Un policía salva a un bebé de morir atragantado

Cándido Rivera, un ángel de la guarda por partida doble

  • El agente de la Policía Local de Algeciras salva la vida de un bebé de 17 meses que se había atragantado. Ya tuvo un servicio similar en 2009

  • "Nuestra labor siempre es ayudar y tomar decisiones continuamente. Cualquiera haría lo mismo", resume

Cándido Rivera, este miércoles en el Ayuntamiento de Algeciras.

Cándido Rivera, este miércoles en el Ayuntamiento de Algeciras. / Jorge del Águila

Que los Ángeles Custodios sean los patrones de la Policía no es casualidad. Se debe, seguramente, a que personas como Cándido Rivera forman parte de sus filas con un sexto sentido para sobreponerse y guardar la calma si de ello depende una vida.

Este agente de la Policía Local rebosante de modestia y humildad se ha convertido por méritos propios en el protagonista de la semana en Algeciras al salvar a un pequeño de 17 meses que se ahogaba. Todo sucedió a mediodía del martes en apenas unos minutos y gracias a una casualidad que se convirtió en providencial: la cola de un semáforo.

"Volvía solo de un juicio en un coche patrulla y me disponía a recoger a un compañero para continuar con el turno. No es lo habitual porque lo normal es ir en pareja. Estaba parado en el semáforo del cruce de San José Artesano -cerca de la Jefatura- cuando observé que en el coche de delante la mujer que estaba al volante se movía mucho, hacía muchos aspavientos y se giraba hacia el asiento trasero", explica Rivera. 

Al momento se abrió la portezuela y la mujer salió del coche reclamando auxilio. "Que se me ahoga, que se ahoga, decía", relata el policía, quien para entonces ya se estaba bajando del patrullero. En el asiento trasero, en su sillita, yacía un bebé prácticamente inerte. "Ella lo sacó del coche y ví que estaba bastante mal, sin responder", prosigue. 

En apenas unos segundos, Cándido Rivera comenzó a aplicar la maniobra de Heimlich adaptada al pequeño (con firmeza pero con fuerza comedida sobre el pecho y la espalda) para tratar de liberar la obstrucción del bebé. Siquiera tiene claro qué atoraba al pequeño, si era algún alimento o un juguete. "En esos momentos no da tiempo a pensar. Se actúa. Y nada más comprobar que había vuelto a respirar, volví al coche para pedir una ambulancia. Todas estaban ocupadas", prosigue.

A Rivera le tocó afrontar la segunda decisión clave en apenas unos minutos. "Decidí subir a la mujer y al bebé en el patrullero para ir al Centro de Salud Algeciras Norte, bastante cerca del lugar, para que un pediatra explorara al bebé tras el atragamiento y la maniobra", destaca. El pediatra lo confirmó: unos instantes más hubieran bastado para un fatal desenlace.  

La mujer, abuela del pequeño, se deshacía en elogios para el agente. "Me alegro de que hoy se haya cruzado en mi camino un ángel vestido de uniforme", acertaba a decir.

A la vista de lo ocurrido, Rivera es un ángel por partida doble. "Por circunstancias de la vida no es la primera vez que me enfrento a una situación así", destaca el policía. Ya le sucedió en 2009, cuando salvó del atragantamiento a otro bebé de apenas días en la barriada de El Saladillo. En ese caso, ahogado con un biberón. Son dos de los servicios con la mayor carga emocional para este agente que el próximo 21 de octubre cumplirá 21 años en el cuerpo municipal de seguridad ciudadana. 

"En ese momento no piensas que es la segunda vez afrontas un servicio así. Es ya en casa, cuando estás tranquilo, todo aflora. Nuestra labor siempre es ayudar y tomar decisiones continuamente", subraya con gran modestia pese a haber salvado de la muerte a dos personas. "Cualquiera en mi situación haría lo mismo. No le doy mucho mérito", apunta en a sus compañeros y el sentido del deber. 

A cada paso por el Ayuntamiento, donde Rivera atiende este miércoles por turnos a los medios, los funcionarios municipales le felicitan mientras él insiste en quitarse méritos. El alcalde, José Ignacio Landaluce, le recibirá oficialmente esta semana en cuanto regrese de unos compromisos institucionales que le mantienen fuera de la ciudad. 

El agente, de la barriada de El Cobre y padre de dos hijas de 15 y 2 años, apunta a la importancia de la población de manejar unos conocimientos básicos de primeros auxilios para afrontar una situación así. "Un ahogamiento es más que común. Solo hay que entrar en internet para encontrar decenas de casos", apostilla.

Y es cierto. La asfixia por atragantamiento es la tercera causa de muerte no natural en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Por delante incluso de los accidentes de tráfico. La red está repleta de reseñas de gente que se marchó de este mundo picando en una barbacoa o en una celebración familiar ante la impotencia y el nerviosismo de los demás.

La maniobra de Heimlich forma parte de los conocimientos que adquieren los policías en la academia. Rivera se muestra favorable a que este sistema se enseñe como primeros auxilios a la población estudiante como los universitarios o en los institutos. 

"Cuando le escuché que el bebé comenzó a llorar sabía que todo estaba en vías de solucionarse porque ya respiraba", resume Rivera. Todos los bebés llegan a la vida precisamente así, llorando. El bebé protagonista de esta historia podrá contar en el futuro que nació dos veces gracias a que en un semáforo estaba parado un ángel con uniforme.  

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