrecho de Gibraltar y las recurrentes sanciones de entidades como la Unión Europea.

El Ursa Major se fue a pique el 23 de diciembre de 2024 tras registrarse "una serie de explosiones" en su cuarto de máquinas. Los tripulantes fueron evacuados hasta Cartagena y dos marinos resultaron desaparecidos. Oboronlogistika, la compañía propietaria, apuntó desde el primer momento a un ataque terrorista como origen de la vía de agua.

Primero se estimaba que el buque navegaba con material bélico para Siria. Ahora, pesquisas de las autoridades españolas apuntan a otra posibilidad, a que transportaba piezas para dos reactores nucleares con destino a Corea del Norte, según publicó el pasado fin de semana el diario La Verdad.

Dos hipótesis, dos incógnitas

El carguero ruso partió de San Petersburgo 12 días antes de su naufragio y se encontraba en ruta hacia el puerto de Vladivostok, al que tenía previsto llegar el 22 de enero de 2025. Según el periódico británico The Sun, el Ursa Major formaba parte de una misión secreta de Vladimir Putin y fuentes de inteligencia ucranianas y españolas apuntaron entonces que el mercante se dirigía a Siria para retirar equipo de ese país tras la caída del Gobierno de Bashar Asad

Era una travesía aparentemente inusual, ya que para navegar entre San Petersburgo y Vladivostok no es necesario atravesar el Mediterráneo ya que la ruta del Ártico resulta más directa. Tras el accidente marítimo, las autoridades españolas rescataron a los tripulantes. Finalmente, el Ursa Major se hundió hasta quedar a unos 2.500 metros de profundidad.

El capitán del mercante, Igor Vladimirovich Anisimov, declaró entonces que la carga consistía en contenedores vacíos, piezas de repuesto y dos grúas Liebherr, además de lo que él describió como simples “tapas de escotillas”. Esa versión generó sospechas: ¿por qué un buque recorrería más de 15.000 kilómetros para llevar contenedores vacíos o piezas que podrían transportarse por ferrocarril o carretera?

Las dudas crecieron cuando imágenes aéreas mostraron dos objetos grandes, ocultos bajo lonas azules en la cubierta de popa, con un peso estimado de unos 65 toneladas cada uno y unas dimensiones que sugerían cargas de alta densidad difícilmente justificables como simples grúas o repuestos.

En el círulo rojo, la ubicación del naufragio del 'Ursa Major'.

Ahora, investigaciones oficiales españolas citadas por La Verdad estiman que esas piezas eran las carcasas de dos reactores nucleares tipo VM-4SG, diseñados originalmente para reactores navales de submarinos nucleares soviéticos. Estas unidades sirven como contenedores para el reactor en sí y forman parte crítica del sistema de propulsión naval. Aunque no hay certeza sobre si tenían combustible nuclear, su peso, forma y estructura coincidían con la de esos módulos reactoriales.

La hipótesis de las autoridades es que esos reactores o sus componentes tenían como destino final Corea del Norte, específicamente el puerto de Rason, muy cerca de la frontera con Rusia y conectado por ferrocarril con el Extremo Oriente ruso (Vladivostok). Este destino no es trivial: Corea del Norte ha mostrado un interés creciente en desarrollar submarinos nucleares e incluso ha presentado su primer submarino nuclear capaz de lanzar misiles estratégicos de largo alcance, en el que investigadores y analistas sugieren que pudo haber asistencia tecnológica externa.

El contexto político también juega un papel relevante: en los meses previos a este incidente, Rusia y Corea del Norte habrían acordado cooperación militar y tecnológica, posiblemente bordeando sanciones internacionales para la transferencia de tecnología nuclear. La presencia de estos reactores en un barco de la flota rusa indicaría un posible intento de entregar tecnología sensible a un aliado estratégico fuera del marco de control internacional.

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