Última hora
Sanciones para la flota fantasma de Rusia en el Estrecho

El Pícaro, la torre de Babel de la naturaleza

En el parque fluvial se pueden ver desde nutrias a pequeños zorros El colectivo Agaden reivindica su puesta en valor turística, ornitológica y arqueológica

Imagen de un pato junto a una rata que nada por el río Pícaro.
María E. Selva Algeciras

28 de septiembre 2015 - 01:00

Imaginen toparse frente a frente con un pequeño zorro, seguir con la mirada el discurrir río abajo de una pareja de nutrias, sentir el silbido de un ave en peligro de extinción. Imaginen todo lo primero pero "imagínenlo" en un entorno cuidado, con una información detallada en paneles informativos, con un sendero abierto y accesible y a pocos kilómetros del centro urbano de Algeciras.

Podría ser una utopía pero el colectivo Agaden tiene claro que está al alcance de la mano y que no es el dinero el que impide que se lleve a cabo, solo hace falta voluntad. El parque fluvial del río Pícaro actualmente es una torre de Babel donde todo tiene cabida, convertido en un parque semisalvaje donde es posible ver a lisas peleando con tortugas por una miga de pan mientras una oca trata de arrebatarle un trozo de palomita a una rata. Pero hay mucho más allá de esta primera estampa que nos ofrece el sendero ubicado en Getares.

El colectivo ecologista ha elaborado un proyecto integral de mantenimiento, recuperación y puesta en valor de toda la cuenca hidrográfica del Pícaro. Solicita que previamente se realice un inventario sobre los puntos negros que afectan al mantenimiento del equilibrio de la zona, pero no sólo a la desembocadura -parque fluvial-, porque solo es una parte de todo un ecosistema.

La cuenca del río Pícaro tiene unos 7 u 8 kilómetros de longitud, que nace en la sierra del Algarrobo. Posee dos afluentes importantes, como son el arroyo de Marchenilla -que nace en Pelayo- y el arroyo de los Guijos -que nace en el Cortijo Real-. Su singularidad también radica en que nace en el parque natural Los Alcornocales y desemboca en el del Estrecho.

La cuenca tiene dos grandes zonas. La primera del nacimiento, que se conserva bastante bien, es un canuto parecido a los existentes en el río de la Miel o la Garganta del Capitán, que ostenta una vegetación de alcornoques, quejigos, hojaranzo y helechos. Después hay una segunda zona, en torno a la urbanización las Herrizas, que tiene una pequeña degradación al pasar por la zona poblada. Agaden lamenta que hay viviendas que han invadido parte de su cauce, la vegetación ha sido sustituida y hay algún vertido. Apuestan por dar equilibrio al ecosistema e impulsar mejoras puntuales en usurpaciones del cauce público y evitar la incorporación de especies foráneas, tanto de flora como de fauna.

Por último está la parte del parque fluvial, de la cantera a la desembocadura. Hay fauna acuática y terrestre, además de avifauna. En cuanto a la primera la estrella es la nutria, se tiene constancia que sube y baja en horas nocturnas y al amanecer, aprovechando para alimentarse con la superpoblación de lisas. Se han visto también zorros y según Agaden muchas personas han sido testigos de su presencia en varias lunas llenas, acercándose normalmente a las papeleras para buscar la comida que allí se deposita; también hay meloncillos y tejones.

Por otro lado hay que destacar la avifauna como uno de los valores del río, considerado a su vez un referente ornitológico al ser de las primeras zonas húmedas que se encuentran las aves cuando vienen de África a Europa en época de migración. Agaden tiene referencias de las especies que allí habitan o transcurren por los anillamientos realizados en la zona. Destacan por ejemplo el carricerín cejudo, que es una especie en peligro de extinción y se ha podido anillar en la desembocadura del Pícaro; aparte hay golondrinas, zorzales, currucas, petirrojos, martín pescador, entre otros. Son aves pequeñas que se comen los mosquitos que hay en la zona y además encuentran en el fruto de los acebuches su base alimentaria en otoño. En el marco de la avifauna hay especias más grandes como gacetas, garcilla, garza imperial, martinete y hasta angulas.

A todo ello hay que añadir las especies foráneas que han ido ingresando en el ecosistema del parque por la mano de los ciudadanos, desde ocas a patos y todo tipo de galápagos. El colectivo lamenta que el puente de hierro sobre la desembocadura del Pícaro se haya convertido en un espacio para arrojar alimentos, advirtiendo que éstos no necesitan que se les eche, hay que dejarles que vivan de forma semisalvaje.

A esta riqueza Agaden le añade la historia como las ruinas romanas de Caetaria, la torre almenara del Lobo, las Pantallas, la Ballenera y el Cortijo del Río Pícaro. El colectivo considera que es un "privilegio" tener esa zona prácticamente en el centro de Algeciras, por ello insisten en su progresiva recuperación liderada por el Ayuntamiento con la colaboración con la delegación territorial de Medio Ambiente y la Agencia Andaluza del Agua. Recuerdan que los usuarios tienen también parte de culpa en la suciedad y por ello es básica la educación, limpiar la zona y ponerla en valor con carteles explicativos. Invitan además a Turismo a desarrollar un proyecto para convertirlo en un itinerario de valor ornitológico, turístico y arqueológico.

1 Comentario

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último