Un terrorista 'toma' el Llano Amarillo

Un coche con las ventanillas tintadas llega al Llano Amarillo. Son las 12:32 horas. El vehículo se detiene a unos diez metros del público y, de su interior, descienden cuatro personas. Una de ellas, una mujer con una camisa turquesa, se dirige hasta los espectadores y comienza a saludarlos. Es una autoridad política. Junto a ella, tres agentes de la Guardia Civil vigilan sus pasos. Van vestidos de paisano y unas gafas de sol ocultan sus miradas. Parece que observan el lugar, a los ciudadanos; y constantemente se llevan la mano a la oreja. Deben ocultar un pinganillo, que les sirve para comunicarse.

Son las 12:33 horas. La mujer continúa junto al público. A los más mayores les tiende la mano y, para los niños, guarda alguna carantoña. Avanza junto a ellos, colocados en fila en uno de los laterales de la explanada.

Se escucha un grito. Son las 12:34 horas. Un hombre saca una pistola y vocifera palabras prácticamente ininteligibles. Porta una cazadora roja y un pasamontañas. Apenas permanece unos segundos en pie. Dos de los guardaespaldas se abalanzan sobre él, le reducen y arrebatan el arma. Mientras tanto, el otro agente saca a la autoridad política del lugar. La lleva hasta un automóvil y, a toda velocidad, abandona el enclave. Ni siquiera da tiempo a asumir lo ocurrido. Pasan pocos segundos. Y los otros dos policías esposan al terrorista y lo introducen en otro vehículo.

En la explanada sólo queda una mochila. La lanzó antes el agresor. Un perro arriba a toda velocidad. Lo acompaña un guardia civil. El animal olisquea el macuto y se sienta. Es la señal: la bolsa esconde un explosivo. Apenas tarda un par de minutos en llegar otro efectivo de la Benemérita, perteneciente a los Tedax (expertos en desactivar este tipo de artefactos). Con sumo cuidado recoge la mochila, la introduce en una caja especial -preparada para la ocasión- y abandona el lugar con un paso tranquilo, seguro, sosegado e imperturbable. Son las 12:39 horas. Se escuchan los aplausos.

El público ovaciona a los agentes de la Guardia Civil, que ayer desarrollaron en el Llano un simulacro de atentado terrorista contra una autoridad. Los efectivos enmarcaron esta actividad dentro de la exposición de medios policiales que se organiza cada años con motivo de la celebración de la Semana Institucional de la Benemérita.

Como siempre, los más pequeños fueron los que más disfrutaron. Los chavales pudieron montarse en los vehículos de las fuerzas de seguridad: en los patrulleros, motocicletas y quads; y hasta en un helicóptero y en una embarcación destinada al control pesquero. Una ocasión que, por supuesto, no desperdician tampoco sus padres. Las fotografías se cotizaron ayer muy caras en la explanada portuaria.

Los asistentes también pudieron comprobar la contundencia de los chalecos antibalas de los agentes y muchos aprovecharon para enfundárselos; y para posar con algunas armas de los grupos especiales de la Guardia Civil.

Por su parte, el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ya se sumó el pasado viernes a los actos institucionales de la Benemérita. El primer edil asistió en la Comandancia a un concierto de la Asociación Musical Amando Guerrero; y felicitó a los agentes por su trabajo desarrollado en pos de la seguridad ciudadana y en la lucha contra el narcotráfico.