"El virus cada vez es más sofisticado y su creador es cada vez más profesional"
No hay muchos programadores de empresas antivirus en el mundo. Javier Guerrero lo es y además no sólo es algecireño. Vive en la ciudad, desde donde desarrolla códigos para cada nueva versión de Panda
"Cuando tú metes un pendrive en tu ordenador o vas a copiar un archivo infectado, sin que le des al análisis del antivirus, te salta una ventanita que te avisa de que eso está infectado. Bueno, para entendernos, pues yo soy uno de los que hacen que salga esa ventanita". Así explica Javier Guerrero Díaz en qué consiste su trabajo. Guerrero es analista y desarrollador de Panda Security, una de las empresas de seguridad informática de referencia mundial. La llaneza de la descripción responde a la solicitud del entrevistador, para que, en la medida de lo posible, a nadie se le escape la trascendencia y complejidad de una ocupación que requiere de hipercualificación. El trabajo de Guerrero despierta el interés de cualquiera, pero es que además este programador de los que hay pocos es algecireño. No sólo eso. Vive en Algeciras. Desde la ciudad es desde donde hace que salten las ventanas del Panda.
Panda supo de Guerrero a raíz de los artículos que publicaba en la revista PCManía, de tirada nacional. Él trabajaba en Algeciras laboralmente al margen de ciberamenazas, montando redes y equipos, pero en esa publicación descubría sus conocimientos sobre programación y malware, fruto del interés y de la curiosidad y de una especialización construida en ratos libres.
"Me telefoneó el presidente de Panda. Le llamó mucho la atención que en esa época, en la que la empresa estaba empezando, alguien escribiera artículos técnicos: cómo se cuela el virus, cómo está hecho, qué es lo que hace, incluso con la secuencia de códigos. Me invitó a colaborar con la compañía. Me preguntó que dónde estaba y se quedó callado cuando le dije que en Algeciras. Pensaría que estaba en Madrid, Barcelona o algo así", rememora el programador.
Se inició, tal cual, la asistencia a distancia. Panda le enviaba los virus y el algecireño los desensamblaba, los analizaba, les sacaba la huella digital y los introducía en la base de datos de la compañía. "Llegué a meter mil desde mi casa", relata sus trofeos. "Pero a mí lo que me gustaba era programar. Llegó un momento en que me cansé".
Fue cuando Guerrero le propuso a la empresa ir a Bilbao, sede de Panda. Era 1998. Marchó con su familia y, aunque regresó en 2000, la relación laboral no se rompió. Desde entonces ha trabajado desarrollando módulos en todos los productos de la compañía. En cada nueva versión del antivirus de Panda hay códigos de este algecireño.
Además de desarrollador, Guerrero es un gran divulgador de su especialidad. Quizá a alguien le suene su nombre de las entradas que escribe en el blog de soporte de Panda, aunque ahora lo frecuenta menos. Solícito, ofrece charlas y conferencias. Se suele llevar un pen con un virus e infecta una máquina. Al público le asombra observar el avance destructor sobre la pantalla.
"La gente sabe que necesita antivirus, pero mi impresión personal es que es un comportamiento de inercia más que por ser consciente de los peligros que puede haber. El virus que llevo a las charlas se ve, pero la mayoría no hace nada. Se cuela y tú ni te has enterado", razona el programador, que añade otra perspectiva: "Hay que tener sentido común a la hora de moverse en internet. No hay que abrir cosas improbables, sino eliminarlas. Un dicho de la seguridad informática dice que el virus más peligroso está entre la silla y el teclado, o sea, el usuario". "La educación en términos de seguridad informática es nula", concluye.
Fue la popularización de internet lo que marcó un punto de inflexión en las amenazas informáticas. Y en su combate, en consecuencia. Ahora, cuenta Guerrero, uno de los debates candentes gira en torno a los smartphones o las tabletas. "Sí existe malware para los dispositivos móviles", zanja el algecireño. "Lo que pasa es que depende mucho de la plataforma, que las hay más abiertas y otras con un control más estricto", argumenta. Y también ocurre que "los dispositivos móviles son relativamente nuevos y los malos están aún viendo cómo pueden aprovecharlos".
El experto utiliza el sustantivo malos para la ocasión anterior. Como norma general, hacker no le convence y terrorista informático le parece "exagerado". Para definir a su enemigo, se queda, simplemente, con creador de malware. De cualquier modo, lo de malos apela a una terminología recurrente en el mundo al que alude en una comparación. "Esto es como la delicuencia de la calle, del mundo real; la policía siempre va por detrás", dice. "Aunque los antivirus tienen sistemas que intentan anticiparse, es muy difícil. Vas siempre detrás de la nueva técnica, del nuevo invento de los que hacen este tipo de malware para colarse en tu máquina", se extiende.
Guerrero lo resume: "El creador de virus está cada vez más profesionalizado y la amenaza es cada vez más sofisticada". Pone como ejemplo el Stuxnet, "que estaba diseñado específicamente para atacar la centrifugadora de las centrales nucleares de Irán".
"Es decir, estamos ya en ese punto de lo que se llama ciberguerra. Muchos analistas dicen que las próximas guerras se van a librar en el ciberespacio en vez de en el campo de batalla", afirma el programador de una empresa que colabora con la Guardia Civil, la Policía Nacional e incluso lo ha hecho con el FBI.
"A nivel superior, se tiende a ataques muy dirigidos y muy concretos sobre una infraestructura determinada. A nivel local, puedo tener un troyano que me está espiando en una época, la actual, en la que hacemos muchas cosas por ordenador", expone.
"Las empresas antivirus tampoco queremos meter miedo, pero es un peligro real que no maximizamos. La última vez que lo consulté, en los laboratorios de Panda analizábamos 75.000 muestras cada día. Miles eran ejemplares nuevos de malware, de virus, de troyanos, de gusanos. Dice un mito que las empresas antivirus son las que los crean. Primero, no sería ético, evidentemente. Y segundo, no lo necesitamos. Hay virus de sobra por el mundo. No damos abasto", proclama quien, sorprendentemente, admite que de vez en cuando se le cuela una amenaza en su ordenador. En esos casos los gusanos duran poco. No saben, claro, dónde han entrado ni con quién se han topado.
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