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El tiempo para el puente en el Campo de Gibraltar

Un suicida y un represaliado en Algeciras

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO EN ALGECIRAS (1868-1874)

Un oficial de marina se arrojó al mar desde el vapor 'Infanta' y fue rescatado por la tripulación ante la mirada de numerosos pasajeros

Miguel J. Derqui, presidente del comité republicano federal de Algeciras, fue liberado tras año y medio de prisión preventiva sufrida por motivos políticos

Una falúa sin patrón y un faro para Algeciras

El suicida decidió arrojarse al mar cerca del puerto de Gibraltar.

A pesar de haber cumplido debidamente con la deuda contraída, la economía del picapedrero algecireño no debía de marchar nada bien cuando nuevamente “Gerónimo Rondón recibe de Juan González Villegas casado, negociante y de este domicilio, la cantidad de 1.500 pesetas obligándose á devolver en el término de un año; pagando además por mensualidades vencidas la cantidad de 22 pesetas y 50 céntimos, ó sean 90 reales de vellón por razón de interés. El citado cantero local, además de demostrar ser fiel cumplidor con las obligaciones adquiridas, debió así mismo de gozar del respeto de sus convecinos, pues según se hace constar a continuación: "D. José Díez del Real, propietario y mayor de 50 años, manifiesta que se obliga y compromete á que si por consecuencia de este crédito se establece las acciones ejecutivas para su reintegro y vendidas las fincas hipotecadas y su producto no alcanzase á cubrir el capital, intereses y costas, lo hará él mismo con sus propios bienes pagando el déficit que resulte”. Es decir, Díez del Real avala con su patrimonio el importante préstamo que Rondón recibió de González Villegas.

Siguiendo en el contexto económico, un avecindado en Algeciras se hizo con la subasta de las farolas para el alumbrado de un municipio cercano: “Se aprobó el expediente de la subasta de adquisición de 24 farolas con destino al alumbrado público de Los Barrios, adjudicando el servicio en favor de Dn Francisco Fuillerat por la suma de 204 escudos”. Fuillerat era un gran propietario, natural y vecino de Algeciras, que poseía entre otros inmuebles “varias viñas en la dehesa de la Punta y el Pago del Lobo; el cortijo de Manzanete y diferentes inmuebles repartidos por toda la ciudad de Algeciras”.

El algecireño Fuillerat se hace con el servicio de alumbrado de Los Barrios.

Al mismo tiempo que el algecireño Fuillerat se hace con el servicio de farolas que alumbraran las calles de la ciudad vecina de Los Barrios, también -¡por fin!- se ven alumbrar los fanales encendidos -dado que hicieron su entrada por la tarde- de los tan esperados navíos de la llamada Escuadra del Mediterráneo, siendo detenidamente observada desde Gibraltar, informándose oficialmente: “The Spanish Mediterranean Squadron consistente en el Villa de Madrid, Numancia y Méndez Núñez y la goleta Diana, arribaron en la Bahía esta tarde última y echaron anclas en Algeciras donde estarán por algún tiempo”.

A pesar del gran despliegue marítimo que se podía contemplar desde cualquier punto del arco de la Bahía, la actualidad del momento no estaba en la flamante flota sino en el siguiente suceso: “Esta mañana al cruzar el vapor Infanta de Algeciras á este puerto (Gibraltar) se arrojó uno de los pasajeros al agua. Afortunadamente fue visto por una señora; viró el vapor y al acercarse le echaron cabos á los que no quiso asirse, lo que claramente demostró que su idea era ahogarse. Con mucho trabajo pudieron agarrarlo dos de los marineros y pasándole un cabo por el cuerpo, lo subieron á bordo. Dícese ser un oficial de la marina perteneciente á uno de los buques que se hallan en este puerto”. Lógicamente al ser contemplado el hecho por una gran cantidad de pasajeros provenientes de Algeciras, el suceso sería muy comentado, como es natural, abriéndose a todo tipo de especulaciones; más si el frustrado suicida había subido a bordo del Infanta en el muelle algecireño.

