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Semblanza de La Escalinata

  • Uno de los aspectos esenciales de la desaparecida Escalinata fue la apertura al mar que ofrecía a la zona alta de la ciudad, con bellas vistas

Desgraciadamente, nuevamente uno de los desaparecidos elementos patrimoniales urbanos de la historia contemporánea de nuestra ciudad vuelve a la más rabiosa actualidad, y no precisamente por iniciativas de recuperación o restauración sino, precisamente por todo lo contrario, como fue su derribo y las posteriores consecuencias jurídicas resultantes de lo que se levantó en su lugar; en definitiva hablamos de la desaparecida Escalinata del Paseo Marítimo.

Coincidente con la proyección urbanística hacia levante que la ciudad afrontó a finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta, la construcción de la Escalinata se llevó a cabo, entre otras razones, por la necesidad de crear un acceso que comunicara al corazón de la ciudad, como lo era y sigue siéndolo la Plaza Alta, con la nueva vía que se comienza a trazar por aquella época, y que será conocida como Paseo Marítimo. El Paseo Marítimo facilitará la comunicación de ambos extremos de la ciudad, norte y sur, a un cada vez mayor número de vehículos que empiezan a circular por Algeciras, viéndose incrementado enormemente, en un corto futuro, el parque automovilístico de la población gracias a lo que se dio en llamar "desarrollismo económico", que el país disfrutó desde la segunda parte de los años cincuenta hasta bien entrados los años sesenta. Una de las consecuencias de la nueva vía o Paseo Marítimo -y alargamiento de la ciudad- a la cual se accedía desde la Plaza Alta por la Escalinata, fue la llegada el 18 de julio de 1955, de la Compañía de Transportes Marroquí (C.T.M).

Otros de los aspectos esenciales de la desaparecida Escalinata fue la apertura al mar que ofrecía a la zona alta de la ciudad, al pensarse en un primer momento en el derribo de edificaciones decimonónicas construidas al levante de la Plaza Alta, entre los populares establecimientos, La Taurina y la vivienda que había albergado al desaparecido por aquel entonces Círculo Mercantil; consiguiendo con ello mantener Algeciras su espíritu marinero, permitiendo a sus ciudadanos asomarse a la bahía desde aquel nuevo y moderno altozano, ojeando un panorama azul aún libre de contenedores y grúas, con el único limite visual del Peñón de Gibraltar. En ese contexto se construye la tan esperada y admirada Escalinata. También cabe destacar que el condicionado acceso para desahogar a la población hacia el Paseo Marítimo estaba obligado por la cercanía de la Plaza Alta y por que representaba una magnífica solución al desnivel existente entre ambos planos -Plaza del Generalísimo o Alta, y el Paseo Marítimo o Avd. Virgen del Carmen, como sería bautizada posteriormente-. Las nuevas infraestructuras, es decir Escalinata y Paseo Marítimo, toman como base la playa, que partiendo de la desembocadura del arroyo El Saladillo, hoy dársena del mismo nombre, llegaba hasta el cementerio antiguo, en la también desembocadura del arroyo conocido cómo de Los Ladrillos (por su color rojizo que tomaba al pasar por varios tejares); correspondiéndole a la Escalinata sentar sus cimientos en las arenas del Murillo, llamado así por los vestigios árabes cercanos a la misma.

Aquel lugar, el Murillo, desde décadas atrás estaba muy degradado, conformándose en un terraplén de basuras de todo tipo que llegaba hasta el mar; es decir, era el muladar de los distritos del Pósito y calles más cercanas del barrio de San Isidro y distrito del Convento. El distrito de La Caridad, no exento de culpa, utilizaba algunos tramos cercanos del río de la Miel y el cercano Chorruelo para arrojar sus inmundicias; lo cual demuestra que la dejadez patrimonial, en este caso natural, no es nada nuevo.

La obra de la Escalinata se diseñó a tres niveles o bancadas, con dos accesos semicirculares a derecha e izquierda, confluyendo al Paseo Marítimo en escalones a modo de escalerilla. De visión pétrea, con grandes tapiales en su centro (alguien me contó que no pocas de aquellas grandes piedras también fueron las utilizadas en la construcción del campo de fútbol El Mirador, también construido por aquella época de expansión de la ciudad), la Escalinata contaba en cada nivel, bancada o balcón con cinco oquedades que anunciaban indirectamente el protagonismo que representaba el pequeño monumento central, situado en la parte baja dedicado al día 5 de agosto de 1936, fecha del traslado de las tropas del general Franco desde la ciudad de Ceuta hasta Algeciras, conocido también como Convoy de la Victoria.

En definitiva, era una obra propia de la época y del régimen imperante, ecléctica y sobria, con cierto aire monumentalista provinciano, adornándose sutilmente de cierta jardinería, sin restar un ápice al tono recio del conjunto; con la novedosa presencia de dos servicios públicos en la zona intermedia. Destacaba el pavimento teselado en algunos de sus tramos, que posteriormente sería repetido en algunas calles que comunican el centro con el barrio de San Isidro. Sus características arquitectónicas se verían repetidas en nuestra ciudad en otro edificio de la época, como fue la construcción del ambulatorio Menéndez Tolosa, el cual también presenta características propias del régimen político que lo edificó, y por tanto, coincidente en sus rasgos con la Escalinata.

En definitiva, la desaparición de este elemento patrimonial de nuestra ciudad, víctima del periodo político que lo derribó -como la también destruida Fábrica de Fideos con toda su maquinaria del siglo XIX o el Fuerte de Santiago- responde a una realidad que todo algecireño conoce sus causas y consecuencias, pero que, ya sean por las razones que fueren, persiste en el tiempo desde lejanas décadas, como si de una característica propia de la personalidad de la ciudad se tratara.

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