UD Tamaraceite - Real Balompédica | La crónica

La Balona dinamita su crédito

  • Los albinegros caen en Tamaraceite (1-0) y dejan pasar la opción de engancharse la liga

  • Los linenses son mejores hasta el descanso, pero solo crean una oportunidad de gol

  • Tras el tanto local en el 51' se estrellan en la tela de araña de los grancanarios

Instante en el que Eros Delgado cabecea el tanto de la derrota de la Balona

Instante en el que Eros Delgado cabecea el tanto de la derrota de la Balona / UD Tamaraceite

Qué poquito dura la alegría en la casa del pobre. El empate en el feudo del líder y el primer triunfo en casa de la temporada ha quedado demostrado que no eran más que un espejismo para esta Balona que, ni reformada en el mercado de invierno, es capaz de exonerar sus pecados [capitales]. Esos que le tienen en la zona baja de la tabla. Los mismos que le han impedido este domingo dar un paso de gigante para reengancharse en la Liga. La otrora Recia cayó en Tamaraceite después de disfrutar en 90 minutos de una sola ocasión que pareciese de peligro. Las mismas que el rival, es cierto. La diferencia es que el conjunto grancanario la convirtió en gol y esa Balona post exorcismo invernal fue incapaz siquiera de acabarla entre los palos. Y el fútbol, está escrito, dicta su suerte en las áreas.

Vuelta a las andadas. Hasta límites realmente desesperantes. La Balona fracasa [otra vez] justo en el momento en el que había encendido una pequeña llama en una afición que ya está hasta el gorro de pasar malos ratos. Los albinegros se presentaron en Canarias con tres de sus caras nuevas en el once. Lo que se deben estar riendo en sus respectivos exilios los que fueron señalados como los causantes de todos los males. También acudió a la contienda con un solo delantero. Es difícil entender por qué el club entregó en préstamo a uno de sus nueves [Forján] antes de que llegase su relevo. Pero el caso es que lo hizo.

Con todo esto, la Balompédica parecía más sólida, más confiada en la primera mitad. Con más presencia en el campo rival que el Tamara, al que es muy probable que sus numerosas bajas [que ésa es otra] estuviesen pasando factura. Los visitantes tenían el control del tiempo del juego a pesar de que no estaba Coulibaly o de que Koroma jugaba más por dentro que Luis Alcalde, que se antoja algo contra natura.

Ese dominio/posesión solo dio para una ocasión/ocasión. Llegadas hubo más, pero no se pueden contabilizar como oportunidades. Una entrada por banda, una dejada con el pecho y el esférico que le llega botando a Luis Alcalde. Lo fácil es pensar que el tipo que posiblemente tiene más calidad de la plantilla lo resolvería bien. La realidad es que consiguió un gol… pero de fútbol americano. El balón se le fue un metro por encima del marco.

El rival apenas hacía otra cosa que intentar salir y verse bloqueado por una Balona que se anticipaba, que robaba arriba, pero que una vez con el esférico dejaba patente que calidad no es precisamente lo que le sobra. Chironi tocó alguna vez el balón.

A la vuelta del intermedio ya no estaba tan claro que la Balona fuese superior. Y bastaron seis minutos para comprobar que la sensación era cierta. López Silva le ganó la acción al debutante Óscar Arroyo, que pareció dejarle paso para que centrase a gusto. No se sabe muy bien dónde quiso ir Fabrizio Danese, que se hundió en el área y dejó a Eros Delgado absolutamente solo. El chico, que lleva media vida en ese club, marcó su primer gol de la temporada a pesar del intento in extremis de Víctor Mena de corregir el desaguisado defensivo.

Quedaban cuarenta minutos [que fueron 45 con el añadido] por delante. Pero si los dos equipos se hubiesen ido a la caseta tampoco hubiese pasado nada. El Tamaraceite le dio a beber a la Balompédica de la pócima que tiene patentada. Se fue a su campo y a verlas venir. Y en ese contexto, como le pasa tantas veces en el Municipal, el equipo de La Línea, sencillamente, no tiene recursos.

Los cambios, incluido el debut de Cham, aportaron entre poco y nada. Que sí, que un centro de Antoñito se paseó por el área con cierto peligro, que Danese ganó una jugada aérea, que hubo una rebullasca cerca del marco cuando quedaba bien poquito. Solo hubiese faltado que en medio partido no hubiese pasado ni eso.

La Balompédica se puede agarrar a la imbatibilidad del rival en su feudo, a la dificultad que siempre entraña jugar en césped sintético [a Noé le van a hablar de la lluvia] o a si la abuela fuma. La única realidad es que este domingo se ha proporcionado un palo de gigantescas dimensiones en su propia credibilidad. Ya no salen las cuentas. Este domingo parece que no sale nada. Ésta, sencillamente, no es la Balona que quiere su gente.

 

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