Ada invisible en la Plaza Alta al compás de las chirigotas

Las adas populares son una de las señas de identidad más particulares del Carnaval en Algeciras, cuando cientos de niños disfrazados corretean por las calles y plazas del municipio mientras los mayores degustan especialidades gastronómicas generalmente ligadas al mar.

El algecireño de pura cepa no comprende que al visitante -y también a algún autóctono- hay que explicarle en qué consiste un ada y por qué este sufijo se convierte en sustantivo cuando llega la época de los carnavales. Ejemplos históricos de adas son la adobada de La Bajadilla, la ortigada de la barriada de San Isidro, la fritada de la playa de Getares o la chorizada de la Peña Ferroviaria. Mención aparte merece la Inesperada, organizada por la Peña carnavalesca Cine Cómico que, cada año, ofrece un manjar diferente en la calle Fuente Nueva.

Si nos atenemos a la teoría, la reina de las adas debería ser la Gran Ada de la Plaza Alta, donde las asociaciones de vecinos se congregan durante el primer sábado de Carnaval para ofrecer las especialidades del resto de las "adas periféricas". Así lo marca la tradición, aunque la realidad y los bolsillos más vacíos de la cuenta suelen chocar con los hábitos algecireños.

Este sábado, 17 de febrero, solo la Casa Regional de Ceuta en el Campo de Gibraltar y la Federación de Asociaciones de Vecinos de Algeciras (Fapacsa) han participado en la cacareada ada popular, muy alejada del esplendor y el dispendio. Unos platitos con gambas (¿una gambada?) han sido el único alimento que ha circulado por la Plaza Alta. Ha sido, por tanto, una ada invisible, más que otra cosa. Y sin varita mágica que lo remedie. A fin de cuentas, nos encontramos en plena Cuaresma, época de ayuno y abstinencia.

A falta comida, sí hubo música con la actuación de diversas agrupaciones carnavalescas locales protegidas del sol y el calor bajo una carpa. El buen tiempo ha animado a los algecireños, que se han echado a la calle.