San Fernando CD - Real Balompédica | La crónica

La Balona se asoma al abismo (1-0)

  • Los albinegros, planos, caen en San Fernando y enlazan siete jornadas sin ganar

  • Después de un primer tiempo aceptable, los linenses se desploman tras el descanso

  • Una pérdida irresponsable de Alu Korma da pie al gol del San Fernando

  • La continuidad de Monteagudo está en el alero; Rafa Escobar presencia el choque desde la grada

Joao Pedro se tapa la cara; Fran Morante y Loren, al fondo

Joao Pedro se tapa la cara; Fran Morante y Loren, al fondo / Julio González (San Fernando)

Preocupante. Preocupantísimo. La Real Balompédica cosechó ante el San Fernando una de esas derrotas (1-0) que suelen ser el pórtico inmediato de un fin de ciclo. Medio navegó en la primera parte. Sin peligro en ataque, pero medio navegó. Pero otra vez se cayó en la segunda mitad hasta estamparse en su séptima jornada sin ganar. El equipo albinegro despide la sensación de estar físicamente muy justito. Por no escribir muerto que queda feo en este mundo preñado de buenismos. Tan justito que otra vez se le cayeron jugadores por problemas musculares. Y otra vez un balón perdido en una conducción temeraria, en esta oportunidad de Alu Koroma y la nula capacidad para cortar siquiera con una falta la acción posterior permitieron al rival hacer el gol que le machaca. Los albinegros presentan un alarmante encefalograma plano que a nadie extrañaría que desembocase en medidas drásticas en las próximas horas. Por cierto, Rafa Escobar vio el partido desde la grada.

La Balompédica saltó al césped del Iberoamericano para uno de esos partidos que se presume de ser o no ser. Y perdió. Y cayó sin dar la sensación de estar jugándose la vida. Perdió casi por inercia. Sin ADN ni gaitas. Perdida en su habitación que cantaba Mecano. Enredada en el partido que le propuso el San Fernando. Tan legítimo como cualquier otro, porque desde la llegada de Salva Ballesta le conduce al triunfo. Y este deporte, como bien dijo Luis Aragonés, al que por algo apodaron El Sabio, va de ganar, ganar y volver a ganar. Lo demás es ojana.

En el primer tiempo fue mejor la Balona, que había introducido cambios. Casi todos de manual. Entró el internacional serbio Damjan Gojkov para ocupar la plaza de un Loren que no andaba fino. Y Masllorens por Delmonte. Arriba, sin delantero centro, Omar Perdomo y Toni García se turnaban para hacer las funciones de falso nueve. Y en algún momento parecía que le iban a crear problemas a la zaga. Pero eso, parecía. No lograron más que inquietarla.

Por eso mismo, otra vez el mismo y desesperante guión. Salvo el achuchón final, sin provocar miedo en el rival. Un San Fernando que no estaba incómodo en su medio campo, un conjunto azulino al que daba la sensación de que no le importaba habitar en su trinchera.

Los de Salva Ballesta sabían que la tendrían más pronto que tarde. Y acertaron La mejor ocasión de la primera entrega fue para los azulinos. La defensa balona se mostraba insegura en los balones a su espalda y en uno de ellos Gabri Martínez, en una de esas acciones en los que casi es imposible pronunciarse sobre el fuerra de juego, se plantó delante de Alberto Varo. El meta salvó con los pies.

En el arreón final una acción de Joao Pedro, frustrada por José Carlos, un lanzamiento de Omar Perdomo, desbaratado por José Perales, y un cabezazo de Jesús Muñoz tras un saque de esquina recordaron que los albinegros también estaban presentes en ataque. No era más que engordar para morir.

Tras el paso por el vestidor la Balompédica inició su paulatina decadencia. Otra vez se quedó anclada, como un equipo que no tiene fuerzas. O amor propio. O ninguna de las dos cosas.

En el 53' ya salió airosa de milagro de una jugada en la que primero Lanchi -al que le puso el cuerpo Jesús Muñoz- y más tarde José Carlos estrellaban por dos veces el balón en el larguero.

No era más que un indulto momentáneo. Porque nueve después llegó el 1-0. Como hace una semana, una pérdida irresponsable -esta vez de Alu Koroma, que había entrado en el descanso y que parecía querer cruzarse todo el campo de costado a costado- un robo del rival e Ilyas Chaira al que Borja López y Masllorens permitieron acomodarse primero y lanzar después. Un auténtico despropósito en la acción defensiva. El central, por cierto, se fue al suelo tras la jugada y tuvo que ser relevado. Uno más para la larga lista.

Lo peor de todo es que después no hubo reacción. No hubo heroica. Daba la sensación de que el choque podía durar dos semanas y que la Balompédica nunca empataría. Por si había alguna posibilidad Toni García tuvo un escarceo en el suelo con Manu Farrando, se le fue la mano y el árbitro también anduvo con mano rápida. Los dos se lo podían haber ahorrado, sobre todo el futbolista, porque esas acciones al final no son más que el reflejo de una impotencia infinita. Roja y los linenses con diez.

El San Fernando se dejaba querer. Pero sin pasar apuros. Y en el 86' Omar Perdomo al suelo por problemas musculares (suena de algo ¿no?) con todas las sustituciones hechas. La Balona con nueve. Y es que pocas son tan verdad como aquello de que a perro flaco...

Así y todo el fútbol concedió al equipo de La Línea la posibilidad de empatar, que tampoco hubiese sido para rasgarse las vestiduras, porque en un partido tan escaso de argumentos es difícil discernir si alguien debe ganar. En el 89', en un balón cruzado tras el saque de una falta sobre el área al que llegó en aparente ventaja Joao Pedro en el segundo palo. Pero casi ni golpeó.

Otra derrota. Otra jornada sin ganar. Los aficionados balonos haciéndole reproches a sus jugadores. Y todas las miradas centradas en un entrenador que, no hay que pasar ese dato por alto, tiene dos años de contrato en una institución que no está precisamente sobrada de jurdeles. Feo, pero que muy feo panorama. Quién lo iba a decir en agosto.

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