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“Es un gran error pensar en rascacielos si aún fallan los cimientos de nuestra Semana Santa”

Entrevista | JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ BAUTISTA. PREGONERO DE LA SEMANA SANTA DE ALGECIRAS 2019

El hermano mayor de Buena Muerte se asoma en siete días al atril del Teatro Florida para pregonar la Pasión de Algeciras

Un texto que asegura será "atrevido, personal y sincero"

José Manuel Sánchez Bautista, con las tapas del pregón, en el altar de la iglesia del Carmen. / E. S.
Manuel Gil

Algeciras, 31 de marzo 2019 - 06:05

–¿En qué piensa un pregonero siete días antes de escuchar su presentación?

–Esencialmente, que después de una larga y atípica Cuaresma, tengo muchas ganas de que la ciudad de Algeciras redescubra su Semana Santa desde los ojos y voz de este pregonero.

–¿Le costó aceptar? ¿Se lo pensó?

–No, rotundamente. En el mismo momento en el que tu ciudad te pide que hables por ella, que le digas al mundo cómo es, no hay demasiado que cavilar. Algeciras no se merece la negativa de ninguno de sus hijos.

–¿Dirá todo lo que piensa o todo lo que se espera que proclame?

–Esta frase supongo que la habrán dicho muchos antes que yo en las previas [ríe], pero el pregón va a ser muy personal, muy mío por decirlo así. Voy a decir todo lo que pienso, expondré mi punto de vista sobre aquellas cosas que más nos señalan a los cofrades y por supuesto, como hermano de la corporación de Los Estudiantes, reivindicaré la situación de abandono y dejadez con la que el Obispado de Cádiz y Ceuta trata a la gran olvidada de Algeciras: la Capilla de San Antón, en el barrio de la Caridad.

–¿Es tan buena la Semana Santa que tenemos?

–La Semana Santa de Algeciras es buena y generosa en patrimonio artístico y cultural pero debe crecer, imperiosamente, en cuanto a la fe y al capital humano. En eso no hay tanto que presumir.

–Hay quién dice que faltan hermandades y otros que lo que falta es gente y compromiso. ¿En qué bando se posiciona?

–Pienso, rotundamente, que falta muchísimo compromiso por parte de los hermanos en sus respectivas cofradías. No se deberían enfocar tantos esfuerzos en impulsar o fomentar nuevas devociones y corporaciones cuando aún existen hermandades que no logran completar sus cortejos procesionales y están faltas de apoyo en las labores internas que exigen el día a día de una cofradía.

–¿En qué nos falta crecer?

–El concepto es claro. Cimentar lo que hay. Si no se consolidan los pilares, todo podría caerse. Primero hay que asentar bien las bases de nuestra Semana Santa, la que conocemos y que aún nos cuesta manejar, digerir y promocionar lo suficiente o de manera eficiente. Sería un error pensar en construir rascacielos sin dar consistencia a la planta baja, que aún falla.

–Le tocará hablar de sillas y nueva carrera oficial…

–Lo veo como todo un logro que en 2019 al fin demos un salto más de calidad en nuestra Semana de Pasión con la implantación de sillas en la Carrera Oficial. En especial, porque será un reflejo del buen trabajo que se está haciendo en estos años desde el Consejo Local de HH. y CC.; una apuesta que comenzó con Javier Vega y que finalmente Manuel Delgado ha conseguido materializar. Es un paso muy importante; estéticamente la ciudad de Algeciras va a ganar muchísimo con el tránsito de hermandades por el interior de la Plaza Alta.

–¿Y del asunto del Resucitado?

–Lo único que me gustaría apuntillar es que afortunadamente, este año en Algeciras, sí vamos a poder celebrar el momento más importante para los creyentes: la Resurrección del Señor; sea con una imagen de aquí o no. Lo que nos mueve a todos son dos motivos: que murió y resucitó; sin la resurrección nada tendría sentido. Las circunstancias de este año hacen que tengamos una imagen cedida [desde Ronda] y lógicamente habrá que trabajar por parte de todos para que no se pierda algo tan esencial. Mi duda es si cada año van a ir alquilando imágenes o se decidirá, de una vez por todas, que el Consejo sea el responsable de la procesión del Resucitado. Aunque no es un problema en exclusiva de Algeciras, esta situación se produce en muchísimos sitios.

–Me huelo que en su pregón también se colará alguna gran devoción mariana y marinera. ¿Mensajito al Obispado?

–Alguno que otro, seguro. Son 275 años de presencia de la Virgen del Carmen en Algeciras y el Obispado sigue mirando hacia otro lado, en definitiva, hay que ser consecuente con los actos y los hechos. No se puede obviar toda la labor social que el entorno y la devoción del Virgen del Carmen realizan en esta ciudad.

–¿Cuánto le ha aportado y quitado ser Hermano Mayor?

–Mucho de ambos pero puestos a decidir, en la balanza ganan las pérdidas. Me ha quitado amistades, conocidos y familia pero en su favor, diré que ayudar a personas que uno no conoce me ha hecho vivir emociones extraordinarias.

–No me puede negar que es uno de los personajes más nombrados en las tertulias cofrades. En general, en el mundo de las cofradías, ¿se mira demasiado la paja en el ojo ajeno?

–Algeciras, tradicionalmente, ha sido la ciudad del “yo”. “Yo he hecho, yo soy y gracias a mí”. Desde que tengo uso de razón, ese ‘yoísmo’ ha estado muy presente en las cofradías, afortunadamente las nuevas juntas de gobierno traen otro espíritu y otra mentalidad que cada vez gira más hacia el “nosotros”.

–¿Se queda con la Semana Santa de su niñez y adolescencia o con la de ahora?

–Un 50% para cada etapa. No cambio por nada mi época de joven, en compañía de grandes amigos, tardes y tardes en la capilla trabajando por la hermandad en montajes y actos. Y por supuesto, también me quedo con lo que hemos conseguido actualmente, ese respeto y admiración con el que se vive en la calle la Semana Santa, por cristianos y no creyentes.

–¿Se acordará de alguien en especial antes de pronunciar la primera sílaba en el Florida?

–Sí y me reiré. Esa persona se verá identificada perfectamente.

–¿Presentadora?

–Sí, hay que darle sitio a la juventud. En este caso mi prima [Pastora Sánchez], será la encargada de interpretar la presentación cosa que para mí es todo un orgullo porque es una cristiana muy implicada en su hermandad y además, en estos tiempos, hay que consolidar la presencia de una mujer en los puntos más relevantes de nuestra Iglesia. Algo por lo que todos trabajamos y acorde a la época en la que vivimos.

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