Perspectivas estables en las divisas
Construcciones más destacables de Algeciras (y IV)
OBSERVATORIO DE LA TROCHA- NUESTRA ARQUITECTURA
Algeciras tiene mucho que ofrecer si se sabe sacar partido: los primeros que tenemos que creer en ello somos los propios algecireños y no vendría mal inspirarse en lo que se lleva a cabo en otras poblaciones
Construcciones más destacables de Algeciras (III)
De finales de los años sesenta y principios de los setenta, Algeciras cuenta con tres edificios de gran importancia arquitectónica: la plaza de toros monumental de Las Palomas, la Escuela de Arte y la parroquia de María Auxiliadora-San Isidro. El coso taurino fue construido en 1969 y sus arquitectos fueron Miguel Blánquez, José Cáceres y Joaquín Cuello. Tiene capacidad para once mil espectadores y es de segunda categoría. En ella destacan los dos relieves de su fachada principal que representan los bisontes de las cuevas de Altamira y la visera que circunda todo el anillo superior, formada por una sucesión de pequeñas bóvedas de medio cañón rebajado. En el exterior cuenta con una galería porticada con pilares de hormigón, que en un principio era visto, siguiendo el estilo “brutalista”, pero luego se pintaron. Este coso taurino reemplazó a la histórica plaza de toros La Perseverancia, que sería demolida en 1975, debido a la salvaje especulación inmobiliaria, siendo alcalde de Algeciras Emilio López Lledó.
En 1971 se inaugura la Escuela de Artes nueva, Premio de Arquitectura en 1968; obra del arquitecto Fernando Garrido. Es un edificio de estructura helicoidal que representa una caracola marina, posee una gran galería a lo largo de toda la fachada interior. Se sitúa entre la avenida Virgen del Carmen y la calle Fray Tomás del Valle y asciende por el cerro, salvando el desnivel con una gran cantidad de escalones. Destaca por su gran originalidad, aunque sea poco práctico como lugar docente por el excesivo número de escaleras. En su última restauración perdió gran parte del arbolado de sus jardines. Vino a sustituir a la antigua escuela de arte, situada en el anteriormente citado edificio de la calle San Antonio.
En 1973 se inauguró la nueva iglesia de María Auxiliadora, que vino a sustituir a una anterior de los años sesenta. Este templo pertenece al tipo de arquitectura nacida del Concilio Vaticano II; no obstante, tiene un notable interés artístico debido a la profusión de grandes ventanales cerrados con vidrieras de tipo vanguardista y de carácter abstracto. Estas vidrieras ofrecen una gran luminosidad al interior. La luz del sol que se filtra por las vidrieras, de forma análoga a la de los templos góticos, es un elemento fundamental en las iglesias postconciliares, puesto que simbolizaba la luz de Cristo que ilumina a su Iglesia, muy alejada de la oscuridad de los templos tridentinos. Sus muros interiores muestran ladrillo visto y son muy originales sus columnas que mantiene el hormigón visto, siguiendo la moda del estilo “brutalista”; también las vigas del techo eran de este estilo; no obstante, en las primeras décadas del siglo XXI, se pintaron. Asimismo, en estas décadas se modificaron el testero del presbiterio, donde se colocó una hornacina con la imagen de María Auxiliadora, en el lugar en que se hallaba la imagen de Jesús Crucificado, de factura muy abstracta, acorde con los dictados religiosos de la época, y la capilla del sagrario, en la que se instaló un pequeño tabernáculo, dotándolos de un estilo más “barroquizante”, según las tendencias actuales; siendo la decoración primitiva muy funcional. Estas reformas han desvirtuado en parte el estilo primitivo del edificio, caracterizado por la escasa ornamentación interior.
La década de los noventa dejó algunos edificios de gran interés arquitectónico y, por ende, artístico. Cabe destacar, en primer lugar, el edificio de la APBA, enclavado en el paseo de la Hispanidad. Es una construcción que responde al ya mencionado estilo “brutalista”, pues todos sus paramentos muestran el hormigón visto. La frialdad de estos paramentos se suaviza con las plantas que se extienden por su fachada este. En segundo lugar, en este mismo paseo, en el otro extremo, nos encontramos con el auditorio Millán Picazo, obra de Guillermo Pérez Villalta. Presenta un radical contraste con el anterior, ya que todos sus paramentos se hallan revestidos de azulejos vidriados policromados, que crean falsos vanos. Destaca el colorido de estos azulejos que otorgan gran vistosidad a la construcción. Posteriormente se le añadió un ala más, revestida de piezas de cerámica de color negro, que desentona con el resto del edificio.
En tercer lugar, una de las construcciones más destacables de la arquitectura moderna algecireña de finales del siglo XX es el Edificio Guillermo Pérez Villalta. Data de 1995 aunque sus obras no se concluyeron definitivamente hasta principios de siguiente siglo. Es una obra llena de simbolismos, en la que destacan su esbelta torre-faro de forma cilíndrica y coronada por un templete cubierto por una techumbre cónica, con una escalera de caracol en su interior; su auditorio, con elevados vanos con arcos de medio punto, que le confieren una sensación de esbeltez ; su galería de entrada, de forma cilíndrica, cubierta con una cúpula cónica acristalada; la original cúpula sobre su auditorio, cilíndrica en su base y posteriormente escalonada con cilindros superpuestos en disminución, y además todos los elementos de revestimiento cerámico de sus paredes que se hallan en su interior. Es un edificio que debe ser visitado por propios y extraños. Obra insigne de la arquitectura vanguardista algecireña de final del siglo XX. Lamentablemente se encuentra demasiado oculto por construcciones del paseo que lo precede.
