Una falúa sin patrón y un faro para Algeciras

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO EN ALGECIRAS (1868-1874)

La política local y la Iglesia consolidan la creación de un nuevo municipio en el Campo de Gibraltar

Las autoridades gestionan reemplazos militares y cesantías en un contexto de tensiones sociales

Algeciras, lugar de destino naval

El Puerto de Algeciras, en una imagen de época.
El Puerto de Algeciras, en una imagen de época.

Al mismo tiempo que Manuel Ruiz Zorrilla ha de gobernar soportando de fondo el españolísimo “ruido de sables”, las administraciones más cercanas procuran con sus administrativos actos regularizar y facilitar, en todos los órdenes, la vida de la ciudadanía aún en el tan controvertido ámbito para la época como era el religioso: “Informar favorablemente del expediente de creación de una Parroquia en La Línea, fundamentándose en el que el número de almas que la componen es de 3.315 en las razones aducidas por el Iltmo. Sr. Obispo, Cabildo Eclesiástico y Señores Doctoral y Fiscal General de la Diócesis, y toda vez que si razón ha habido para concederle autonomía propia en asuntos gubernativos, una concesión análoga en lo espiritual está en armonía con lo dispuesto por el Concordato vigente y por las prescripciones del capítulo 4º, sección 21 del Concilio de Trento”.

Aquella aprobación venía a significar que la decisión política tomada tiempo atrás y con el decisivo apoyo del algecireño De la Vega, recibía las bendiciones de las también decisivas instancias religiosas. El proyecto de creación de un nuevo municipio en el Campo de Gibraltar ya no tendría vuelta atrás y su impacto sería muy importante para el devenir en lo económico, en lo social y en lo político para el resto de corporaciones, y muy especialmente en la relación de estas con la vecina colonia de Gibraltar. Pero aún quedaban muchos flecos de todo tipo que solucionar con el ayuntamiento sanroqueño. Al parecer se pretendía no basar la justa aspiración de crear un nuevo ayuntamiento sobre una injusta decisión que perjudica al municipio matriz que seguía, lógica y también justamente, defendiendo sus intereses y los de sus conciudadanos, decidiéndose: “Contestar al Ayuntamiento de San Roque que habiéndosele señalado interinamente término jurisdiccional á la Línea, está fuera de la jurisdicción de San Roque toda la parte de terreno que marca la órden de la Regencia del Reyno, no debiendo por tanto incluirse en el amillaramiento que está formando puesto que el nuevo Ayuntamiento ha formado el suyo con el término que interinamente le corresponde”.

Pero como no solo de alimentar el espíritu vive el hombre y de jurisdicciones la Administración, también las progresistas y provinciales autoridades acordaron la siguiente medida patriótica con seguros efectos negativos en la republicana y antimilitarista Algeciras de la época: “Real Orden del 9 del corriente inserta en la Gaceta del 13, llegada anoche con el repartimiento de los 3.500 hombres para el actual reemplazo y resultando que aparece el número de 3.419 sorteados en este año como base cuando sólo es de 3.398 y esto hace necesariamente aumentar el cupo, se acordó en el acto se ponga esta diferencia en conocimiento del Sr. Gobernador á fín de que por telégrafo reclame contra ella al Gobierno. Y en consecuencia [...] se procederá inmediatamente á distribuir el cupo de cada Provincia”.

Los ayuntamientos contrarios a las quintas y reemplazos como era el caso del algecireño, pueden ganar tiempo para actuar contra el número que les pueda corresponder en el sorteo gracia a la siguiente circunstancia no prevista en el procedimiento: “Los señores diputados están en su distrito -recordemos mes de julio-, y que los medios de comunicación son difíciles respecto de algunos de ellos, lo cual hace imposible el cumplimiento y por otra parte tratándose de reunión extraordinaria mediante á que el primer periodo ordinario se declaró terminado el 7 de Mayo, es de necesidad legal hacer la convocatoria con ocho días de antelación [...] En su consecuencia usando esta Comisión -permanente- sus facultades, acuerda reunirse en esta Capital en sesión extraordinaria el Lunes 24 del corriente mes -julio-, para hacer el reparto del cupo de Quintos [...] Oficiese al Sr. Gobernador Civil para que se sirva hacer la convocatoria en el Boletín Oficial del día de mañana, y citar por escrito y en su domicilio á cada uno de los vocales, con 8 días de antelación y expresando el objeto”.