Y hablando de actualidad, si la local estaba en las aguas de la cercana Bahía, las nacionales se encontraban en las lejanas y cubanas aguas de Ultramar: “El desembarco de 200 venezolanos á 10 leguas de Santiago de Cuba, comandados por un tal capitán Quesada y en apoyo de los rebeldes. Las tropas españolas han tenido encuentros con los expedicionarios y los insurgentes en las localidades de Ciego, Loreto y Santa Rosa. Según los despachos oficiales fueron heridos o muertos muchos enemigos teniendo las tropas españolas algunos muertos y heridos”. Las malas noticias de “allende los mares”, coinciden en el tiempo con la R.O. para enviar nuevos contingentes a las últimas posesiones hispanas en América y el Pacífico. Los ayuntamientos, y el muy sobradamente demostrado contrario a las quintas y reemplazos como el algecireño, esperan las oficiales notificaciones para oponerse al cupo de mozos que les pueda corresponder suministrar al “necesario” contingente.

Mientras en aquellos últimos días del mes de julio del 71 el Gobierno de Ruiz Zorrilla ha de hacer frente al enésimo y lejano levantamiento cubano, las administraciones más cercanas -como las provinciales-, también intenta hacer frente con sus escasos recursos a las necesidades de sus territorios: “Examinadas por la Sección las tres cuentas presentadas por el Yngeniero Director de Carreteras provinciales de las cantidades invertidas en las obras de la Carretera de Medina al Campo de Gibraltar, durante los meses de Abril, Mayo y Junio Ulto. importan 56. 289 esc. 368 mils. las cuales se encuentran debidamente justificadas é intervenidos los pagos por la Comisión de Municipios y Contribuyentes [...] se acordó pasar dichas cuentas á la Contaduría de fondos provinciales”. Dentro del mismo contexto provincial, un concejal algecireño es objeto de una positiva resolución sobre una petición cursada con anterioridad: “Accediendo á la solicitud de D. Francisco de España Pardo, Concejal del Ayuntamiento de Algeciras, se acordó concederle tres meses de licencia para atender el restablecimiento de su salud”.

Se le concede un mes de licencia al concejal de Algeciras para restablecer su salud.

Coincidente con el disfrute de su permiso por y para el bien de su salud del edil algecireño, se publica en la Gaceta para la también buena salud del administrativo procedimiento, que: “Se prorroga por el término de un año la concesión otorgada al conde Nils de Barck en 14 de Julio de 1870 para el establecimiento y explotación de un cable telegráfico submarino de Algeciras á Ceuta”.

Y así con la presencia en el fondeadero local de la llamada Escuadra del Mediterráneo, la conexión submarina con la otra orilla del Estrecho y el disfrute de la oficial licencia para recuperar su salud -que bien lo pudo hacer en la cercana y saludable Fuente Santa- tan enfermo político local; finaliza el caluroso mes de julio de 1871, quedando los ayuntamientos a la espera de la temida adjudicación y notificación del cupo de reemplazo por municipios. Los diferentes frentes abiertos ya fuera en la península como en Ultramar demandaban una mayor presencia militar.

Miguel J. Derqui fue puesto en libertad.

Con aquella exigencia de necesidad de nuevos contingentes comenzó el no menos caluroso mes de agosto; y lo hace, precisamente, con un escándalo político en nuestra ciudad al hacerse público en círculos republicanos de la región, que: “Después de sufrir prisión preventiva desde el 8 de Enero de 1870, y por su consecuencia una larga y penosa enfermedad, ha sido puesto en libertad nuestro estimado correligionario el ciudadano Miguel J. Derqui, presidente del comité republicano federal de Algeciras. La causa no ha sido en suma sino una intriga electoral de los secuaces de González de la Vega en Cádiz y Tarifa; y los perjuicios á nuestro amigo son de tal índole que han consumido todos los recursos de que podía disponer para la manutención de su esposa y seis hijos de corta edad. Lo escandaloso de este asunto es que han sido procesados políticamente los que expusieron sus vidas en el alzamiento de Cádiz y su provincia (La Gloriosa, 1868)”. Ya se sabe que en España “el enemigo mal enterrado queda medio vivo”.

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