En este recorrido por las construcciones o lugares arqueológicos más importantes de nuestra ciudad, he de referirme a la capilla de San José, en el interior de la residencia de ancianos del mismo nombre, que se encuentra en la barriada de San García. En ella sobresalen sus hermosas vidrieras policromadas de gran colorido, que ofrecen una gran luminosidad a su interior; inspiradas en las vidrieras modernistas de la antigua capilla del asilo, y su espléndido retablo dorado, así como la cúpula central, también provista de vidrieras multicolores.
No puedo dejar de mencionar el grácil puente Almanzor, que conecta la ciudad con el muelle Juan Carlos I, con un amplio vano en su centro. Data de 2006. Este puente salva las aguas de la dársena pesquera. Su construcción evitó que se rellenara todo el litoral, como se proyectó al principio.
Otras edificaciones reseñables de nuestra ciudad que se encuentran desperdigadas por diferentes calles son las siguientes: la casa de la familia Salas, situada en el número 28 de la calle Regino Martínez, de estilo tardo barroco, cuya fachada luce una artística rejería en sus miradores de la planta baja. Actualmente muestra, lamentablemente, signos de abandono. Estemos vigilantes. Otro edificio tardo barroco muy interesante por su frontispicio y la rejería de sus miradores es el situado en la plaza Alta, junto al Casino. Es bastante destacable la casa situada en la esquina la calle Ancha (o Regino Martínez) y la avenida Blas Infante, de estilo regionalista. Está bastante adulterada, pues sus primitivas balaustradas fueron sustituidas por las actuales y se eliminaron sus miradores de esquina. En la casita que se levantaba en el mismo solar fue donde nació José Román, no en esta.
En cuanto al edificio hoy ocupado por Radio Algeciras, he de comentar que fue totalmente reconstruido a comienzos del siglo XXI; en su planta baja se encontraba la tienda de Fillol. Solo es original esta planta, pues las otras dos son de nueva factura, aunque imitando en todo lo posible a la construcción primitiva. Destaca el revestimiento de azulejos de su fachada, que remedan a los originales hidráulicos. Afea muchísimo el añadido de una sucesión de vanos de arcos escarzanos que se encuentra en la parte superior. No comprendo por qué se construyó.
Resulta curioso ver las rejerías del más puro estilo modernista o Art Nouveau, con rosas y un lagarto, que adornan los antepechos de los balcones y miradores de una casa de los años cuarenta en la calle Prim, hoy también con evidentes signos de abandono. No la perdamos de vista. Esta rejería procede de un edificio de la calle Regino Martínez, modificado al instalarse las dependencias de una sucursal del Banco de España; hoy está ocupado por dependencias municipales.
Por desgracia, actualmente la casa Millán, mejor dicho, lo que queda de ella, su fachada, se halla en un lamentable estado. Su futuro no es muy halagüeño. En esta fachada, que procede de una modificación al gusto modernista de la original mucho más sencilla, destacan las ménsulas de los voladizos de los balcones, las tracerías de los antepechos de sus ventanas inferiores y su mirador de hierro fundido, con cresterías y calados. Su futuro es más que incierto.
Itinerarios urbanos
Para finalizar, me gustaría sugerir que se trazara un itinerario turístico que empezara a partir del mercado Ingeniero Torroja, para seguir hacia el museo, la capilla de la Caridad, la del Cristo de la Alameda, el edificio de la familia Gaggero, el de Pérez Villalta, el auditorio Millán Picazo, el paseo de la Hispanidad, la factoría de salazón, el parque de las Acacias con el edificio de la Mancomunidad, el Hotel Reina Cristina, las murallas del lado sur del paseo de la Conferencia, si es que alguna vez son restauradas y puestas en valor, y terminara en el fuerte de la Isla Verde, una vez se haya concluido su restauración.
Otro itinerario turístico empezaría en los restos del acueducto de la Bajadilla, para seguir por el barrio de San Isidro, Plaza Alta, iglesia de Ntra. Sra. de la Palma, capilla de Ntra. Sra. de Europa, Ayuntamiento, murallas medievales de la avenida de Blas Infante, y finalizaría en la Escuela de Arte.
A estos itinerarios urbanos habría que añadir otros por las pantallas militares hacia Pelayo, donde se visitaría el sector público de Huerta Grande, en cuyo pabellón de información turística se debería promover los lugares de interés turísticos de Algeciras, no de Tarifa; el parque del Centenario, con sus búnkeres y las ruinas del fuerte de San García, tras ser restauradas y puestas en valor; el faro de Punta Carnero y las torres del arroyo del Lobo y del Fraile. Para facilitar el acceso al faro, sería necesario construir un carril peatonal a lo largo de la carretera y otro para acceder a las torres del Fraile y del Lobo. Otro itinerario sería hacia la barriada de El Cobre, donde se podría ver el acueducto, ojalá sin las casas que lo emparedan en su mitad, el puente sobre el río de la Miel, los molinos y la Garganta de El Capitán.
Algeciras tiene mucho que ofrecer si se sabe sacar partido. Los primeros que tenemos que creer en ello somos los propios algecireños y no vendría mal inspirarse en lo que se lleva a cabo en otras poblaciones. Quizás sea un proyecto utópico, pero ¿por qué no se puede hacer realidad?
De interés para los lectores
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