Y mientras se subsana el “inconveniente” procedimental de publicar la R. O. en época de estío, por muy necesarios que sean los contingentes para salvaguardar los intereses en ultramar, los algecireños, a pesar del tradicional calor reinante, prosiguen su rutinaria existencia sufriendo los también hispanos efectos del procedimiento administrativo, como así le aconteció, según el boletín oficial correspondiente, al funcionario: “D. Antonio Estudillo, patrón de la falúa de Sanidad del puerto de Algeciras, ha sido declarado cesante y nombrado en su reemplazo, D. Domingo Fontanilla, patrón que ha sido de varios buques perteneciente á aquella matrícula. El cesado Antonio Estudillo Fernández, tenía su residencia en la banda sur del río de la Miel, concretamente en un inmueble situado en la calle Catalanes que años después (1886) vendería al malagueño Vicente Cardiff Rayo, y sobre cuyo solar construyó su nuevo propietario unos grandes almacenes, dando su frente a la Casa Almacén de Salvamento de Náufragos”.

Cambio de patrón en la falúa.
Cambio de patrón en la falúa.

El vecino de Algeciras Estudillo pasó a ocupar la situación administrativa -como así se imprimió en La Gaceta-, de cesante; mientras Fontanilla le sustituyó en el mando de la portuaria falúa. La cesantía era una situación del empleado público que se mantuvo hasta 1918. El cesante quedaba a la espera de un nuevo destino y dependiendo de su particular afección al partido gobernante podía recibir el sueldo íntegro o parte del mismo. Los funcionarios “señalados”, simplemente “debían buscarse la vida” hasta ocupar su nuevo puesto. Situación que podía retrasarse en el tiempo. En cuanto a Domingo Fontanilla, el nuevo patrón de la falúa de Sanidad del puerto algecireño, era familia de Domingo López Fontanilla, quién fuera propietario de un ventorrillo situado años atrás en la Villa Vieja (al parecer en el cruce conocido de Los cuatro vientos), junto al Cortijo de María Cataño.

El picapedrero Rondón Ragel tenía casa en San Isidro, esquina calle Gloria.
El picapedrero Rondón Ragel tenía casa en San Isidro, esquina calle Gloria.

Así, y mientras el cesado Estudillo gozaba o no de su nueva situación, el fondeadero local esperaba o no la llegada de la tan esperada flotilla: “Fondeada en Málaga procedente de Alicante con ocho días de navegación llegó la escuadra del Mediterráneo al mando del contralmirante D. Jacobo Mc Mahón, cuya insignia arbola la fragata Villa de Madrid, de porte de 50 cañones con 750 plazas de dotación. Acompaña á este buque la fragata blindada Numancia de 23 cañones y 605 plazas y la fragata blindada Méndez Núñez con 6 cañones Amstrong y 350 plazas. La tardanza de estos buques, reconocida por fundamental el haber hecho la travesía á la vela. Permanecerán dos ó tres días en la rada malagueña, zarpando luego para Algeciras donde se reunirán con el resto de la escuadra del Mediterráneo”.

Siguiendo con los marítimos temas, una importante noticia para nuestra ciudad se hace pública oficialmente: “Además de las estaciones electro-semafóricas próximas á establecerse y otras en proyecto, figuran en el plan general ó anteproyectos: las de Cabo de la Higuera en San Sebastián [...] Chipiona, Cabo de Trafalgar, Algeciras, Estepona.” Y mientras se acerca el día en el que la mítica Punta del Carnero tenga un faro a la altura de su importante situación geográfica, en nuestra ciudad acontecen otros hechos carentes de importancia general, como cuando: “Pedro Puche y Coria, propietario de 50 años y de este domicilio [...] en 30 de Enero de 1868 prestó á Gerónimo Rendón Ragel, casado, de 62 años, picapedrero, la cantidad de 500 escudos en el término de 6 meses [...] poniendo el deudor en garantía: una casa en el número 2 de la calle de San Isidro que hace esquina á la calle de Gloria [...] y otra casa con el número 3 en la misma calle de San Isidro [...] Declarando el Puche el pago por Rendón de los 500 escudos más intereses de 50 reales mensuales.” Rendón Ragel explotaba una pequeña cantera situada en Getares y, que se encontraba entre las llamadas: “Lazareto y Vergonzo”, ambas de Josefa Yedra Salvo. Años después la casa que fue del tan horado picapedrero, y tras ser heredada por su hija María Rendón, pasaría a propiedad de Ángel Cadelo Musso.

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