Navegación por siete soles y siete lunas
MEDINA
Si el Festival "7 Soles 7 lunas" nació con el objetivo de promover un diálogo intercultural entre los Países de las costas bañadas por el Mediterráneo, estos buenos propósitos se cumplieron en Medina Sidonia, que lo acogió el sábado por la noche por tercer año consecutivo. Es un encuentro esperado todos los años, que no pasa desapercibido para los que aman la música y todas manifestaciones paralelas. En una noche más bien fresca y quizás con menos público que otros años, el grupo portugués "Navegantes", por espacio de poco más de una hora y cuarto hicieron un significativo y bello viaje por los distintos estilos de la música popular del país vecino. Había cierta expectación por conocer qué sorpresa depararía esta ocasión el grupo anunciado dentro del festival y la verdad sea dicha, la banda formada por José Barros, Miguel Tapadas, Vasco Souza, Carlos Santaclara y Abel Batista para nada defraudaron. El grupo creado hace justo 10 años procedentes de la región de Sintra, a tan sólo 16 kilómetros de Lisboa, durante la noche asidonense interpretaron más de una docena de composiciones populares y autóctona de su país, con las que les cantan al mar (del que toman su nombre), a la tierra y el campo, al trabajo, a la partida del emigrante, al amor y al desamor, romances, leyendas, historias, música de todos y cada uno de los rincones de Portugal que han ido perviviendo en el tiempo. Navegante, Salva Verde, los romances de Gerinaldo o del Príncipe, María Falla o el romance galaico portugués Los tres pastores, fueron algunas de estas canciones populares que más gustaron al público: Para ello se acompañan y cuentan con una destacada participación los instrumentos tradicionales de su país: la viola braguesa, el cavaquinho, el bandolín, el violín, el acordeón, la gaita y percusiones tradicionales portuguesa, en directa relación con otros instrumentos más comunes como los sintetizadores, batería y bajo. Los músicos portugueses prometieron en la cita que tenían en Medina un gran espectáculo donde la música alegre siempre tan ligada a las tradiciones de su país, dejara también un espacio a los sentimientos, en una en una fusión de colores y sonido.
Cumplieron de sobra y es que este Festival es una gran oportunidad para artistas, instituciones, jóvenes pertenecientes a las ciudades de la Red para extender los propios horizontes salvaguardando y potenciando las propias culturas e identidades, propiciando de este modo una especie de lenguaje común del Mediterráneo, una "koiné dialektos", constituido por la exaltación de la riqueza de sus diferencias y de las uniones que estas diferencias producen. /A.J.CANDÓN
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