El mundo de ayer
Rafael Castaño
Una línea en la pared
El último incendio declarado en una vivienda en el núcleo rural de Paloma Baja ha puesto de manifiesto el malestar existente entre los vecinos del enclave ante lo que entienden como un trato discriminatorio en detrimento de los derechos que tienen como vecinos de Tarifa.
Los vecinos apuntaron que la zona cuenta con numerosos problemas de acceso y de suministro de luz y agua y a pesar de que son unos 70 vecinos quienes habitualmente residen en Paloma Baja, la mayoría no cuentan con las infraestructuras necesarias para hacer dignas las condiciones de vida en el poblado. Los vecinos aseguran que los cortes de luz y las variaciones de la tensión son constantes, causa de accidentes y de la rotura de aparatos eléctricos. La última subida de la tensión ha causado numerosos destrozos en los aparatos eléctricos de numerosos vecinos algunos de los cuales han formalizado la pertinente denuncia.
En cuanto al incendio de la vivienda, su propietario negó ayer a este periódico que se originara en el cuadro eléctrico, como informó este diario en su edición del lunes.
El difícil acceso, con caminos de tierra que la lluvia convierte en un lodazal y que la masificación turística impide en muchas ocasiones el acceso a las viviendas en caso de incendio o cualquier urgencia médica. Los vecinos insisten en apuntar a que es necesaria una regularización del enclave del que persiguen sea catalogado como hábitat rural diseminado y poder así gozar de ciertas ventajas.
Desde el Consistorio se apunta a que el enclave histórico ha sufrido en la última mitad del siglo XX un desorbitado e irregular desarrollo urbanístico proliferando las viviendas ilegales, muchas de las cuales no han tenido reparo en tomar electricidad de postes eléctricos de manera ilegal.
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