Ocio
El tiempo para el puente en el Campo de Gibraltar

Un gigante tecnológico rumbo a la Luna: así es el módulo europeo que llevará astronautas a la primera estación espacial lunar

Airbus acaba de terminar la construcción del ESM-4, una pieza clave del programa Artemis que promete cambiar nuestra relación con el espacio profundo

Airbus completa el cuarto módulo europeo para la misión lunar Artemis de la NASA

This browser does not support the video element.

Así es el cuarto módulo europeo para la misión lunar Artemis de la NASA fabricado por Airbus / Vídeo: Airbus
Manuela Núñez

10 de noviembre 2025 - 19:48

En las instalaciones de Airbus en Bremen, Alemania, un gigante tecnológico de casi cuatro metros de altura y diez toneladas de peso espera su viaje más importante.

Es el cuarto Módulo de Servicio Europeo, una nave que no tripula pero que mantiene con vida a quienes sí lo hacen.

Dentro de poco cruzará el Atlántico rumbo a Florida, donde se convertirá en parte esencial de un proyecto que parecía ciencia ficción hace apenas una década: construir una estación espacial permanente alrededor de la Luna.

La pieza invisible que lo hace todo posible

Si el programa Artemis fuera una orquesta, el Módulo de Servicio Europeo sería ese músico discreto pero imprescindible sin el cual nada suena.

Mientras la cápsula Orion acapara titulares como el hogar de los astronautas, el ESM trabaja en silencio desde abajo, literalmente.

Instalado bajo la cápsula de tripulación, este cilindro plagado de tecnología europea se encarga de todo lo que mantiene viva una misión espacial: impulsa la nave, genera electricidad, regula la temperatura, proporciona agua y oxígeno.

"Estamos a un paso de una nueva era espacial", explica Ralf Zimmermann, responsable de Exploración Espacial de Airbus, con ese entusiasmo contenido típico de los ingenieros aeroespaciales.

Y no exagera. El ESM-4 viajará en la misión Artemis IV, aquella que tiene el encargo de llevar hasta Gateway el primer módulo de habitación permanente.

Gateway, ese nombre que suena a puerta de entrada, será exactamente eso: el portal desde el que la humanidad dará el siguiente salto, quizás hasta Marte.

Un rompecabezas tecnológico de diez países

Lo fascinante del ESM-4 es que es toda una hazaña de colaboración continental.

Airbus Defence and Space ha coordinado a subcontratistas de toda Europa para ensamblar este rompecabezas tecnológico.

Thales Alenia Space, desde Italia, ha desarrollado el sistema que mantiene el interior entre 18 y 24 grados, esa temperatura perfecta de salón que permite a los astronautas trabajar sin tiritar ni sudar.

Lo logra radiando el calor sobrante hacia el vacío espacial mientras, paradójicamente, mantiene alejado el frío extremo del exterior.

Características del ESM-4 de Airbus para la misión Artemis. / AIRBUS

Cuatro paneles solares se despliegan como pétalos metálicos alrededor del módulo, girando constantemente para seguir al sol como girasoles espaciales. Juntos generan 11,2 kilovatios, suficiente para iluminar dos casas familiares completas aquí en la Tierra.

Pero hay un detalle curioso: el ESM apenas consume el 10% de esa energía.

El resto alimenta la cápsula de tripulación y carga las baterías que serán cruciales cuando la nave entre en la sombra de la Luna o cuando, al final de la misión, el módulo de servicio se separe y la cápsula regrese sola a casa.

Treinta y tres motores para bailar en el espacio

Si hay algo que impresiona en el ESM-4 es su colección de motores: 33 en total, cada uno con su función específica.

El protagonista es un veterano, un motor reutilizado de los antiguos transbordadores espaciales de la NASA que genera suficiente fuerza -26,5 kilonewtons, para ser precisos- como para escapar de la gravedad terrestre y lanzar la nave hacia la Luna.

Es el empujón definitivo que convierte un satélite en órbita en una nave interplanetaria.

Pero los 32 motores restantes no son secundarios. Ocho actúan como respaldo del motor principal y corrigen la trayectoria cuando hace falta.

Los otros 24, más pequeños, son los que permiten a Orion girar, rotar y posicionarse con la delicadeza necesaria para acoplarse a otra nave o a la estación Gateway. Son como los propulsores de maniobra de un barco, pero en el vacío absoluto.

Lo más notable es que todo este ballet mecánico funciona con una autonomía asombrosa. Los astronautas no tienen que preocuparse de ajustar constantemente los paneles solares o regular la temperatura.

El sistema lo hace solo, controlado desde la cápsula pero ejecutándose automáticamente. "Queremos que los astronautas se concentren en lo realmente importante", resume un portavoz de Airbus.

Traducción: que se dediquen a la ciencia y la exploración, no a hacer de fontaneros espaciales.

Gateway: la casa en medio de ninguna parte

La misión del ESM-4 tiene un propósito concreto que va más allá de dar vueltas a la Luna.

Artemis IV transportará el Módulo Internacional de Habitación, el Lunar I-Hab, que será la primera pieza habitable de Gateway. Imaginemos una estación espacial, pero no orbitando la Tierra como la ISS, sino flotando alrededor de la Luna, a casi 400.000 kilómetros de casa.

Daniel Neuenschwander, director de Exploración Humana y Robótica de la Agencia Espacial Europea, lo describe con orgullo institucional: "Este hardware de última generación demuestra nuestra capacidad para contribuir a grandes asociaciones internacionales".

Más allá de la retórica oficial, Gateway supone algo revolucionario: un laboratorio permanente en el espacio profundo, un punto de repostaje para misiones más lejanas, un lugar donde ensayar tecnologías que algún día llevarán humanos a Marte.

La misión Artemis I, que voló sin tripulación, ya demostró que estos módulos europeos funcionan mejor de lo esperado.

Los paneles solares produjeron más energía de la prevista, un margen extra que será invaluable cuando las misiones se compliquen y se alarguen.

Cada pequeña mejora cuenta cuando estás a días de distancia del planeta más cercano.

El próximo capítulo de una historia antigua

Cuando el ESM-4 llegue al Centro Espacial Kennedy en las próximas semanas, comenzará una fase de pruebas exhaustivas antes de unirse a su compañera, la cápsula Orion.

Juntas formarán la nave que, si todo va según lo planeado, escribirá el siguiente capítulo de una historia que comenzó cuando los humanos miraron por primera vez hacia arriba y se preguntaron qué había más allá.

La entrega del cuarto módulo no es solo un hito técnico. Es la confirmación de que Europa mantiene un papel protagonista en la exploración espacial del siglo XXI.

Mientras la NASA lidera el programa Artemis, la ESA aporta la tecnología que lo hace viable.

Es una asociación que recuerda que las grandes aventuras de la humanidad, especialmente las que ocurren a cientos de miles de kilómetros de casa, siempre han sido proyectos colectivos.

Pronto, el ESM-4 cruzará el océano para prepararse para su destino final: el espacio profundo.

Y cuando lo haga, llevará consigo no solo tecnología europea, sino también la promesa de que la Luna, esa compañera silenciosa que lleva milenios observándonos, está a punto de recibir inquilinos permanentes.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último